Bandera republicana
quedó en el aire varada,
hoy ondea por la tierra
como una antorcha de guerra
cuando el olvido te aclama.
Fluye el mineral de hierro
con temples de acero indómito;
eclosión de fraguas,
entrañas de fuego,
alumbran las cumbres
cadáveres ciegos.
La raza es de piedra
como un monasterio,
el monte un sudario
de arcanos misterios,
estrellas de duelo
llevan de mortaja las flores del suelo
Qué grandes los vascos,
crearon Termópilas
al morir luchando.
Pues es savia viva,
la sangre vertida
que inunda de muerte la vida,
donde se conjugan la rabia y la ira
el odio invisible de las sepulturas.
Legutio y Otxandio,
Saibigain Intxortas, Bizkargi Lemoa,
Kalamua Sollube,
Artxanda y Kolitza.
Son los escenarios
de encendidas luchas,
de las muertes épicas.
Los montes escancian
la espuma que hechiza,
la niebla que envuelve
y les multiplica;
las gestas se alientan con sus ideales,
iban caminando teselas sangrantes eran el mosaico de los estandartes.
Arietes que impulsan metrallas de espanto,
las norias elevan
el valor sublime de los camposantos.
Qué inefables los vascos,
crearon Termópilas
al morir luchando.
Cuando la bandera republicana la lleven puños en alto,
saldran de la tierra,
aquellos que la inmortalizaron
y todos juntos gritaremos.
¡ VIVA LA REPÚBLICA !
Fuente → errepublikaplaza.wordpress.com
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