La
educación general a estas alturas del siglo XXI debería hacer balance y
valorar si las nuevas generaciones conocen bien y adecuadamente su
historia contemporánea. El dato sobre el Holocausto que recuerda que no solamente se asesinó a la población judía europea no debería seguir siendo curioso o llamativo. Para el régimen nazi la homosexualidad era una «enfermedad que creaba degenerados». Algo a erradicar, por lo que se hicieron 'Listas Rosas'
que llevaron a la represión y muchos a la muerte en las prisiones y los
campos de concentración nazis. Este artículo es una breve historia del triángulo rosa que sirvió para «marcar» a estas personas y que en la década de 1970 se convertiría en el primer símbolo de orgullo para la comunidad gay
Todo el aparato represivo de prisiones y campos de concentración para
los enemigos del régimen, derivó en un sistema de aniquilación de los
judíos europeos: la barbarie del Holocausto. Gran parte de esa población reclusa acabaría dentro de la planificación que se definió por los nazis como la «solución final», que no fue otra cosa que el exterminio de los judíos de Europa.
La estructura represiva de la red de campos de concentración se fue
construyendo desde los inicios de la transformación del Estado germano
en un régimen totalitario. Sin embargo, las cárceles alemanas ya tenían presos homosexuales antes de que en 1933 Hitler llegase al poder.
Los hombres cuya orientación sexual se consideraba «no natural», fuera
de la «relación tradicional hombre-mujer», sufrían el rigor del artículo 175 vigente desde 1860 del Código Penal prusiano que penaba las relaciones homosexuales masculinas.
Por eso, cuando los nazis criminalizaron por sistema a gais, lesbianas y travestidos al extremo de incluirles en la red de campos de exterminio, se calcula -según estimaciones del investigador Rüdiger Lautmann- que en las prisiones germanas estaban recluidos ya en 1935 más de 50.000 homosexuales hombres, acabando la mayoría en los campos de concentración nazis durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial.
Las cifras totales de personas represaliadas y asesinadas por su
condición sexual no cuentan con datos exactos, por la destrucción casi
total de documentos en los campos desde 1944. Partir de la cifra de la población reclusa homosexual antes de la guerra resulta engañoso, pues los nazis incluyeron delirantes «clasificaciones de homosexualidad» acabando prisionera en un campo cualquier persona sospechosa de no atenerse a la «natural heterosexualidad».
Además, dentro del triángulo rosa invertido que servía de distintivo a estos presos homosexuales existieron «subcategorías» como la de judío-homosexual o mujer judía-lesbiana a los que se les superpuso un triángulo amarillo para formar la estrella de David
que les señalaba como judíos y homosexuales. Como cabe deducir, sus
condiciones en los campos fueron las más ínfimas (más infrahumanas que
nadie). Estas personas sufrirían la represión y marginación hasta de sus
compañeros del campo, pues se abusaría de su débil posición en la
«jerarquía» de los tipos de prisioneros respecto a otros presos. Tampoco
habían sido registradas sus detenciones, siendo indiscriminadas la
mayoría de las veces, por lo que la cifra de víctimas homosexuales en el Holocausto oscila en un amplio margen de entre las 200.000 y el millón de personas.
Sistema
de distintivos de clasificación de los prisioneros en campos de
concentración. El triángulo rosa es empleado para las categoría de
presos homosexuales. Fuente imagen
Hay que matizar también, lo que hace más complicado verificar cifras y datos, que las lesbianas y mujeres bisexuales no serían perseguidas sistemáticamente, como ocurrió con los hombres homosexuales, para los que se creó incluso una oficina policial específica dentro de la Gestapo. En realidad, la mayoría de estas mujeres solían ser marcadas con el triángulo negro
que etiquetaba a los «asociales» como eran considerados, según la
ideología nazi, grupos de personas tan dispares como los gitanos, las
prostitutas o las mujeres que usaban anticonceptivos(!). Para los nazis
las lesbianas podían ser «reconducidas y utilizadas» como mujeres heteros para el recreo de los hombres, por lo que la mayoría fue forzada a prostituirse formando parte de los burdeles
creados en los campos de concentración para los guardias y prisioneros
con privilegios que ayudaban en la represión de sus compañeros.
Acabada la guerra, las denuncias y las investigaciones sobre el Holocausto se concentraron en el caso judío. Y fue así no solamente por suponer la mayor infamia de las cometidas en los campos de concentración transformados muchos en campos de exterminio. El olvido y el desconocimiento sobre el «genocidio homófobo» tendría que ver con los prejuicios existentes sobre la homosexualidad
en muchos lugares del mundo y en Alemania en concreto (el prusiano
artículo 175 no se abolió hasta 1969). Seguía, en cierta manera, latente
la mentalidad conservadora que promulgaba el matrimonio heterosexual
como única forma de promover y fomentar el necesario incremento de
natalidad, vital para el desarrollo de una nación. Idea radicalizada por
los nazis para la consecución de su expansión de la raza aria. Así, hasta la década de 1970 no se comenzaría a incluir al colectivo homosexual en las investigaciones sobre las víctimas del Holocausto.
La fotografía original que encabeza el artículo, donde se ha dado color a los triángulos rosas
A mediados de los 70 se comienza a utilizar el símbolo del triángulo rosa entre los activistas por los derechos de la comunidad gay tanto en Europa como en EEUU. Recuperan este símbolo para recordar el genocidio nazi sobre los homosexuales y dignificar la memoria de estas víctimas,
sirviendo como enseña que representase la unión del movimiento gay a
nivel mundial. Este icono tendrá éxito y en la década siguiente (1980),
la ACT-UP (Aids Coalition to Unleash Power), un movimiento social contra la estigmatización del colectivo gay por la epidemia del SIDA, difundiría internacionalmente la figura del triángulo rosa invertido como «bandera» del sentimiento de lucha por sus derechos de estas personas.
Sin embargo, el triángulo rosa convivió con otros iconos gais y fue a la larga sustituido por la bandera arcoíris. Un símbolo consolidado mundialmente como símbolo del orgullo gay,
que ondea desde el 25 de junio de 1978 en San Francisco y que los
avances sociales han reunido bajo su significación a otros colectivos
como las personas trans. Bandera del arcoíris, sucesora del triángulo rosa, que continua hasta hoy día simbolizando la necesidad de garantizar los derechos conseguidos por estos colectivos, objeto todavía de discriminación y criminalización por ley en muchos países.
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