Joaquina López Laffite, militante de la JSU, fue una de las 13 Rosas Asesinada por bandidos franquistas en las tapias del cementerio del Este de Madrid, en 1939

Joaquina López Laffite nació en 1916 en Trubia (Asturias). Era la menor de 4 hermanos, un chico y 3 chicas, huérfanos de padre y madre desde 1931. El padre había sido comandante del Ejército y sus sucesivos destinos le habían llevado por todo el país. Carlos, el mayor, era natural de Las Palmas de Gran Canaria; le seguía María, que nació en Lugo, Lola en La Coruña y Joaquina en Trubia. Carlos, militante de la UGT, era el único casado.

María era mecanógrafa, durante la guerra fue enfermera voluntaria. Lola, también mecanógrafa fue al frente en labores de propaganda y responsable del club juvenil Ramiro Cable perteneciente a las JSU. Ella y Joaquina se afiliaron juntas a las JSU en agosto de 1936. Joaquina fue secretaria de Cultura del sector Este y responsable de la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino de Agitación y Propaganda. Carmen Arrojo recordaba a Joaquina en sus memorias como “simpática, inteligente y luchadora”.

Al acabar la guerra, ante el miedo a las represalias, quemaron toda la documentación sobre su militancia política. Sin embargo, fueron denunciadas. Se llevaron de su casa a los 4 hermanos, a la mujer de Carlos y a una amiga de Joaquina, Concepción Pérez Moreno. Joaquina López Laffite, Virtudes González García, Dionisia Manzanedo Salas, María del Carmen Vives Samaniego, María del Carmen Cuesta y Nieves Torres fueron incriminadas por las declaraciones del entonces secretario general del Comité Provincial de la JSU, Severino Rodríguez, que fue sometido a torturas. Joaquina declaró que había sido militante de la JSU.

Se desconoce la fecha en la que las hermanas López Laffite entraron en la cárcel de mujeres de Ventas. Sus hermanas Lola y María fueron condenadas a 20 años y 6 años de reclusión, respectivamente. Joaquina fue sometida a la farsa de consejo de guerra, que consideró probado que los procesados, “miembros de las JSU y del Partido Comunista, pretendían ejecutar en España órdenes emanadas del extranjero para hacer fracasar las instrucciones político-jurídicas del Estado Nazional. Su misión era la de atentar contra el orden social y jurídico de la Nueva España, tratando de infiltrarse en las filas de F.E.T. y de las JONS y del Ejército”.

Entre las acciones concretas con las que el fiscal argumentó la condena a muerte, se encuentran la participación de las jóvenes en “el trabajo clandestino” de las JSU y el Partido Comunista, sus actividades como “enlace” entre sus diferentes ramas, la confección de “planes de trabajo” o la ayuda que prestaron a “la recogida de armas”. El fallo no hace ninguna alusión a su participación en torturas, asesinatos, violaciones o cualquier otro tipo de crímenes. El historiador Paul Preston considera que aquellas jóvenes “no tenían nada que ver con las checas y no cometieron ninguno de los crímenes aducidos”.

Joaquina fue condenada a muerte, acusada de ser “enlace del Comité Provincial de las JSU, recibiendo en su casa las contraseñas de cada día, siendo además el lugar de la cita de los elementos dispersos, y formando parte del comité provincial de Madrid, donde desempeñaba el cargo de Secretaria femenina y de secretaria general”. Fue fusilada el 5 de agosto de 1939 en las tapias del Cementerio del Este de Madrid. Tenía 23 años.

A Joaquina se le abrió una 2ª causa por la que fue condenada, el 14 de julio de 1939, a 30 años de cárcel. Cuando esta sentencia se recibió en la cárcel, en septiembre de 1939, ya había sido fusilada. Como suprema ironía, y exponente del caos de la burocracia judicial franquista, en abril de 1942 la dirección de la cárcel recibió la orden de prisión atenuada.

Documentos: Los ojos de Hipatia (Arantxa Carceller). Las Sinsombrero asociación feminista. Wikipedia. Las Trece Rosas, Agosto de 1939 (Fernando Hernández Holgado)