Expertos europeos ante el proceso constituyente: “El caso chileno puede ser una oportunidad para experimentar nuevos instrumentos de participación directa”

Expertos europeos ante el proceso constituyente: “El caso chileno puede ser una oportunidad para experimentar nuevos instrumentos de participación directa”

Mecanismos de participación y deliberación directa" fue el tema de la sesión de hoy del ciclo “Contrapuntos Chile-Unión Europea para el proceso constituyente”, organizado por la Unión Europea en Chile y universidades chilenas, y transmitido por El Mostrador. La italiana Sabrina Ragone (Universidad de Bolonia) y el español Oliver Escobar (Universidad de Edimburgo) abordaron este asunto, clave para la legitimidad del proceso democrático a nivel global y para el trabajo de la Convención Constitucional. “En ambos lados del charco estamos todavía ante un contexto en el que nuestros mecanismos democráticos se basan principalmente en instrumentos representativos. Pero creo que las instancias de participación directa siguen exigiéndonos ser reforzados”, señaló Ragone. Respecto a la experiencia comparada, Escobar advirtió que “el campo de la innovación democrática es un campo de fallos hermosos y éxitos problemáticos” y “hay cosas que se pueden tomar inspiración, pero otras tienen que ser únicas para responder a realidades únicas del país”.

“En el contexto de crisis de deslegitimidad que vive Chile, los mecanismos de participación son claves para el proceso constituyente”. Esa fue una de las reflexiones de la académica de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Pamela Figueroa, que sirvió para guiar el debate sobre “mecanismos de participación y deliberación directa”, el tema principal de la sesión de hoy del ciclo “Contrapuntos Chile-Unión Europea para el proceso constituyente”, transmitido por El Mostrador.

Para tratar este tema, participaron en esta jornada del encuentro organizado por la Unión Europea en Chile y universidades chilenas, la italiana Sabrina Ragone, profesora titular de Derecho Público Comparado de la Universidad de Bolonia, y el español Oliver Escobar, profesor de Políticas Públicas en la Universidad de Edimburgo, a cargo del Área de Innovación Democrática del Edinburgh Future Institute.

Los invitados abordaron qué mecanismos de participación participativa y deliberativa pueden complementar las instituciones representativas de la democracia, un tema clave para la legitimidad del proceso democrático a nivel global y vinculado también al reglamento de funcionamiento de órganos constituyentes.

Sabrina Ragone dio el vamos a la exposición, asegurando que "en ambos lados del charco estamos todavía ante un contexto en el que nuestros mecanismos democráticos se basan principalmente en instrumentos representativos. Pero creo que las instancias de participación directa de codecisión y de consulta de alguna manera siguen cada vez más pidiéndonos una reflexión y exigiéndonos ser reforzados. Desde esta perspectiva, me parece que la experiencia chilena puede representar una ocasión para experimentar nuevos instrumentos".

"Quizás, efectivamente, hoy ya no se pueda hablar de complementar los instrumentos representativos, sino de ponderar y sumar instrumentos de participación directa. Creo que hace falta canalizar movimientos populares a través de mecanismos participativos que puedan dar reconocimiento a esos movimientos, otorgándole al mismo tiempo legitimidad a los procesos de decisión, subiendo su nivel de legitimidad. Claramente hay un abanico amplio de instrumentos distintos que pueden tener finalidades distintas y también, como veremos, pueden tener efectos jurídicos distintos, desde efectos, digamos, de naturaleza consultiva hasta efectos obligatorios", añadió, como las votaciones online.

Sin embargo, Ragone afirmó que "tenemos que tener en cuenta que para evitar procesos de exclusión opuestos, es decir, de exclusión de personas mayores o de los que no tienen acceso a esos instrumentos, tendríamos que compatibilizar esas nuevas formas participativas con formas tradicionales de participación. Creo que estamos desde esta perspectiva a medio camino, porque ambas formas, las más modernas y las más tradicionales, hacen falta para asegurar la participación".

Para Ragone, es necesario "favorecer la participación y compensar el desprestigio. Quizás la falta, digamos, la reducida confianza que hay ahora en la clase política que lleva años difundiéndose a ambos lados del charco. Sin duda es un fenómeno que hemos visto en Europa o lo hemos visto durante y tras la crisis financiera. Es en especial en los últimos años y en muchos partidos políticos nuevos que se han formado justamente en respuesta a la clase política tradicional. Entonces conectado con este fenómeno político también tenemos la necesidad y la exigencia por parte de la población de nuevas formas de participación. Y creo que como cómo se plantea en el concepto de ese seminario, la clave aquí es cómo subir la legitimidad, porque la legitimidad formal del proceso decisorio se deriva del respeto de los procedimientos y de las reglas formales. Pero cada vez más hace falta acompañarla por lo material. Lo sustancial que se deriva de la participación, de la consecuente aceptación y efectividad de las decisiones, de las decisiones políticas".

En el caso de la Convención Constitucional, "me parece que ya la composición, que es un elemento clave, demuestra esta voluntad. En el caso chileno ya se ha mencionado los elementos de género a la representación de grupos indígenas, ya digamos, en la misma composición de la Convención, tienen algunos elementos positivos". Pero eso puede ser complementado -según propone- con mecanismos de consulta de expertos, la publicidad de estas consultas y las opiniones de los expertos; propuestas de iniciativas, de redacción de artículos; mecanismos de discusión aprovechando a las nuevas tecnologías, entre otras.

Esto anterior es en la fase de redacción. Ya en la fase final, "se pueden pensar en instrumentos que favorezcan también la participación de aquellos que todavía no hayan conseguido, por ejemplo, la mayor edad y que estén a punto. Es un debate que se dio, por ejemplo, cuando se estaba hablando del referéndum sobre el Brexit y se ha hablado también en otros contextos", añadió.

¿Cuáles pueden ser los instrumentos que se involucren, que se incluyan en el marco constitucional? "He intentado pensar comparativamente en un breve listado que incluya tanto los más tradicionales como otros, un poco más más recientes. Súper tradicional. La iniciativa legislativa popular. Aquí claramente hacen falta requisitos, como por ejemplo el número de firmas, una serie de requisitos formales. Lo que sí vemos comparativamente es que se suele favorecer la iniciativa popular. Por ejemplo, las propuestas, los proyectos de ley suelen, digamos, perder su validez al final de una legislatura. Lo que puede pasar, es que se puede establecer, es que si se trata de una iniciativa legislativa popular, el final de la legislatura no lo bloquee y se pueda seguir debatiendo y discutiendo en la legislatura siguiente, que sería una forma de, digamos, preferencia entre comillas para la iniciativa legislativa popular. O se podrían establecer un número de firmas que no sea tan alto como para obstaculizar este tipo de instrumento".

O "las distintas formas de referéndum, de consulta o de plebiscito. Sabemos que cada sistema los denomina de forma distinta. Hay sistemas donde hablar de plebiscito puede parecer, digamos, algo, algo negativo, despectivo y otros donde el referéndum en sí se denomina así. No importa. Lo que sí me interesa es destacar que hay varios tipos, como decía antes, que pueden tener efectos jurídicos y políticos distintos, referéndum consultivos o, digamos, instrumentos de participación consultivas que se pueden establecer sobre decisiones políticas relevantes. La experiencia comparada nos enseña que al final muchas veces se transforman en políticamente obligatorios. Aunque sean consultivas, así que es algo que hay que tener en cuenta a la hora de, digamos, regular en la Constitución".

Finalmente, "hay también formas de consultas de distintos grupos, por ejemplo, por territorio, y se podrían incluir en la Constitución, no digamos un referéndum consultivo del electorado entero, sino según los intereses involucrados. Que haya consultas por distintos grupos".

Algunos casos de éxito, ensayo y error

Junto con compartir lo planteado por Sabrina Ragone, el español Oliver Escobar se centró en el lado de este tipo de decisiones. "Lo cierto es que la crisis de legitimidad no es una cosa que solo se aplique a Chile, claro. Y ahí está la oportunidad para que aprendamos del momento en el que estamos a nivel global. Hemos estado y estamos en medio de una recesión democrática. Hay varios indicadores que en los últimos diez años nos demuestran que los sistemas políticos democráticos han estado bajo una presión tremenda y bajo esa presión su capacidad para actuar se ha visto desafiada. Esas dificultades, no tener capacidad para actuar ante problemas complejos, ante desigualdades socioeconómicas complejas, ante un momento a otro a nivel global muy desafiante, nuevo, se traduce en una falta de legitimidad. Entonces, la capacidad para actuar y la legitimidad para actuar van mano a mano. Y esto requiere instituciones que son capaces tanto de movilizar la capacidad para actuar como de tener la legitimidad para esa acción".

"Y eso en un momento constituyente como éste es importante y sobre todo por la historia reciente de Chile y un poquito el proceso por el cual se llega a este momento constitucional", indicó.

"Hay un estudio a nivel global de 2017, que muestra un crecimiento en la brecha entre la gente que es políticamente rica y la gente que es políticamente pobre. Son desigualdades de poder e influencia que luego, claro, crea un espacio que se puede rellenar con distintas cosas. En algunos países ha habido populismos destructivos que han emergido para rellenar ese vacío y en otros países ha habido un movimiento de cara a la reforma democrática, de cara a la innovación democrática, y esto lo vemos en distintas partes del mundo. Entonces son tendencias interesantes, reconocibles en distintos países. Claro, tratar de extraer lecciones desde ese contexto para construir lo que es la arquitectura política del muro de este importante momento constituyente para Chile requiere tener cuidado porque las lecciones internacionales tienen sus límites", dijo.

"No hay una parte fundamental en todo esto, que es ese conocimiento político institucional, de cómo construir esa capacidad y esa legitimidad que no se puede hacer simplemente trasplantado cosas de otros países tiene que estar. Hay cosas que se pueden tomar inspiración, pero luego hay cosas que tienen que ser únicas para responder a realidades únicas del país la diversidad de sus gentes, la variedad de sus prioridades, etcétera. Pero hay casos que han sido muy ilustrativos, no sobre todo en los últimos 10, 15 años", dice, recordando el proceso constitucional en Islandia.

"El campo de la innovación democrática es un campo de fallos hermosos y éxitos problemáticos, porque no hay casos claros que sean absolutamente perfectos, pero hay casos. El caso islandés es un fallo hermoso en el sentido de que el proceso se aprendió mucho sobre las prácticas participativas, las prácticas deliberativas, como secuenciar y diseñar el proceso. Pero al mismo tiempo también mostró su debilidad, que es que si no se hace en coordinación y coherentemente con el sistema representativo, pues el problema con la Constitución islandesa, como algunos sabrán, es que llegó un momento en que aunque estuvo aprobado por referendo, hubo un cambio en el Parlamento después de unas elecciones y la Constitución nunca se ha llegado a implementar".

"Lo que aprendimos allí es que a menos que entendamos que las prácticas representativas, participativas, deliberativa y asociativas, que son todas las prácticas constituyentes de la vida democrática, a menos que se diseñan de manera coherente, siempre hay un riesgo", añade.

"Lo fundamental no es verlas en sí mismas como el único modelo o espacio que cuenta, sino como uno de los muchos espacios que se pueden construir dentro de esa arquitectura política para responder al momento constitucional. Y para mí eso es una de las lecciones fundamentales. No, no sobre Islandia o Irlanda, o incluso de Escocia, donde también estamos usando asambleas ciudadanas, presupuestos participativos y procesos de participación digitado. Lo que estamos tratando de hacer es diseñar sistemas en los cuales se maximiza las posibilidades de procesos que son que pueden ser complementarios", precisa.

Por ejemplo, "el espacio de la democracia asociativa es importante para movilizar los saberes de redes y comunidades. Los sistemas deliberativos o los procesos deliberativos son muy buenos para entrar en profundidad en asuntos complejos y con cuidado tratamiento, sopesarlo y llegar a conclusiones razonadas. Luego, lógicamente, los sistemas de referendo, pues, tienen una carga normativa poderosa porque marca a cada participante, en teoría, a cada miembro de la ciudadanía un voto. Estos mecanismos tienen sus pros y sus contras. Y la cuestión es cómo los pones en un sistema que es coherente para maximizar tanto la capacidad como la legitimidad. Y para ellos es el desafío de momentos constitucionales como éste, porque no es como si uno se puede sentar y diseñar en un papel. Como todo esto, va a funcionar nuestra evolución orgánicamente en base a las fuerzas y a distintas fuerzas cívicas y políticas".

El ciclo de debates “Contrapuntos Chile-Unión Europea para el proceso constituyente” es organizado por la Delegación de la Unión Europea en Chile, a través del Programa EUROsociAL+, junto con LEXEN, el Centro Interfacultades de Derecho, Economía y Negocios de la Universidad de Chile; el Centro de Estudios del Futuro de la Universidad de Santiago, y el Programa de Estudios Europeos de la Universidad de Concepción, en colaboración con El Mostrador.


Fuente → elmostrador.cl

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