En tiempos en que se suele utilizar las palabras ‘fascista’ y ‘nazi’ con demasiada frivolidad, es bueno leer libros como el que acaba de publicar Mónica G. Álvarez: «Noche y niebla en los campos nazis» (Ed. Espasa). La autora reconstruye la vida de once mujeres supervivientes del campo de concentración nazi de Ravensbrück. Entre las 132.000 mujeres capturadas de una cuarentena de países que sufrieron las vejaciones y torturas que se aplicaban en este campo había unas cuatrocientas españolas. De las once protagonistas del libro hay tres catalanas: Neus Catalán Pallejà, Mercedes Núñez Targa y Conchita Grangé Beleta. Elisa Garrido Gracia, Braulia Cánovas Mulero, Alfonsina Bueno Vela y Constancia Martínez Prieto, nacidas fuera de Catalunya vivieron en ella una buena etapa de sus vidas. Las otras cuatro mujeres cuya vida combativa y comprometida nos cuenta Mónica G. Álvarez son Olvido Fanjul Camín, Elisa Ricol López, Lola García Echevarrieta y Violeta Friedman.
«Aquellas mujeres fueron capturadas por sus ideales comunistas tras luchar en España contra el fascismo y huir principalmente a Francia para participar en la Resistencia como miembros destacados. Su función fue fundamental para que sus camaradas masculinos pudieran operar. En su lucha no les hizo falta empuñar un arma, pero sí saber combinar una vida cotidiana que las permitiera pasar desapercibidas con la complejidad de trabajar para la Resistencia «, nos cuenta Mónica G. Álvarez. Y también que «cada vez que un convoy llegaba a Ravensbrück, las deportadas sufrían a violencia de los SS y de las guardianas nazis ataviadas con látigos, pistolas y perros. A partir de este momento, iniciaban el ritual de la deshumanización despojándolas de sus ropas y de su identidad. Para los nazis, las mujeres dejaban de ser personas y se convertían en números de identificación que se agrupaban por barracones, según su condición de prisioneras: judías, gitanas, homosexuales, testigos de Jehová, delincuentes comunes, presas políticas…».
Todas merecen el homenaje que les rinde la autora: «Una vez detenidas, lo único que empujó a estas once mujeres a sobrevivir fue su creencia acérrima en la democracia, la justicia social y, sobre todo, la igualdad. Lejos de amilanarse ante las torturas sufridas a manos de los nazis se rebelaron para luchar contra la opresión y el totalitarismo y, una vez libres, la mayoría dedicó gran parte de su vida a levantar la voz para que nadie olvidase la tragedia del Holocausto. Su voz sigue siendo un ejemplo de heroicidad».
Estas once mujeres ya no están entre nosotros. Su vida, su testimonio, sí. Lo recoge muy bien «Noche y niebla en los campos nazis». Recomiendo su lectura. Especialmente a quienes hablan con demasiada ligereza de ‘nazis’, ‘fascistas’, ‘exiliados’ o ‘refugiados’.
Fuente → eltriangle.eu
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