El informe Gómez Egido. La oposición al franquismo en 1965
 
El informe Gómez Egido. La oposición al franquismo en 1965
César Luena

A diez años de comenzar la Transición democrática, el viejo socialista hizo un repaso sucinto en un texto de 7 páginas cuyo valor reside en que aporta una fuente de observación más de esa etapa final del franquismo que ya anticipaba los escenarios y comportamientos políticos futuros. Las principales conclusiones del informe son:

1. Pesimismo en torno a la estrategia a seguir del bloque monárquico, dividido entre tradicionalistas, con José María Pemán y el marqués Luca de Tena a la cabeza, y el grupo de tendencia liberal reunido a partir de Unión Española, liderados por Joaquín Satrústegui, “de tendencia europeísta y hombres de diálogo”, pero intransigentes en lo que se refería a la posibilidad de organizar un plebiscito para determinar la forma política del Estado. Es decir, una mezcla de inmovilismo e inflexibilidad.

2. Vagas esperanzas sobre el papel que pudiera adoptar la Iglesia española, pues aun “siendo aliada de la reacción”, Gómez Egido valoraba que los nuevos aires imprimidos por Juan XXIII, democratizadores, conducirían a que la Iglesia se desligase paulatinamente de su pasado franquista para colocarse en posiciones más ventajosas para ella, pero útiles, al fin y al cabo, para la sociedad española.

3. Los partidos republicanos eran nulos o prácticamente inexistentes en cuanto a fuerzas políticas de oposición.

4. Sobre los comunistas, Gómez Egido los calificaba, como desde 1939, deudores de su dependencia absoluta de Moscú, y describía un rechazo social amplio a su protagonismo, pues “los totalitarismos no van con el carácter español”. Según la versión que recogió en su informe, la fuerza del PCE estribaba en el impacto de sus emisoras Radio España Independiente, Estación Pirenaica y Radio Moscú, aunque, en realidad, todo era un espejismo por una razón fundamental: la defensa que las fuerzas obreras en ese momento hacían de la libertad, incompatible con los credos y maneras comunistas.

5. Sobre los anarquistas de la CNT, sin embargo, Gómez Egido redactó unas líneas llenas de esperanza, pues estaban dispuestos a ejercer tanto una estrategia como una retórica pragmática y cercana a los postulados del PSOE. Los excesos antisocialistas del socialismo libertario habían llegado su fin y se abría paso una nueva vía más táctica.

6. Para el PSOE, el veterano político y sindicalista reservaba el papel central en el futuro inmediato que había de llegar. Absolutamente confiado en la fuerza del PSOE gracias a su trayectoria histórica, pero también en su presencia en aquel momento en la sociedad española, particularmente entre los jóvenes, Gómez Egido sostenía que el PSOE sería llamado a ocupar un espacio de liderazgo “como una fuerza evidente que ha de jugar en un futuro próximo un papel decisivo y preponderante en la política española y en la reconstrucción democrática de nuestro país” , aunque le ponía deberes a la dirección en el exilio comandada por Rodolfo Llopis: primero, acabar con el “·divorcio entre interior y el exilio” y, en segundo lugar, la necesidad de “que el exilio medite seriamente sobre lo acontecido en España durante los años del franquismo y que acierte a hablar y conducirse con un lenguaje y una acción a tenor de este tiempo, España no es la misma de antes de la guerra civil”.

A pesar de este pensamiento realista y renovador, tras la escisión de 1972, Juan Gómez Egido estuvo adscrito al PSOE (Sector Histórico), del que fue presidente de su Comisión Ejecutiva desde 1974 a 1976.

Paradojas históricas que se dan en las biografías entre acciones y pensamientos, a tenor de lo que diez años antes había dejado escrito en su informe sobre la oposición al franquismo, un texto útil y valioso para seguir completando el conocimiento sobre nuestra historia más reciente.

1Su biografía básica en https://fpabloiglesias.es/entrada-db/8831_gomez-egido-juan/

2Archivo de la Fundación Pablo Iglesias.


Fuente → elobrero.es 

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