El ruido como arma frente al virus patriarcal
Con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, las calles zaragozanas se tiñeron de morado un año más. Esa mañana se concentraron en el Edificio Paraninfo cientos de estudiantes reivindicando una educación inclusiva y feminista. Por la tarde, los cuatro focos manifestantes convergieron en la Plaza del Pilar para luchar por una sociedad donde la igualdad sea efectiva y real.

El ruido como arma frente al virus patriarcal
Andrea Aragón y María Gayarre

Rondan las once y media de la mañana. Es lunes y el color púrpura ondea en los balcones de la ciudad. La asamblea 8M ZGZ despliega en las escaleras del Paraninfo la pancarta con el lema que será el protagonista de la concentración: ‘Ni presencial, ni a distancia. ¡El patriarcado fuera de las aulas!’.

Aunque la causa sea la misma, la lucha es diferente. Debido a la pandemia, compañeras con un brazalete amarillo ayudan a que las normas se cumplan (distancia de seguridad, mascarilla…). Además, las cacerolas y los aplausos sustituyen a la voz y los cánticos de años atrás.

Pancarta estudiantil: “Ni presencial, ni a distancia. ¡El patriarcado fuera de las aulas!”. Fuente: Andrea Aragón

Al principio, el minuto de silencio por las que ya no están inunda el ambiente. La formación violácea, inmóvil a dos metros de distancia entre combatientes, escucha el manifiesto. Se aboga por un sistema educativo inclusivo, en el que las figuras femeninas tengan su espacio, gratuito e igualitario, donde la docencia y el alumnado tengan las mismas oportunidades.

Hermanas ciclistas se unen al encuentro. Con las bicis en alto -tras haber paralizado el tráfico durante toda la mañana-, completan la concentración estudiantil. El momento final irradia sororidad: todas juntas acompañan con aplausos la canción entonada por una activista de la organización.

Se acercan las seis de la tarde y Plaza España se va llenando. Los pañuelos morados contrastan con los chalecos reflectantes de las organizadoras, que se ocupan de colocar a los asistentes en filas de cuatro.

Los megáfonos dan la orden y la manifestación se abre paso. Cazuela y cuchara de palo en mano, Inés Royo y Nuane Tejedor –portavoces de la marcha– lideran el grupo. “Estamos todas guardando las distancias de seguridad, llevamos mascarilla, no se está fumando, se está haciendo ruido con cacerolas, dando palmas y otras maneras”, explica Inés. Su compañera Nuane defiende: “Si se permite ir a los centros comerciales, al Pilar, entrar a los bares… Salir a pedir un mundo mejor es legítimo y justo”.

Pancarta de la manifestación: “Imprescindibles, no invisibles”. Fuente: Andrea Aragón

Siguiendo las líneas del tranvía, la hilera feminista exige igualdad y respeto. Nos tocan a una, respondemos todas. Lucía Maestro dudaba si venir o no: “Con el covid he tenido ese miedo, pero creo que es importante salir a luchar y creo que también luchamos por la vida”.

Unas filas más atrás, Paloma cuenta por qué se ha unido: “Por las mujeres que no están, por las que estamos ahora y por las más jóvenes”. Con el cuello decorado por el malva de su pañuelo, añade: “Esto es un derecho fundamental y por eso estoy aquí”.

Paloma y Lucía en la manifestación. Fuente: Andrea Aragón

Los pasos se aproximan al Mercado Central y, mientras lo rodean, Paz Blázquez (Comunicación 8M) enumera la programación que ha desarrollado la asamblea 8M ZGZ desde el uno de marzo: las pensiones, violencias machistas, sanidad pública, antirracismo, derecho a una vivienda digna, transfeminismo y ecofeminismo.

Cuando ya despunta el Pilar, Paz destaca: “La crisis nos ha invisibilizado en el sentido de que hemos ido más mujeres al paro y a los ERTE. Además, hemos sufrido todas las violencias posibles”. Por eso lucha por unas medidas y políticas eficaces de cuidados que “la pandemia ha puesto todavía más en evidencia”.

Plaza del Pilar durante la manifestación. Fuente: Andrea Aragón

Frente a la basílica, los distintos riachuelos confluyen en una misma marea. Cada persona, sobre una x de tiza pintada en el suelo, espera la lectura del manifiesto. La necesidad de “un nuevo modelo de sociedad justo y sostenible”, los evidentes “trabajos feminizados, la temporalidad y precariedad” o que las mujeres sean “sistemáticamente puestas en duda y juzgadas” son algunas de las ideas clave de la protesta.

El sol cede su espacio a la luz de las farolas y, conforme se oculta, el frío asoma. Para combatirlo, la batucada da sus primeros golpes. Los cuerpos acompasan a los tambores con un leve balanceo. Se respira respeto, alegría, lucha y sororidad.


Fuente →  zgrados.com

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