Salud y República
 
Me pregunto si deberíamos ir más atrás para encontrar un grito que nos haga movilizarnos de nuevo

Salud y República
Bea Talegón

Recuerdan cuando hace unos años, casi siete, se llamaba en las calles "que no, que no, que no nos representan"? Era el grito de la gente que salía a llenar las plazas.

En España, se le conoció como el movimiento de los "indignados" o el "15-M"; el Mediterráneo se llamó Primavera Árabe, y hubo protestas similares desde Nueva York hasta México, pasando por todas las capitales de los países más desarrollados, económicamente hablando.

Lo dio paso en algunos lugares como Italia, Grecia y España, entre otros, a la incorporación de nuevas caras en la política. La necesaria regeneración de la que algunos ya hablábamos hacia el 2013 se personificó en jóvenes preparados, que llegaban a las instituciones para intentar dar un giro a una política que, cada vez más, había quedado muy lejos de defender los intereses de una supuesta ciudadanía a la que decían que representaban. Por eso el grito.

Casi una década después de aquella revolución social, podemos analizar si realmente ha servido para dotar a las instituciones de más legitimidad o si, al contrario, nos sentimos cada día más huérfanos de representación. A mí, personalmente, me cuesta mucho encontrar perfiles entre las personas que se supone que representan mis intereses que me demuestren que han comprendido cuáles son los problemas de la mayoría social. Viendo el baile de sillas, los salarios que perciben y los abucheos que protagonizan, se me hace difícil digerir que esta clase política llegue a entender lo que supone para tantísima gente llegar a fin de mes, vivir pendiente de hacer cuentas, preocupados por mantener el trabajo que les permite sostener una calidad de vida más o menos digna.

Ahora me pregunto si deberíamos ir más atrás, mucho más atrás, para encontrar un grito que nos haga movilizarnos de nuevo. Y resuena en mi cabeza ese deseo de "salud y república", que ahora es más necesario que nunca. Hay mayorías parlamentarias que ya han demostrado que pueden trabajar en este sentido. Evidentemente, no resulta sencillo, lo estamos viendo. Lo que me pregunto es si, posiblemente, el error no debe ser la misma, que nos representen personas que, en definitiva, no entienden lo que verdaderamente significa tener un sistema que cuide de todas las personas que forman parte. Sobre todo, de la mayoría.


Fuente → lrp.cat

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