Los reformatorios para mujeres durante el franquismo
Los reformatorios para mujeres durante el franquismo
Isabel Genovés Estrada

 

Los curiosos ojos de Hipatia continúan repasando páginas de nuestra historia más reciente hoy lo hacen con los reformatorios para menores, eran auténticas cárceles para las que eran rebeldes, rojas… todas tenían que ser salvadas porque eran pecadoras o iban a pecar, funcionaron durante todo el franquismo y durante bastantes años de la transición, hasta 1984. A veces los recuerdos son traicioneros, y solamente recordamos aquello que queremos recordar, el bienestar de algunos no desmiente el malestar de otros, y viceversa. Seamos capaces de volver a nuestro pasado, para seguir hacia el futuro sin rémoras, con más conocimiento.

La mayor parte de la sociedad desconocía la existencia de estos centros, y por supuesto lo que ocurría en ellos, oficialmente fueron concebidos como centros de beneficencia y reeducación. Estaban incluidos en el sistema penitenciario español, dependían del Patronato de la Mujer, que a su vez formaba parte del Ministerio de Justicia. Normalmente el funcionamiento de los reformatorios era llevado a cabo por órdenes religiosas, como las Cruzadas Evangélicas o las Trinitarias, entre otras. Los distintos centros fueron el reformatorio de San Fernando de Henares, Adoratrices, Buen Pastor, Oblatas… El fin último que se perseguía era el del adoctrinamiento de las mujeres recluidas en ellos, en contra de su voluntad.

Pero cómo llegaban las adolescentes a estos centros, muchas veces eran sus propios padres o familiares quienes las encerraban en ellos, a veces pagaban la estancia de sus hijas en estos centros, con la confianza de que fueran “enderezadas”. Otras veces eran denunciadas por no actuar de manera acorde con la moralidad de la época, asistir a manifestaciones, no vestir adecuadamente, fumar, o simplemente estaban embarazadas. El Patronato de la Mujer se hacía cargo de la guardia y custodia de las menores, hasta los veinticinco años, dato curioso ya que la mayoría de edad en ese momento estaba fijada en los veintiún años. Entraban en un mundo que se apartaba de la realidad del exterior, las vejaciones eran el pan de cada día. La estancia en los reformatorios dependía de los informes realizados por las religiosas, que tenían en cuenta el comportamiento de las adolescentes, sujeto como no, a criterios poco ortodoxos la obediencia, la redención a través del trabajo, las ideas políticas propias o familiares, las creencias religiosas… Las jóvenes eran trasladadas a otros centros sin previo aviso, con esto conseguían que no hubiera amistades entre ellas. Era una forma de castigo, también utilizaron las celdas de aislamiento para lo mismo. Intentaban anular sus personalidades, aislarlas para que fueran conscientes de su vulnerabilidad, querían transformar a las mujeres imponiéndoles su “moralidad”. Otro tema eran las jóvenes que llegaban a estos centros embarazadas, con el tiempo se han abierto serias dudas respecto a la legalidad de las adopciones de bebés que se realizaron en ellos. Algunos de ellos ligados en la actualidad a las investigaciones sobre los robos de bebés. Las jóvenes embarazadas eran llevadas al centro de Peña grande, el robo de bebés era algo normalizado, las buenas familias católicas eran las destinatarias de estos niños. La presión sobre las jóvenes para que diesen a sus hijos en adopción, se hacía por parte de las propias familias y la más fuerte era ejercida por el mismo centro.

Roura en su libro recoge algunos de los expedientes de las jóvenes que fueron llevadas a los centros del Patronato, las razones que se esgrimen para encerrarlas dan auténtico pavor, por baladís. Los expedientes están numerados, en este artículo no los incluimos por si alguno ha sido identificado por la persona correspondiente, si quieren más datos les recomendamos la lectura del libro. Por ejemplo, uno de los expedientes dice que una joven de veintidós años, no se ha comprobado nada de lo que declaró al ingresar. Lo único cierto es que mantenía relaciones ilícitas con un joven con el que dice se quiere casar. Por eso la encerraron. Otro dice, de una joven de diecinueve años, huérfana de padre, madre enferma mental, que la lleva la policía por encontrarla vendiendo tabaco. Seguimos, joven con veinte años, se fugó de su domicilio en varias ocasiones, sus padres la internan para que la reformen.

El régimen de Franco quería imponer un patrón de moralidad, y aplicarlo desde la infancia. Muchas de estas jóvenes acabaron en manicomios, a pesar de no tener ningún problema mental. Las locas no molestaban, los suicidios se ocultaban, al igual que los intentos de fuga. Las mujeres que estuvieron en estos centros, de alguna manera se las marcó para el resto de su vida. Pero lo peor de todo es el olvido histórico que han sufrido estos hechos.

A través de las siguientes palabras me gustaría que recordaran cómo era la situación de algunas mujeres durante la dictadura. … la represión de las mujeres con frecuencia adquiría unas formas poco visibles, de esa violencia que se ha denominado «encubierta»; mujeres señaladas o familiares de represaliados que sufrieron ostracismo social, divorciadas obligadas a regresar con sus maridos, viudas, madres o hermanas que no pudieron expresar su dolor, jóvenes forzadas a asistir a bailes en homenaje a soldados, víctimas de violencia sexual, mujeres que caen en la pobreza por la desaparición del cabeza de familia, o el embargo de los bienes familiares. Se ha hablado, en este sentido, de represión psicológica, que afectó de forma especial a estas mujeres sometidas a un férreo control político, social y moral. Por último, otra forma de represión sexuada fue el uso perverso del lenguaje, que definía a las mujeres de izquierda como individuas peligrosas o sujetas de dudosa moral, nunca señoras o señoritas (Moreno en: Nash, Del Arco, 2013: 4).

Bibliografía:

  • ALCALDE, Carmen (1996), Mujeres en el Franquismo: Exiliadas, nacionalistas y opositoras, Barcelona, Ed. Flor del Viento.
  • CUEVAS, Tomasa (1986), Mujeres de las cárceles franquistas, 2 vols., Barcelona, Sirocco.
  • GARCÍA DEL CID GUERRA, Consuelo (2012), Las desterradas hijas de Eva, Granada, Algón Editores.
  • NASH, Mary, dir., DEL ARCO BLANCO, Miguel Ángel, dir., (2013), Represión resistencias memoria. Las mujeres bajo la dictadura franquista, Granada, Comares.
  • NASH, Mary (1999), Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, Madrid, Taurus.
  • ROURA, Assumpta (1998), Mujeres para después de una guerra: una moral hipócrita del franquismo, Barcelona, Ed. Flor del Viento.


Fuente → losojosdehipatia.com.es

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