La tierra antifascista de las 150 casas del pueblo, los 44 ateneos y las 35 bibliotecas circulantes

Ramón Lluis Bande publica "Cuaderno de la guerra", complemento a "Vaca mugiendo entre ruinas", su personal acercamiento a la Guerra Civil en Asturies.

La tierra antifascista de las 150 casas del pueblo, los 44 ateneos y las 35 bibliotecas circulantes / Diego Díaz Alonso:

Rescata Ramón Lluis Bande en su libro “Cuaderno de la guerra”, un texto de otoño de 1937 en el que Matilde de la Torre, periodista, escritora y pedagoga cántabra, con la noticia aún caliente de la caída de Asturies en manos franquistas, lamentaba que la República perdía con ello “la región más culta de España”. “Con diferencia grande sobre la propia Vizcaya, es Asturias letrada en la proporción más grande de España. Las Casas del Pueblo (que son más de ciento cincuenta en tan pequeña provincia) tienen el carácter esencial de centros de cultura. En todas ellas, aunque solo posean una sola estancia, esta está tapizada de libros y de mapas. Funcionan en Asturias cuarenta y cuatro Ateneos culturales y treinta cinco bibliotecas circulantes”, explicaba Torre en las páginas del diario El Socialista, en las que también señalaba que “los ateneos celebraban como fiesta extraordinaria la adquisición del volumen número mil, y para hacer ese número escogen la obra de un autor español contemporáneo, al que invitan solemnemente a dar una conferencia con ese motivo”.

La historia de esa Asturies culta, comprometida y tan densamente politizada, en la que el movimiento obrero llegó a convertirse en un agente ilustrador de masas, es una de las muchas que nos cuenta el cineasta y escritor Ramón Lluis Bande en este “Cuaderno de la guerra”, que junto a su última película “Vaca mugiendo entre ruinas” forman casi la cara y cruz de una misma obra, otra vez a vueltas con la memoria del siglo XX asturiano. Magníficamente editado por la editorial carbayona Pez de Plata, este segundo cuaderno, que llega después del “Cuaderno de la revolución” que acompañó a su anterior película, “Cantares de una revolución”, es una selección de textos de la Guerra Civil en Asturies, uno por día del calendario, reflexiones cinematográficas del propio Bande, alguna entrevista apócrifa a protagonistas de la tragedia, así como una cuidada selección de fotografías del gijonés Constantino Suárez, testigo de excepción de aquellos acontecimientos, y cuya obra es desde hace 20 años una permanente fuente de inspiración para este prolífico autor.

Belarmino Tomás, presidente del Consejo Interprovincial de Asturias y León, luego reconvertrido en Consejo Soberano de Asturias y León, es quizá la figura central de este libro-documental. Libertario en su juventud, este minero socialista, dirigente en la Revolución del 34, logró cohesionar una de las pocas experiencias de relativa unidad en una España republicana en la que el conflicto entre las izquierdas, a veces incluso armado, fue más la norma que la excepción. Para Bande, Tomás formó en esta tarea un tandem excepcional con otro socialista, Amador Fernández, consejero y hombre fuerte de su gobierno, anteriormente administrador del Pozu San Vicente de L´Entregu, la “mina sin patrón” autogestionada durante una década por el SOMA-UGT. En opinión de Bande, si bien Tomás fue la gran figura carismática de la resistencia asturiana, Fernández jugó otro papel fundamental, de estratega y cabeza pensante, aunque siempre en un discreto segundo plano. 

El autor de “Cuaderno de la guerra” y “Vaca mugiendo entre ruinas” destaca los dilemas éticos de aquellos hombres sometidos a circunstancias excepcionales, y que tuvieron que enfrentarse a disyuntivas tan difíciles como tener que elegir, ante la inminente llegada de los franquistas, entre ejecutar a los prisioneros derechistas, tal y como pedía el PCE, o perdonarles la vida, corriendo eso sí, el riesgo de que una vez libres se convirtieran en delatores y colaboradores de la represión fascista. En opinión de Bande, Tomás y sus consejeros tomaron la decisión ética correcta, no repitiendo los horrores de la matanza de Paracuellos del Jarama, pero quizá poniendo en riesgo la vida de muchos asturianos de izquierdas que no pudieron huir en barco y refugiarse en Catalunya, como así lo hicieron los miembros del gobierno. 

¿Por qué Tomás ha sido una figura relativamente olvidada en Asturies a pesar de cuarenta años de hegemonía socialista desde el restablecimiento de la democracia? Bande considera que porque la suya era una figura incómoda que en la Transición no se quiso rescatar, a pesar de que su propio yerno, Rafael Fernández, dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas y consejero de su gobierno durante la guerra, se convertiría en 1978 en el presidente de la pre autonomía asturiana. Fernández, ex consejero de Haciendo y luego de Justicia, fue de hecho junto a Josep Tarradellas, president de la Generalitat entre 1977 y 1980, el único político de la República que regresó del exilio para desempeñar otra vez responsabilidades de gobierno. 

Tomás murió pronto, en 1950, en el exilio mexicano, con tan solo 58 años, después de haber podido celebrar el hundimiento del fascismo europeo, pero no así de un franquismo, que EEUU y Gran Bretaña quisieron conservar como aliado necesario en la nueva Guerra Fría. Bande cree que “el relato democrático de Asturies está incompleto sin la memoria de Tomás y del Consejo Soberano”. Por eso ha querido dedicar esta película y este libro a una figura que considera fascinante, y que fue en las difíciles circunstancias de la Guerra Civil el rostro de esa heroica Asturies antifascista de las milicias, pero también de las 150 casas del pueblo, los 44 ateneos y las 35 bibliotecas circulantes.


Fuente → nortes.me

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