Sin ruptura con el Régimen del 78 no habrá democracia

Sin ruptura con el Régimen del 78 no habrá democracia

Estamos viviendo momentos de gran interés, de auténtica aceleración histórica; la descomposición del Régimen del 78 es más que evidente, pero aún mantiene la capacidad, especialmente con la estrecha colaboración del entramado mediático, de condicionar nuestra vida cotidiana, así como el “juego político” de las fuerzas institucionales, las de ámbito español y algunas de los Pueblos del Estado (excepto en buena medida Galicia).

Puede parecer una paradoja, y en cierto modo lo es, pero se trata de una constante histórica en situaciones similares: la decadencia y derrumbe progresivo de los regímenes existentes, en los que los esfuerzos de nuevas o viejas fuerzas políticas se orientan a buscar reformas (objetivamente imposibles) dificultando el proceso de ruptura con ese viejo régimen decadente, así como entorpeciendo el proceso de construcción de uno nuevo. En esa situación nos encontramos en el Estado español: el Régimen del 78 es ya inservible para dar satisfacción a las necesidades de las gentes en el plano económico, pero también en el moral y cultural, impidiendo el proceso de construcción de un proyecto de país soberano políticamente y autocentrado económicamente.

Hay un ejemplo histórico que vamos a incorporar a este editorial porque nos parece de interés. En octubre de 1905, tras la llamada revolución democrática en Rusia, que consigue de la autocracia zarista la convocatoria de elecciones a la Duma, se forma el partido Kadete o Partido Democrático Constitucional, también llamado Partido de la Libertad del Pueblo. Sus cuadros pertenecían esencialmente a lo que podríamos llamar la burguesía profesional: periodistas, médicos, abogados, profesores, funcionarios, juristas… y su influencia estaba centrada en el medio urbano, especialmente Moscú y San Petersburgo, sin presencia en el medio rural en el que por aquel entonces vivía la mayor parte de la población rusa. El Kadete o Partido Democrático Constitucional ganó las elecciones a la primera Duma y tuvo muy buenos resultados en los de la segunda, pero se movía en el marco de una contradicción objetiva imposible de resolver, que les llevó a convertirse de facto en enemigos de la Revolución y a desaparecer cuando esta obtuvo la victoria.

En el libro del historiador inglés Edward H. Carr, De Napoleón a Stalin (Londres, 1980), se dice:

“(…) El partido sufrió divisiones internas, carecía de capacidad de convocatoria entre las masas, y no podía funcionar dentro de limitaciones, ni que fuesen las de una autocracia en regresión. Aun no les era posible sobreponerse al antiguo dilema. Los liberales no podían llevar a cabo su programa mientras siguiesen aceptando el Régimen; pero tampoco podían atacar eficazmente al régimen sin dejar de ser liberales, convirtiéndose en revolucionarios”, (p. 83. de la versión castellana de la editorial Grijalbo, 1983).

A estas alturas probablemente muchos/as lectores/as ya habrán encontrado algún paralelismo entre el Partido Kadete y Podemos. Por supuesto hay muchas diferencias, entre otras la calidad de los fundadores de uno y otro partido. Pável Miliukov, el fundador del Partido Kadete, era un historiador de gran prestigio intelectual en la Rusia de su época; no encontraremos entre los fundadores de Podemos a nadie de similar significación, pero la contradicción política en la que se mueve Podemos y en la que se movía el Partido Kadete tiene bastantes similitudes, así como su aparición en una fase de clara descomposición del régimen autocrático zarista en el caso de Rusia y del régimen monárquico borbónico postfranquista en el caso del Estado español.

Comentábamos la debilidad que la izquierda institucional había expresado ante la convocatoria de elecciones anticipadas por parte de la señora Ayuso en la Comunidad de Madrid al intentar impedir tal cosa mediante triquiñuelas legales. Por su bien ya han abandonado tal estrategia.

Hacíamos también algunas reflexiones sobre la dualidad social de Madrid -y en general de Castilla-, atributo que no es exclusivo de nuestro Pueblo, aunque ciertamente en el caso de Castilla tiene unos perfiles especialmente marcados, tanto para lo bueno como para lo malo. Señalábamos que la mayoría social madrileña/castellana se percibe como gente solidaria, antifascista e internacionalista; y añadíamos, pero no posmoderna. La geografía y la historia influyen en gran manera en la conformación de la conciencia de un Pueblo, y Castilla/Madrid somos una realidad mayoritariamente mesetaria, en general de secano, poco dados a las fantasías y a las ensoñaciones. Tal como el cultivo de secano nos enseña, hay que practicar la labor profunda, a veces lenta, pero que permite recoger cosechas adecuadamente si el trabajo es constante, intenso y serio, además de saber aprovechar las circunstancias óptimas, es decir, saber desplegar las velas del molino cuando el viento sopla favorablemente. Aunque nuestro pueblo no está suficientemente articulado aún en lo político y en lo organizativo, está en el camino correcto.

En estos días pasados Pablo Iglesias ha informado que deja la Vicepresidencia Segunda del Gobierno para encabezar la candidatura de Madrid de Unidas Podemos; es curioso comprobar cómo una buena parte de la prensa de “la izquierda del Régimen”, en un nuevo alarde de confundir los deseos con la realidad, titulaba los primeros editoriales y/o comentarios sobre la cuestión con entradillas del tipo “Iglesias deja la Vicepresidencia para competir con Ayuso a la Presidencia de Madrid”. Y después dirán que los medios les tratan mal…

El señor Iglesias deja la Vicepresidencia para intentar que Unidas Podemos no se convierta en una plataforma electoral extraparlamentaria en la Comunidad de Madrid, como ha ocurrido en Galicia, Castilla la Mancha o prácticamente en Castilla y León. Algunas encuestas pronosticaban tales resultados. El señor Iglesias lo que pretende, y a lo que realmente puede aspirar, es a redistribuir el espacio electoral a la izquierda del PSOE en la Comunidad de Madrid y en el mejor de los casos conseguir arañar algún voto al PSOE; por eso sus primeros dardos, aunque fueran en forma de caramelos, se lanzaron hacia Más Madrid, cuya candidata -Mónica García- no se ha dado por aludida. A partir de ese momento se inició una caza despiadada en las redes hacia esa persona por no ceder el liderazgo de un “espacio electoral virtual” a Pablo Iglesias. Además de ese objetivo concreto parece obvio que Pablo Iglesias había llegado a una situación de inviabilidad objetiva para continuar en el Gobierno de Coalición. Su incapacidad para la gestión, contundentemente demostrada en lo referente a la crisis de las residencias geriátricas durante la pandemia, sobre las que tenía la mayor responsabilidad general, es un indicador elocuente de ello. Su incapacidad la ha escondido con postureos cada vez menos creíbles, pero la realidad se acaba imponiendo.

El 12 de febrero de 2014, cuando se fundó Podemos, publicamos un editorial titulado “El pensamiento mágico y los vendedores de crecepelos”, con un diagnóstico y pronóstico de lo que iba a ocurrir con esta organización, análisis que en sus términos generales se está cumpliendo rigurosamente. La “experiencia Podemos” está llegando a su fin y parece que alguno intenta que este fin tenga un poco de épica, aunque no lo tienen fácil.

Decimos que el proceso de articulación política del polo progresista de la sociedad castellana en general avanza, pero aún le queda mucho recorrido por delante; a eso es a lo que hay que contribuir. Si el líder de Podemos fuera realmente un activista antifascista e internacionalista, podría hacer una importante contribución a ello, pero desde el momento en que abandona Vallekas y una determinada forma de vida para irse a su chalet con piscina en Galapagar, obviamente perdió buena parte del crédito que podía tener para ello.

El próximo domingo 21 de marzo la Asamblea de colectivos, pueblos y barrios de Madrid convoca paseos por las libertades, en defensa de los servicios públicos, contra la represión y el fascismo… a partir de las 12:30 con salida en la Puerta del Sol. A pesar de todos los impedimentos represivos por parte de la Delegación del Gobierno en Madrid y del silenciamiento mediático de toda la prensa, el movimiento popular avanza adecuadamente. El domingo podremos comprobarlo.


Fuente → izca.net

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