El 14 de abril se conmemoró el 90 aniversario de la Segunda República Española. Esta efeméride viene acompañada de una serie de acontecimientos que afectaron a Aragón, especialmente a la provincia de Huesca. Porque unos meses antes de esta proclamación, concretamente el 12 de diciembre de 1930, los capitanes Fermín Galán y Ángel García protagonizaron la sublevación de Jaca y, dos días después, fueron fusilados. Todos estos lamentables sucesos quedaron plasmados un año después en la película Fermín Galán, de Fernando Roldán, lamentablemente desaparecida.
Todo lo que rodea a estos hechos tan relevantes para la España de la primera mitad del siglo XX ha sido rescatado y plasmado en un excelente libro por los autores Ana Asión Suñer y Antonio Tausiet: Fermín Galán. La película de la sublevación de Jaca. Como dice Fernando Sanz Ferreruela en el prólogo: “La aparición de este libro es una gran noticia para todos, que llena una laguna imperdonable en la historiografía del cine español”. La intención de los autores es que este libro sea una aportación a la historia contemporánea de España y de Aragón.
Hay que destacar en esta excelente obra la breve, pero intensa trayectoria vital de Fermín Galán –“Entre el hombre y la leyenda”–. Una vida convulsa, marcada por su capacidad de liderazgo en su etapa como combatiente en la guerra del Rif; un profundo sentido del deber, que le llevó a la cárcel durante la dictadura de Primo de Rivera, y una consolidación de un ideario a favor del anticolonialismo, del anticlericalismo, de la fraternidad y de la denuncia de injusticias sociales. Todo ello desembocaría en la sublevación de diciembre de 1930, como fruto de su lucha por un sueño compartido. La parte central de la obra explica detalladamente la historia de la sublevación y se remonta al año 1926 con la creación de la Alianza Republicana. Fermín Galán, como delegado del Comité Revolucionario Nacional en Aragón intenta ganarse apoyos en el ejército y confía en el triunfo de una revuelta que se estaba gestando a fuego lento.
A partir de esos sucesos y del fusilamiento en Huesca de los mártires de la República, se sucedieron los homenajes y reconocimientos: un monumento frustrado de Ramón Acín en el parque de Huesca, adhesiones de intelectuales como Antonio Machado y Rafael Alberti, romances anónimos y original iconografía alusiva a los héroes de Jaca. Pero fue en el cine donde mejor se plasmaron las vivencias e inquietudes de la Segunda República. Hay que tener en cuenta el contexto de una época de transición del cine mudo al sonoro y de mezcla de ambos, como en la película La aldea maldita, de Florián Rey. De todos modos, la década de los años treinta contempló la eclosión del cine realista y documental –como Las Hurdes, tierra sin pan– con la creación en Valencia de la productora Cifesa.
Al final del libro, los autores vuelven a indagar en el germen, apoyo financiero, rodaje y publicidad previa de la película de Fernando Roldán y se preguntan por las posibles causas de su desaparición. Se lamentan del vacío que deja la pérdida de este largometraje y apuntan posibles vías de recuperación. Completan estas líneas epilogales algunos testimonios de expertos en la materia, entre los que destaca Luis Vallés, nieto del capitán defensor de Fermín Galán y Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. Una rigurosa cronología, unas detalladas referencias bibliográficas y unas selectas fotografías sobre los protagonistas de estos acontecimientos completan una obra que vale la pena leer y consultar para conocer mejor unos hechos que, a pesar de la desaparición de la película, han quedado grabados en la memoria colectiva.
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