La revuelta campesina silenciada en Extremadura

La revuelta campesina silenciada en Extremadura

El libro ‘Otra Extremadura’, de Manuel Cañada, nos abre los ojos a la memoria histórica invisibilizada. Como esa fecha tan injustamente silenciada para la dignidad de Extremadura en su lucha frente a los privilegios de los ‘señoritos’ que llevan siglos chuleando a esta tierra. Hoy, ‘El Asombrario’ quiere reivindicar ese 25 de marzo de 1936, cuando la Federación de Trabajadores de la Tierra-UGT movilizó a 60.000 campesinos extremeños y ocuparon 3.000 fincas en 280 pueblos, uno de los levantamientos de labradores y jornaleros más importantes, ignorado y silenciado de nuestra historia.

Se habla mucho en la actualidad de la España vaciada, especie de nueva moda incrementada en tiempos de Covid. Hace un lustro Sergio del Molino publicaba La España vacía: Viaje por un país que nunca fue (Turner), una obra de referencia que considero de imprescindible lectura. He de decir que desde antes de la pandemia comparto residencia entre Madrid y una localidad extremeña con mucha historia, extensión y poca población.

El ensayo de Del Molino incluye el capítulo Tribus no contactadas, que relata un evento de diciembre de 1933 que tuvo lugar en el Palacio de la Prensa de la Gran Vía madrileña, al que asistieron Lorca, Alberti, Maruja Mallo, Ortega y Gasset, Ramón J. Sender, Gregorio Marañón y Ramón Acín, un oscense de ideología libertaria productor de la película que les reunió, Las Hurdes, entonces sin el subtítulo de Tierra sin pan, dirigida por el también aragonés Luis Buñuel, mostrando una Extremadura dolorida y lúgubre. Tras el pase, el director pide apoyo a Marañón para salvar la censura, a lo que el doctor se niega con el argumento –en palabras que Del Molino toma de la autobiografía dictada por Buñuel–: “¿Por qué enseñar siempre el lado feo y desagradable…? Yo he visto en Las Hurdes carros cargados de trigo. ¿Por qué no enseñar las danzas folclóricas de La Alberca que son las más bonitas del mundo?”. A la película documental militante-activista del joven Buñuel le da réplica el hispanista francés radicado en España Mauricio Legendre, que recorrió con el mismo Marañón y Miguel de Unamuno en varias ocasiones la región, con Les Jurdes. Étude de géographie humaine (Las Hurdes: estudio de geografía humana). Aquella dualidad en tiempos republicanos sigue presente, lo que se muestra / lo que se encubre.

Extremeños de centeno

La pequeña editorial extremeña Jarramplas publicó a finales del pasado año Otra Extremadura, de Manuel Cañada. El educador y activista social nos aproxima a situaciones ignotas para la mayoría de españoles y para los mismos extremeños. En su famoso poema Vientos del pueblo, Miguel Hernández hablaba de extremeños de centeno, los conocía perfectamente tras pasar parte de la guerra en Castuera (Badajoz), comentando en el Ateneo de Alicante en agosto de 1937: “He pasado por Extremadura. Allí se defienden hombres como leones, comiendo hierbas”, palabras que sorprenden al ser una región con tanta riqueza natural, atravesada además por dos de nuestros ríos más caudalosos.

De Extremadura partieron la mayoría de los “conquistadores del Nuevo Mundo”, aunque los frutos de sus conquistas no mejoraron la vida de su población, eso sí, enriquecieron a la realeza. Sus pastos engrandecieron posesiones de nobles castellanos y navarros. Las progresistas desamortizaciones de Mendizábal en 1836 y de Madoz en 1855 privatizaron terrenos comunales, empobreciendo incluso más a pequeños agricultores y ganaderos; los campos que habían cultivado y que habían alimentado al ganado durante años, se cercaron y vallaron prohibiendo el paso, como comenta Víctor Chamarro en Extremadura afán de miseria (1979), relato sobre el saqueo padecido por la región durante siglos.

Doble página de la revista ‘Regards’ con un reportaje sobre la movilización de los campesinos extremeños.

Badajoz y Cáceres son las provincias más extensas del país, ocupan el triste privilegio de ser de las más despobladas por km2 y estar en el pelotón de cabeza entre las que corren más riegos de pobreza y exclusión social, el 44,3% de toda la población de la comunidad según el informe AROPE de 2018. La comunidad ha perdido desde 1960 más de 400.000 habitantes, mientras el país creció de 25 a 47 millones en el mismo periodo. Casi 600.000 extremeños viven fuera de la comunidad, con una población de algo más de un millón de habitantes; la renta per cápita la sitúa en la 18º posición, sólo por encima de Melilla. ¿Cuáles son los motivos siendo tan rica en recursos naturales? Cañada apunta varias vías. Penurias y carencias por no afrontar nunca las reformas necesarias con datos muy significativos, que no parecen corresponder a una sociedad moderna, democrática y justa.

En Alía (Cáceres), se encuentra la finca más grande de España, con 18.000 hectáreas, dedicada a la actividad cinegética. Su propietario es una de las mayores fortunas del país, acusado por la Fiscalía del Estado de defraudar 210 millones de euros a Hacienda. El rey emérito, Tatiana Botín, Cristian Pablo Abelló, Guillermo Fierro, Alberto Alcocer, Juan March Delgado, Ignacio Navascues… son algunos nombres ilustres que cazan en la región. El dueño del Manchester City Football Club, el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, posee otra finca de más de 8.000 hectáreas en la provincia de Badajoz. Cinco personas poseen más de 42.000, recibiendo múltiples ayudas y subvenciones de la Junta extremeña, al igual que otros grandes propietarios, que acaparan en total el 92% del suelo, impidiendo las labores tradicionales de pequeños agricultores y ganaderos, expulsando a buena parte de ellos, sin que la industria y los servicios generen los suficientes puestos de trabajo, forzando la migración a grandes ciudades y al extranjero; como siempre, los jóvenes son los más damnificados.

Central nuclear y complejo turístico

Si en siglos anteriores los recursos extremeños enriquecieron además de a la realeza a la nobleza y burguesía de otras regiones, en la actualidad la historia se repite. Los propietarios (Iberdrola, Gas Natural, Endesa) de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) han conseguido que siga en marcha cuando tenía que cerrar en 2010. La energía y beneficios que produce no se quedan en la región, pero ponen en riesgo la salud de su población; la central acumula más de 2.500 incidentes desde su puesta en marcha.

Las mismas empresas desarrollan las grandes plantas fotovoltaicas, energía solar y eólica gratis sin bajar el recibo a los usuarios, llenando campos y montes de molinos y placas solares, muchas veces en contra de la opinión de los vecinos. Las que siempre pusieron trabas a las renovables incrementan la cuenta de resultados con el apoyo de la consejera extremeña de Transición Ecológica y Sostenibilidad, que “ha prestado asesoramiento a promotores de grandes instalaciones fotovoltaicas, como podemos leer en su propio perfil en la web de la Junta de Extremadura”, en palabras de Cañada. Depredación que llega a los recursos minerales con 230 proyectos mineros, uno en la misma ciudad de Cáceres, y que han originado grandes movilizaciones en contra.

Devastación sobradamente conocida en su deteriorado servicio de ferrocarril, mientras se apuesta por un AVE que partirá en dos ciudades como Navalmoral de la Mata (Cáceres), o en el desarrollo de proyectos como el Complejo Turístico Marina Isla de Valdecañas. Conocida como la Marbella extremeña, la urbanización con chalets y hoteles de lujo, cuenta con puerto deportivo, campo de golf, carriles-bici, playa artificial y chiringuito, y está ubicada en un espacio protegido en los municipios de El Gordo (400 habitantes) y Berrocalejo (198), a hora y media de Madrid. Entre sus promotores y propietarios vemos a Beltrán Gómez-Acebo (primo de Felipe VI), José María Aznar Botella, Carlos Baute…

Desde que se conoció el proyecto, Ecologistas en Acción y Adenex emprendieron acciones legales por construirse en terrenos de la Red Natura 2000, llegando hasta el Tribunal Constitucional, que tumbó la reforma de la ley de suelo que permitía las obras, por lo cual debería ser derruida. Como ocurre con el Hotel El Algarrobico en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar (Almería), los responsables institucionales, en vez de cumplir sentencias y ejecutarlas, se basarán en políticas de hechos permitidos y consumados y en costes para no demolerla. La reforma de la ley que permitió la construcción se aprobó con los votos de PSOE y PP, los mismos que modificaron el Estatuto de Autonomía extremeño suprimiendo la mención a la reforma agraria incluida en el texto aprobado en 1983, reivindicación histórica de los socialistas extremeños durante más de un siglo, por la que lucharon y murieron muchos de sus militantes.

La memoria histórica que no interesa

La Segunda República fue un anhelo de esperanza. Quienes la impulsaron tenían entre sus objetivos una reforma agraria prometida y necesaria, que nunca se pudo desarrollar. El 25 de marzo de 1936 la Federación de Trabajadores de la Tierra-UGT movilizó a 60.000 campesinos extremeños, ocupando 3.000 fincas en 280 pueblos, uno de los levantamientos de labradores y jornaleros más importantes, ignorado y silenciado de nuestra historia. Según el historiador e hispanista norteamericano Edward Malefakis, “en Extremadura es donde los yunteros se habían convertido en el grupo más politizado de España”, nos vuelve a recordar Cañada. Meses después, se produce el golpe de Estado del 18 de julio; la represión es brutal, la rebelión no va a quedar impune, es necesario ejemplarizar para que no vuelva a producirse, satisfaciendo a oligarquía, terratenientes, latifundistas, burguesía, nobleza y grandes fortunas. En la plaza de toros de Badajoz son ejecutados 4.000 pacenses, el 10% de su población. Personas y colectivos reclaman el 25 de marzo como Día de Extremadura, en reconocimiento al valor y lucha de su pueblo, como lo son el 28 febrero para los andaluces, el 23 de abril para los castellano-leoneses o el 2 de mayo para los madrileños.

Otra Extremadura nos aproxima a historias y personas injustamente silenciadas. Tragedias, crímenes, explotaciones, caciques, frutas prohibidas. También revueltas, huelgas, motines y a luchadores y personas que dignifican un pueblo injustamente tratado. Olvidados por historiadores e instituciones que Cañada, Chamarro y otros recuperan con sus textos, rompiendo silencios que avergüenzan y podemos leer gracias a la labor de editoriales como Jarramplas.


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