¿Los votos de Madrid valen más?


¿Los votos de Madrid valen más?
Cándido Marquesán

Dedicar estas líneas a las elecciones en la Comunidad de Madrid reconozco que no deja de ser contradictorio con el mensaje expuesto a continuación.

¿Por qué los españoles, no madrileños, tenemos que soportar este bombardeo mediático sobre las elecciones en la Comunidad de Madrid? Es asfixiante. Antes de su convocatoria y en campaña electoral los medios no saben hablar de otra cosa. Y tras los resultados del 4-M será más de lo mismo. Titulares, tertulias, editoriales a tutiplén. En España hay 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas, Ceuta y Melilla. Si es así, ¿por qué tanta trascendencia a unas elecciones como las de Madrid? Son exclusivamente autonómicas, no estatales. Y los medios capitalinos y también los periféricos erre que erre con «de los resultados del 4-M depende el futuro de la política estatal». Considerar las elecciones madrileñas más importantes que las de Aragón, Galicia, Murcia, Canarias o Ceuta supone un menosprecio a los ciudadanos de estos territorios y a la organización territorial autonómica diseñada en nuestra Carta Magna. ¿Los votos de los madrileños valen más?

Tanta repercusión mediática de estas elecciones se explica porque aquí están los grandes medios. En Madrid están las principales productoras y emisoras de televisión y radio; los principales medios de comunicación escritos y digitales, algunos de ellos están desmontando sus delegaciones en las autonomías y protegiendo sus redacciones centrales. Madrid es el epicentro hegemónico de las comunicaciones en España y, por lo tanto, el principal centro emisor de mensajes. Mensajes de todo tipo: políticos, económicos, culturales, deportivos… En cierto modo ha sido siempre, pero los expertos en medios de comunicación subrayan que esta concentración ha ido en aumento, y también sus consecuencias. Dos grupos de televisión, Atresmedia y Mediaset, absorben el 83% del mercado publicitario de la televisión generalista, y tienen 55,9% de la audiencia en España, según datos de Barlovento Comunicación para 2019. Si se le suma la de RTVE, entre los tres grupos alcanzan casi el 80% de la audiencia de los consumidores de televisión generalista. Las televisiones autonómicas alcanzaron en conjunto una audiencia total del 8,3% (solo las autonómicas de Cataluña, Aragón y Galicia lograron cuotas superiores al 10% en sus territorios). Algo semejante ocurre con las radios, las cuatro primeras en audiencia - SER, COPE, Onda Cero y RNE - dominan el mercado de las ondas en España, excepto en Cataluña.

Concentración mediática

Esta enorme concentración mediática en Madrid tiene inevitablemente secuelas. Supone una sobrerrepresentación de los acontecimientos de Madrid respecto a la periferia. Madrid es todo, lo único. Una matización: «Claro que Madrid es España, pero España no solo es Madrid, es mucho más que Madrid». Cabe recordar el tratamiento informativo sobre la borrasca Filomena. Fuera de la M-30, la periferia es prácticamente inexistente. Y si alguien, como Ximo Puig o Francina Armengol, desde la periferia tiene la osadía de quejarse por el insolidario dumping fiscal de la Comunidad de Madrid, o reivindica que se cuente con ella a la hora de configurar el mapa de las infraestructuras, o simplemente tiene una concepción de una España más plural y más federal, desde la capital, aunque también desde otros territorios periféricos aquejados de un anticuado y servil provincianismo, que recuerda épocas pretéritas, es acusado de nacionalista excluyente, egoísta y de mal español, equiparándolo el independentismo catalán. Madrid vive en una especie de burbuja existencial y circunscribe el problema de la vertebración territorial en España exclusivamente a Cataluña. Es más complejo. Las comunidades colindantes con la Comunidad de Madrid se están desangrando y vaciando por culpa del centralismo político y económico de Madrid. Y muy poco patriótico.

Esa concepción centralista y uniforme de España divulgada por parte de los medios capitalinos, vinculados a determinados poderes económicos, nos sirve para entender su apoyo incondicional a IDA, presentada cual si fuera una gran política, como una nueva Margaret Thatcher, que va a cambiar la política a nivel mundial. Ya trabajaron a conciencia con «según los sondeos» va a ganar IDA. ¿Qué sondeos? ¿Qué empresas los han realizado? ¿Para qué medios?

Yo ciudadano español de la periferia paso de las elecciones de Madrid. Lo deberíamos hacer el resto de los españoles periféricos. Y añado una última reflexión. Con candidatos como Ángel Gabilondo, Mónica García o Pablo Iglesias, que IDA llegue a ser presidenta, siendo candidata de un partido corrupto hasta las cachas, con su escaso bagaje intelectual y malos modos tal como constatamos en el reciente debate; con su lenguaje soez, calificando la campaña de Sánchez de «asquerosa»; con su actuación durante la pandemia –cuya muestra más dramática son las muertes en las residencias–; con una convocatoria irresponsable en medio del incremento de los contagios y la saturación de las Ucis; con una institucionalización de la mentira como Trump, y con el trampantojo de la «libertad» frente al comunismo, es una muestra del nivel de degradación de la política y de la ética en una parte importante de la sociedad madrileña. Si los madrileños quieren un gobierno de IDA con la extrema derecha, allá ellos. Ellos sabrán. Pero, por favor, que nos dejen en paz al resto de los españoles.


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