Sí, superioridad moral de la izquierda

 Sí, superioridad moral de la izquierda
Cristina Fallarás

Esperábamos una sociedad mejor. Iba a escribir "un mundo mejor", qué bobada. Esperábamos que con el discurrir de los años, de las décadas, las cosas ocuparían su sitio y el socialismo, por razones evidentes, acabaría asentando una forma sensata de vivir la vida, social, urbanísticamente.

Todavía hoy me tengo que echar al lomo el reproche a "la superioridad moral de la izquierda" como una carcajada. Oh, idiotas de derechas, crías cretinas de la usura, raspaduras bobas de una idea religiosa.

Los garbanzos dibujan un sendero hacia la decencia cuando de garbanzos se vive. La estantería de casa levanta un retrato del presente en el caso de la destrucción de la educación pública. Niñas, niños con su diagnóstico de depresión entre los dientes. La Universidad como una opción de otros. Esa ruptura.

Pero seguir optando por lo público. "Su hija, su hijo, padece una depresión severa, visita del especialista en un par de meses, vigile que no se autolesione". Por lo público. "No, ya sé, no viene nadie a las dos clases a la semana". Por lo público. "No llegarán a la nota para la carrera". Por lo público. "Vigile que no se haga daño".

Esperábamos una sociedad mejor. A las ocho de la tarde apretamos ese botón robot que nos reproduce las sonatas aquellas. Hemos ido al teatro. "Su hija no podrá con esta realidad". Las ventanas ahogan. Les cuento de cuando las cosas escritas, ah las cosas escritas.

Acorralada, me queda la opción contraria a la alternativa de ganar dinero. Es una elección y parece idiota ahora, o siempre idiota, pero es una opción, ven, pequeña, que te voy a leer el cuento de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada u otro cuento de esos que no conocen los y las idiotas, ven. Ven a la cama de mamá.

Esperábamos una sociedad mejor y no consiste en la política sino en la belleza, o sea en la vida. Duérmete niña, que había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos, que las concejalas de VOX y del Partido Popular jamás podrán, sabrán cantarles a sus hijos, a sus hijas, las letras del lagarto que está llorando porque no han leído que la lagarta está llorando. Esas gentes cuya moral les impide saber que a la Guardia Civil el cielo se les antoja una vitrina de espuelas.

Qué sabrán ellos, ellas de Lorca.

Esperábamos una sociedad mejor. Por supuesto fruto de la superioridad moral de la izquierda. Pero sobre todo, de su superioridad intelectual.


Fuente → blogs.publico.es

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