Sáhara Occidental: el desastre descolonizador de Franco

 El régimen franquista valoró un referéndum en territorio saharaui pero los acontecimientos se precipitaron y la situación nunca se resolvió

Sáhara Occidental: el desastre descolonizador de Franco
José Antequera

Ocupado por unas decenas de miles de nómadas y unos cuantos kilómetros de tierra controlable, en principio el Sáhara Occidental no parecía suponer el mayor de los problemas para Franco. Hasta que se descubrieron importantísimos yacimientos de fosfatos en la zona y el choque de intereses entre marroquíes y mauritanos convirtió la región en un polvorín. En 1963, Franco había apoyado las reivindicaciones de Marruecos respecto a su frontera con Argelia, pero nunca consiguió una colaboración efectiva y sincera del rey Hassan II. Ese fue el comienzo de una larga historia de desencuentros, recelos y deslealtades entre España y nuestros vecinos africanos del sur.

El monarca alauí se había apoderado de Ifni en 1969, pero al año siguiente ya le hizo saber al yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, que tenía la intención decidida de ir también a por el Sáhara e incluirlo como territorio soberano marroquí. En ese momento el régimen franquista, al que se le había declarado otro incendio colonial en Guinea, estaba dispuesto a acceder a un referéndum para que fuese el pueblo saharaui quien se pronunciara sobre su futuro. No obstante, la situación se fue enredando cada vez más.

Por una parte, los países africanos denunciaban la anacrónica situación de colonialismo español sin resolver, un bochorno para el Gobierno de Madrid cuando el mundo se encontraba a las puertas de los años setenta. Por otro lado, la Administración de Franco no se daba demasiadas prisas en iniciar los mecanismos legales nacionales e internacionales para normalizar la región, menos aún después de que el Sáhara se convirtiera en una pieza cotizada no solo por Marruecos, sino por Mauritania y Argelia, que también se sumó al contencioso para terminar de enrevesar el conflicto todavía más.

Sáhara y aguas jurisdiccionales

A todo esto, estalló un nuevo motivo de controversia entre Madrid y Rabat: la pugna por los caladeros pesqueros en aguas jurisdiccionales marroquíes. A Franco se le ocurrió que quizá el asunto podía ser controlado poniendo en marcha una cierta autonomía en el Sáhara Occidental e incluso promovió la creación de un partido político de ámbito local, todo un avance para un dictador que sentía auténtica alergia a la democracia. En el caso de que la idea hubiese prosperado, la organización podría haber servido como herramienta o brazo político de España para defender sus intereses en el área.

La Marcha Verde alcanzó tintes prebélicos y por un momento la comunidad internacional temió la posibilidad de que estallara una guerra entre España y Marruecos

Todo se vino al traste cuando Franco empeoró de su enfermedad. En octubre de 1975 el Tribunal de la Haya avaló la propuesta de celebración de un referéndum de autodeterminación, lo cual terminó de enervar los ánimos del rey de Marruecos, que al ver la posibilidad de perder la codiciada pieza pasó de inmediato a la ofensiva. Fue entonces cuando se organizó la Marcha Verde, un gran movimiento ciudadano formado por 25.000 voluntarios marroquíes lanzados contra el Sáhara para reclamar su soberanía nacional. El episodio alcanzó tintes prebélicos y por un momento la comunidad internacional temió la posibilidad de que estallara una guerra entre España y Marruecos.

Lanzar a la población marroquí contra España no es algo nuevo. Lo que está pasando estos días en la frontera sur de Ceuta forma parte de una tradición militar, una estrategia de tensión, una forma de entender la política de hechos consumados del reino alauí. De esta manera, en una conversación con Don Juan de Borbón, y con Franco agonizante, Hassan comunicó al padre de Juan Carlos I cuáles eran sus verdaderas intenciones: “Dígame qué otro momento sería mejor para plantear la cuestión saharaui”, le dijo amenazante.

Sin duda, el final de Franco y la situación de debilidad de España dio alas al monarca de Marruecos en su ofensiva sobre el Sáhara. A nuestro país le asistía la razón en el proceso que debía llevarse a cabo, ya que el referéndum auspiciado por la ONU era la única salida. Pero con el dictador en la cama y entubado, el franquismo moribundo no estaba para convenios y tratados internacionales, sino para intentar salvar los pocos muebles que le quedaban ya al régimen.

En el mes de noviembre, y en aplicación del Tratado de Madrid, España entregó el Sáhara como territorio en vías de descolonización a Marruecos y Mauritania. La jugada diplomática fue un auténtico desastre, ya que suponía la incubación y el enquistamiento de un problema que estallaría en el futuro, tal como estamos comprobando en la actualidad. Dicho en palabras coloquiales: España se desentendió del Sáhara y se largó de allí por la puerta de atrás, haciendo una infame dejación de responsabilidades. De alguna manera, lo que estamos pagando hoy es el desastre colonial que Franco dejó como regalo envenenado para las generaciones venideras.

En efecto, poco tiempo después de la entrega, y tal como era de prever, el Frente Polisario pasó a la ofensiva en pos de los derechos legítimos del pueblo saharaui. Varios grupos de estudiantes, trabajadores y soldados habían formado la organización clandestina el 10 de mayo de 1973 en Zuérate (Mauritania). El Frente Polisario no tenía otro propósito que alcanzar la independencia de su país. Su primer secretario general fue Brahim Ghali.

Así empezaron los primeros enfrentamientos armados y combates basados en una estrategia de guerra de guerrillas, la primera en el mundo organizada en un desierto y a gran escala. En abril de este año, Ghali fue ingresado en un hospital de Logroño bajo falsa identidad aquejado de coronavirus. Este ha sido el detonante directo de la crisis diplomática sin precedentes. Una vez más, un caso de colonialismo mal resuelto se convierte en un foco de tensiones internacionales.


Fuente → diario16.com

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