El falso dilema de «comunismo o libertad»
El falso dilema de «comunismo o libertad»
Juan Viera Benitez

El PP ha barrido en las recientes elecciones celebradas en la Comunidad de Madrid, destacando su mensaje de “comunismo o libertad”. Con esta disyuntiva, nos ha querido indicar que el comunismo representa todos los males que padecen las sociedades frente a la libertad que nos da la capacidad para alcanzar algo así como el paraíso terrenal.

No obstante, conviene precisar algunas cuestiones ante un dilema tan maniqueo y tan falso; porque teóricamente se tiene libertad para todo o casi todo, el problema son las posibilidades prácticas y reales para ello.

Sin alejarnos mucho en el tiempo, llevamos unos 80 años en este país con dictaduras y democracias-burguesas como formas de estado del sistema capitalista. En este período concreto hemos padecido persecuciones, cárceles por razones políticas y sindicales, crisis, emigración, desempleo, problemas de viviendas, desahucios, cortes de suministros básicos de luz y agua, dificultades y sufrimientos que han castigado siempre a los mismos, a los trabajadores y trabajadoras, autónomos, agricultores, y en general, a todas las clases trabajadoras.

En poco tiempo hemos sufrido la libertad para que se aplicaran reformas laborales para penalizar a las clases trabajadoras que han sido realizadas por las dos patas del régimen, gobiernos de la derecha y de la izquierda; desde el Pacto de Toledo se han elaborado en libre debate, concienzudas y complejas reformas de las pensiones para disminuirlas y aumentar los años trabajados; en el congreso de los diputados se han dado vía libre y se han aprobado reformas fiscales con todo tipo de exenciones a las grandes corporaciones empresariales y mecanismos societarios que permitieran la elusión fiscal para minimizar el pago de impuestos; con todo el conocimiento público se ha dado consentimiento “tácito” a la evasión fiscal a las grandes empresas, banqueros y poderosos empresarios que se valen de los paraísos fiscales, evaluado por la agencia tributaria en miles de millones de euros; mientras tanto se persigue a “muerte” con cargas fiscales a los pequeños empresarios, autónomos y clases trabajadoras.

Los gobiernos que hemos tenido llevan mucho tiempo privatizando medios de producción, grandes empresas y bancos como Telefónica, Endesa, Repsol, Argentaria, que pasaron a manos de las grandes fortunas de este país, sólo hay que ver los nombres de quienes se apropiaron de estas grandes corporaciones públicas. Lo último que se está intentando es la privatización de las Loterías y Apuestas del Estado, una de las empresas con más tradición del Patrimonio Nacional; la privatización del 30 % que se hizo con Rodríguez Zapatero se quiso llevar al 100 % con Rajoy y en estos últimos tiempos se han retomado los trabajos para ello.

Los bancos, las eléctricas, y en general, las grandes multinacionales que controlan la producción y el mercado de alimentos, han tenido plena libertad para operar e imponer precios a sus bienes y servicios con los que se adueñan de la riqueza que produce la clase trabajadora ¿dónde está el comunismo? ¿dónde está eso que tanto miedo tienen las patas del sistema, izquierda y derecha?

En todos estos años nunca conocimos gobiernos que hubieran planteado el control de los medios de producción por el Estado ni que aspirasen mínimamente a un cambio en las relaciones sociales de producción; en Extremadura, el PSOE y el PP eliminaron en la normativa del Estatuto de Autonomía la posibilidad de realizar una reforma agraria para cambiar las estructuras económicas y sociales. En resumen, se ha gobernado en sentido contrario a todo que tuviera un significativo detalle de agrupación económica, colectivización y solidaridad entre clases sociales.

En la actualidad, el elevado desarrollo de las fuerzas productivas permite la generación de una enorme cantidad de riquezas gracias al esfuerzo físico e intelectual de las clases trabajadoras, pero el enorme pastel producido no se reparte con justicia; la mayor parte se lo llevan sectores minoritarios, parásitos que se dedican a vivir como sanguijuelas chupando el sudor de la clase trabajadora.

Por tanto, que no nos engañen, hemos tenido y seguimos teniendo un capitalismo al servicio de las clases dominantes, de las familias más ricas de este país y de sus allegados, con toda la libertad del mundo para enriquecerse explotando y sacando el pellejo a las clases trabajadoras, agricultores, autónomos.

Después de lo ocurrido en Madrid, la oligarquía española comienza a tener más confianza en el bloque de la derecha que en el bloque socialdemócrata. El gobierno de Pedro Sánchez se encuentra en un estado de debilidad, acosado política y mediáticamente por las fuerzas políticas reaccionarias y conservadoras que al estilo “trumpista” se quieren imponer en la lucha de clases.

La Oligarquía, con todo el bloque de poder político-mediático-jurídico-militar-religioso que la envuelve y protege, quiere un ejecutivo sin vacilaciones que acometa el programa que dicta y supervisa la UE sin la más mínima contradicción en su seno. La recomposición tras la pandemia y la reproducción ampliada del capital requieren de la financiación con los fondos europeos para la digitalización, robotización y modernización productiva, los despidos masivos y el endurecimiento de las condiciones laborales, el empobrecimiento de los pensionistas, las reformas fiscales contra los trabajadores y recortes impositivos para los empresarios.

Resulta evidente que se avecinan tiempos difíciles para el movimiento obrero y los movimientos sociales pero el único remedio y la única alternativa que hay para enfrentar este estado de cosas es no desfallecer en la lucha por la unidad, la movilización y la organización de las clases trabajadoras.


Fuente → kaosenlared.net

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