La abuela que arriesgó la vida para pasar información a los presos republicanos

La escritora Bárbara Montes debuta en la narrativa de ficción para adultos con «Julia está bien» y se inspira en su abuela Juliana que se jugó la vida por amor pasando información en una tartera a los republicanos.

La abuela que arriesgó la vida para pasar información a los presos republicanos / Daniela Giraldo Barona:

Bárbara Montes, autora y psicóloga infantil, debuta en la literatura para adultos con su novela Julia está bien (Ediciones B). El resultado es una novela inspirada en la figura de su abuela Juliana quien, a finales de la Guerra Civil, arriesgó la vida por amor al pasar información escondida en una tartera a los presos republicanos encarcelados en Badajoz. Bárbara Montes es coautora de la serie Rexcatadores (B de Blok) y el thriller infantil Amanda Black (Ediciones B).

Julia está bien narra la vida de Sofía y de su abuela Julia. Tras descubrir que su marido le es infiel, Sofía regresa a casa de su madre, al «lugar al que corremos las hijas y los hijos cuando estamos perdidos». La joven, que tras la ruptura se queda sin empleo, acepta trabajar al cuidado de su abuela con ánimo de encauzar su situación y obtener algo de estabilidad. La convivencia entre abuela y nieta se establece como un marco idóneo para reforzar su relación. Una situación que permite a la autora reflejar, más que una novela histórica, una historia de amor y de apoyo entre mujeres.

En Julia está bien se inspira en la vida de su abuela Juliana. ¿Era frecuente que su abuela hablara de la Guerra Civil y de su implicación en el bando republicano?

No, no era muy frecuente, pero yo viví con ella muchos años, desde que cumplí once o doce años hasta los veintitantos. Era más frecuente entre ella y yo, pero en general ella no solía hablar de ese tipo de cosas. Lo contaba de vez en cuando, pero no era el principal tema de conversación.

¿Cómo se convierte en una novela?

Surge a base de convivir con ella. Mi abuela y yo hablábamos de todo. Yo le contaba mis problemas en el colegio, con los chicos o con amigos y amigas y ella me iba contando cositas de su vida. Era una persona bastante discreta, pero cuando vives con alguien tienes que hablar con esa persona. Yo siempre quise muchísimo a mi abuela, la admiraba muchísimo, me parecía una mujer muy valiente. Cuando surgió la idea de escribir una novela dije: «Vamos a ver, esto me parece maravilloso». Mi marido también me lo dijo porque yo le contaba cosas que había hecho mi abuela y me decía: «Ahí tienes una novela». Pues tenía razón, ahí había una novela.

La novela tiene un peso histórico muy importante, aunque usted no la define como una novela histórica. ¿Cómo fue el proceso de documentación y de investigación sobre la Guerra Civil?

Leí muchísimos ensayos sobre cómo había sido la Guerra Civil en Extremadura, en la zona de Badajoz. Leí muchísimo. Leí muchos artículos periodísticos que fui encontrando de la época. Estuve muchos meses leyendo antes de sentarme a escribir. Hay mucha documentación en la novela, bueno, en la novela no, hay mucha documentación dentro de mí para poder escribir esta novela (ríe). En la novela realmente la he utilizado pero dentro de lo que es la trama. No he querido hacer una novela histórica porque no era mi intención en ningún caso. De hecho, hay dos episodios bastante escabrosos de la Guerra Civil, leí muchísimo sobre esos dos episodios y al final decidí ponerlos tal y como me los había contado mi abuela. Dije: «Mira, es que yo no quiero ser fiel a la historia, yo quiero ser fiel a la historia que me contó mi abuela», entonces así aparecen reflejados.

Pese a colaborar con el Partido Socialista, Julia no evidencia un posicionamiento político en la novela. ¿Por qué Julia mantiene ese “desinterés” por la política a lo largo de la historia? ¿Lo hacía así su abuela?

Sí. Mi abuela realmente no hizo lo que hizo por convicción política, lo hizo por amor a mi abuelo. A ella la política le daba exactamente igual. Cuando yo la conocí, que ya era una señora mayor, sí que se politizó un poco más, pero siempre dentro de una flexibilidad. En mi casa tampoco se hablaba mucho de política y, de hecho, en mi familia puedes encontrar votantes prácticamente de todos los partidos, es un tema en el que nos han dado siempre bastante libertad. Mi abuela no consideraba que lo que hacía lo hiciese por convicciones políticas, lo hizo por amor y porque quería estar con mi abuelo. Y, además, le daba igual. A ella la guerra le pareció siempre una especie de lucha de egos masculinos. Se posicionó porque su marido (en ese momento era su novio) sí era republicano, sí luchó en el bando republicano, pero si su novio hubiese sido del bando rebelde ella hubiese apoyado a los rebeldes.

 

La historia de Julia anima a que los lectores tengan más curiosidad por cuestiones que atañen a la historia de un país y la historia familiar. ¿Cree que la novela es una manera de contraargumentar eso de que «la historia la escriben los vencedores»?

Creo que a nivel macrohistórico sí la escriben los vencedores. Pero, por supuesto, en una democracia como vivimos actualmente se pueden oír otras voces que, efectivamente, empiezan a llenar de matices esa verdad oficial que se contó en España durante muchísimos años. Y eso es sano. Es sano que existan las dos versiones y lo que tenemos que intentar todo el mundo es que se escuchen otras voces y cada uno pueda contar su verdad. Porque al final cada persona tiene su propia verdad, cada persona lo ha vivido de una forma y cada familia lo ha vivido de una forma. Habrá casos en los que no haya sido tan difícil y habrá casos en los que haya sido extremadamente difícil sobrevivir a esas épocas.

Si la historia de Julia se inspira en la vida de su abuela Juliana, como nieta en la ficción… ¿Se inspira la historia de Sofía en rasgos de su propia vida?

No, en absoluto. La historia de Julia está inspirada en la vida de Juliana, de mi abuela, pero es la historia de Julia. Hay cosas que he utilizado de la vida de mi abuela para construir a Julia, pero Julia tiene su propia historia. La vida de Sofía no tiene nada que ver con mi vida. Sí que tiene una voz muy parecida a la mía, como yo suelo hablar con mis amigos o como yo hablaba con mi abuela, esto sí es completamente real. Pero los problemas que rodean a Sofía no tienen nada que ver conmigo, yo no he pasado por eso nunca. Y la relación que hay entre Julia y Sofía sí es completamente real, está basada en la relación que tenía yo con mi abuela, eso sí es completamente verídico y casi autobiográfico.

Se puede encontrar en la novela un señalamiento hacia las actitudes de poder que ejercen algunos hombres sobre las mujeres, ya sea por la posición económica que ocupan o el poder político que sustentan. ¿Es Julia está bien un discurso contra el machismo?

No. Creo que más que un discurso contra el machismo es una oda al apoyo entre mujeres, es muy distinto. Nunca he concebido la novela como una crítica al machismo, sino más bien como una carta de amor a las mujeres que a mí me han rodeado, que siempre me han apoyado y me han ayudado a superar mis problemas, a superar mis miedos y tirar para adelante. Creo que es una carta de amor a las mujeres y al apoyo entre mujeres, que es muy distinto.

¿Por qué cree que es distinto?

Porque, o nos unimos nosotras o el machismo nos va a comer, obviamente. Pero creo que hay dos formas de afrontar un problema y uno es desde la división, que en la actualidad hay bastante división en el feminismo, eso me parece fatal de cara a lograr el objetivo final del feminismo que es la lucha por la igualdad. Creo que se lucha mucho mejor unidas y creo que podemos llegar mucho más lejos si ayudamos a las mujeres de nuestro entorno. Y ayudar a una mujer no es solo darle ánimos es que, si sabemos que en su casa tiene una situación de maltrato físico o psicológico, nos atrevamos a denunciar ese maltrato, apoyándola en todo momento y animándola a que lo denuncie ella también. Creo que es mucho más importante demostrarle a otras mujeres que las apoyamos y que tienen la libertad de hacer con su vida lo que quieran hacer, que posicionarnos frente a los hombres porque los hombres per se no son el enemigo, el enemigo es el machismo y el machismo se ejerce tanto por hombres como por mujeres. Entonces, creo que tenemos que tender a unirnos entre nosotras, apoyarnos entre nosotras y creo que las cosas serían mucho más sencillas. Por eso creo que no es lo mismo luchar contra el machismo que unirnos entre nosotras. Lo primero es unirnos y después ya lucharemos y ya pelearemos, pero creo que lo primero es ver que tenemos una red de apoyo a nuestro alrededor tomada por otras mujeres, que también caben hombres en esa red de apoyo, pero es fundamental que nos apoyemos entre nosotras y en esta novela prácticamente todas las mujeres se apoyan entre sí, hay mujeres que han actuado mal, hay mujeres que tienen valor para pedir perdón y hay mujeres que están hechas una mierda y tienen valor para intentar tirar hacia delante, pero lo consiguen con el apoyo de otras mujeres.

Podríamos considerar que Julia está bien contiene un discurso feminista.

Podría considerarse, sí. Tampoco la he escrito pensando en el feminismo como tal, es algo que no me planteé, salió así. Puede que en eso haya influido mi bagaje familiar. Yo me he criado en una familia de mujeres. Mi abuela se quedó viuda cuando mi madre tenía catorce años, mi madre se separó cuando yo tenía dos meses, me he criado en un entorno de mujeres. Entonces es muy natural que en una novela que habla un poco del desarrollo de una mujer eso se vea reflejado. No sé si es feminismo, me parecería bien si lo fuese. El mensaje de que las mujeres tenemos que apoyarnos sí es feminista concretamente, pero no había esa intención. Ahora, si lo es, adelante con ello, yo estoy muy contenta. Si ha salido un mensaje feminista me parece bien.

El discurso de Salvador, personaje basado en la figura de su abuelo, aventura ecos de feminismo y de igualdad que para la época podrían sorprender.

Es completamente real. Por cosas que me ha contado mi abuela, porque yo no le pude conocer, mi abuelo era un feminista de arriba abajo. Creía firmemente en la igualdad, en contra de las creencias del partido político al que él apoyaba. Él quería que sus hijas hiciesen lo que les diese la gana y no se preocupasen ni de críticas ni de historias. Quería que se desarrollasen como seres humanos y que, si una no quería tener hijos, no los tuviese y que, si una quería fumar, fumase. A mi madre la enseñó a fumar mi abuelo con el mensaje de «haz siempre lo que quieras, si alguien te dice esto está feo, ni caso».

¿Cree que es necesario establecer una genealogía con nuestros antepasados para poder encontrarnos a nosotros mismos?

Creo que es necesario que escuchemos a los mayores porque tienen historias muy interesantes que contar y podemos aprender mucho de ellos. Mi abuela murió a los quince días de acabar la novela, tenía ya 104 años. En ese momento, y habiendo hablado mucho con ella durante toda mi vida, dije: «Vale, cuánto más podría haber aprendido de ella», porque se puede aprender mucho de las personas que nos han precedido. Está bien que cometamos nuestros errores pero también que nos digan «esto que quieres hacer es un error, mira lo que hice yo, mira lo que me pasó», aprendemos de eso también. Creo que es muy importante que miremos a las generaciones anteriores, veamos qué han hecho bien, veamos qué han hecho mal e intentemos no repetir esos errores.

Sofía cuenta que su madre intentó que fuese a hablar con un psicólogo pero que «no funcionó». Usted es psicóloga, ¿por qué decide resolver de esa manera la situación del personaje?

Porque eso lo he visto yo en consulta: una persona que necesita ayuda y que es muy reacia a pedir ayuda. Cuando acudes a consulta tienes que estar abierto a que te ayuden. Sofía en ese momento de la historia no está abierta a que la ayuden. El psicólogo te puede ayudar pero quien tiene que trabajar eres tú. El paciente tiene que confiar en el psicólogo o psicóloga, tiene que estar dispuesto a ser ayudado y tiene que estar dispuesto a trabajar mucho. Pero en este momento de la historia Sofía no está nada abierta a ser ayudada y por eso ella va al psicólogo y no funciona.

¿Por qué decide reflejar dos historias de amor tan distintas en una misma novela?

Siempre nos han enseñado que el amor romántico tiene que ser el amor al que tendamos, que es el amor más importante. A base de vivir con mi abuela y desarrollar nuestra relación, llegué a la conclusión de que el amor de tu vida puede ser tu madre, tu padre, tu abuelo, tu abuela o incluso tu perro. El amor de tu vida es aquello que hace que quieras ser mejor persona. Mi abuela hizo cosas por amor que la convirtieron en una mujer valiente y no quería que la resolución de Sofía fuese encontrar un amor romántico, porque no creo que eso pase en la vida real. Creo que la resolución de Sofía es encontrarse a ella misma y es por lo que está trabajando a lo largo de todas las páginas. Lo único que hace Sofía a lo largo de esta novela es estar bien con ella misma. Entonces, claro, quería reflejar dos historias de amor muy distintas: una, efectivamente, un amor romántico y otra un amor propio. Es a lo que tenemos que tender todas las mujeres y los hombres también, a querernos, a trabajar nuestras estimas y a estar a gusto con nosotros mismos. Entonces, yo no quiero darle a Sofía un amor romántico porque no me interesa, porque no creo que eso la complete. Yo para Sofía quiero una historia que la complete y por eso la decisión de dos historias de amor tan distintas.

Una vez sabemos que Julia está bien… ¿Qué toca ahora? ¿Tiene nuevos proyectos literarios en mente?

Bueno… La pregunta del millón (ríe). Hay proyectos literarios, sí. Voy a seguir escribiendo pero no te puedo decir sobre qué todavía.


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