Para conseguir pan, trabajo y techo también necesitamos la República
 
Para conseguir pan, trabajo y techo también necesitamos la República / Carlos Martínez García:

La reivindicación republicana en el reino de España va más allá de una simple forma de Estado. Primero porque la monarquía es una imposición del franquismo, bajo la protección de un paraguas extranjero protagonizado por los EE.UU y con Alemania como actor europeo fundamental. En segundo lugar porqué la Constitución de 1978 se redacta con el ejército de Franco todavía en activo y reconociendo este única y exclusivamente a Juan Carlos de Borbón como jefe del estado, con una brigada paracaidista y una división acorazada situadas a menos de 25km de las Cortes con ánimo y mandos involucionistas. Tercero porque la apuesta de la banca y la patronal por la corona y a su vez la imbricación de la corona en los asuntos de las grandes empresas es fundamental desde su inicio y esto condiciona todo. El poder de los ricos es total.

No se entiende la limitación que existe en el reino de España de la libertad de huelga o del derecho a una legislación social al menos avanzada sin esa coalición de empresas, bancos y rey que verdaderamente, nos gobiernan. La figura del rey es y se ha escrito miles de veces la clave de bóveda del poder económico y su figura de comisionista y de “comercial” ahora se está conociendo y además con retribución al margen del salario real que todas y todos pagamos.

Los reyes de España realizan un trabajo muy importante en la definición de la politica exterior y económica que ni por ley, ni por la Constitución les corresponde. Todo esto establece una profunda alianza entre las grandes fortunas, empresas y bancos con la monarquía y este amparo inconstitucional lastra los derechos laborales y salariales, así como los derechos sindicales. Pero esto no es nuevo y bebe en las fuentes de la dinastía al menos desde tiempos de Isabel II, en su versión actual.

El régimen del 78 instala además una componente corrupta desde su inicio, testificado ya por altos cargos de la UCD de la que se nutrieron los partidos del sistema. Había que sacar dinero y de forma menos cutre que Juan Guerra, no lo olvidemos.

Pues bien todo el dinero escapado en corrupción ya sea de la corona o de los partidos con mando en plaza, es dinero que no se ha invertido es sanidad, educación, infraestructuras o pensiones y ha creado una situación de complicidad interinstitucional. Cuando vemos la cerrada defensa del PSOE a la corona y al emérito, no podemos sino pensar que de tirarse de la manta e investigar la monarquía pueden salir demasiadas cosas de bajo de la alfombra que impliquen a todos. En el caso de la derecha además de ser monárquica desde siempre ya está claro que ha ido a las elecciones dopada y reforzada con dinero extra y gracias a su caja B ha podido imponer la reforma laboral, la ley mordaza o su poder en la judicatura entre otras cuestiones. Luego la corrupción ha afectado y mucho a la pobreza, la falta de viviendas públicas o la falta de dinero para acometer políticas de igualdad. Luego monarquía e igualdad van unidas, es decir corona y desigualdad. La regresión democrática impuesta por el PP que el gobierno de coalición no tiene ni valentía ni fuerza para superar de una vez.

Además la democracia sí que da de comer, veamos, con democracia plena hay derechos sindicales plenos, libertad de expresión real y por tanto se puede reivindicar. Nadie puede imponer leyes antisociales y una partido como el PP ya sería ilegal por chorizo y por subvertir la democracia y por tanto no habría habido reforma laboral o al menos tendríamos los instrumentos para derogarla.

Dos cosas finales pues esto solo lo puedo enunciar en artículo, la primera es que la corrupción roba dinero a utilizar al objeto de repartir la riqueza o crear empleo público, por ejemplo. Lo segundo que el sistema español político carece de controles y contrapesos creíbles e independientes como si los hay en otras democracias europeas o americanas, aquí la judicatura está profundamente escorada a la derecha y los jueces lo son del rey. En el estado español el rey no puede ser juzgado y el PSOE con sus socios VOX y PP impide que la soberanía popular controle al jefe del estado ocultando miserablemente que en España el soberano es el pueblo y no el rey. Esto no es Francia y curiosamente Francia es una República lo que le permite juzgar casos de corrupción de sus expresidentes, por cierto menores que los “presuntos” del emérito.

En segundo lugar las clases trabajadoras carecen de la fuerza legal necesaria, ni siquiera para defenderse de tanta agresión, del poder político inmenso de la banca o de las compañías eléctricas o los seguros privados o las grandes constructoras que son quienes fijan hasta donde pueden o no pueden llegar las leyes, ellos que no el parlamento. Vamos el rey y sus amigos. Por eso es necesario que la clase trabajadora disponga de un partido propio.


banner distribuidora