Algunos partidos en nuestro país tienen un pasado de honor y de valor, de haber hecho las cosas como era de recibo. Luego un día se escaparon las esperanzas e ilusiones tras el reparto del mundo tras la II Guerra Mundial, las nuevas estrategias de la Guerra Fría y, en nuestro país, tras aquello de hacer lo que las fuerzas o las circunstancias aconsejaban. No sé si lo que pasó es lo que dice el abogado Murillo que “salimos del miedo y nos acomodamos”, antes de entrar ahora otra vez en el miedo, el inmovilismo y el disimulo. O si serán otras cosas.
El caso es que volaron los militantes, poco a poco, los cuadros también, estos hacia oportunidades laborales mejores, de más perrillas, y los simpatizantes se resignaron a votar cada cuatro años. Se fueron quedando algunos partidos en los huesos y el que engordó de su casi nada (porque regresaron muy pocos y muy vigilados), es decir, el PSOE, lo hacía gracias a vivir de las rentas de la marca. Unas siglas que ya no significaban eso, pero tenían el tirón del autoengaño para los votantes, el tirón de haber sido mucho…
Ahora estamos en otro momento. Nuevas incertidumbres y oportunidades en el panorama internacional y aquí dentro. Es lo del vaso medio vacío, pero medio lleno también. Y si no se entiende, mal vamos… Estamos inaugurando la era de la Inteligencia Artificial, los de Davos nos proyectan un mundo con gran brecha social, grandes desigualdades para los intereses egoístas de unos cuantos, con control y censura como nunca. Pero todo está por ver, nadie tiene la última palabra. Lo que sí es cierto es que no es soportable ni un minuto más la discusión bizantina y recargada de tacticismo a la vieja usanza; discusiones internas que no resuelven las necesidades de la gente.
Seguir no viendo claro que la República no es una ilusión inalcanzable a corto, sino que es el recipiente necesario y urgente para los contenidos que requiere la sociedad en estos momentos, no nos lo podemos permitir. Que es el tiempo, pues nunca como ahora estamos entre robo y robo y con una lupa puesta desde fuera pues es una auténtica vergüenza seguir así en un contexto de Unión Europea, de nuevos planes mundiales en los que, o contamos algo o desaparecemos. No sé si la Monarquía morirá en la cama de España por tanto manco y ciego, pero lo que es seguro es que morirá y más nos vale si proyectamos qué país queremos ser, y empezamos con hechos a trabajárnoslo. O nos lo organizarán también desde fuera.
Nos ciegan
Seguir haciendo el lío al personal sobre supuestos deseos y falta de fuerzas, sobre que los edificios se construyan sin ladrillos ni pala y pico, sino mirando a la política rampante que ya no representa a nadie, que es puro humo. ¡Por favor…! Hace unos días un editorial de Le Monde, lo definía claro. Nos están cegando, nos están desorientando. Haremos bien en meter la cabeza en agua fría y dejarnos de entelequias.
Veo con asombro que algunos sitios de izquierda a los que no me asomaba desde lustros, así como muchos compañeros, siguen acomodados en el más de lo mismo. Y otros siguen refundando la izquierda constantemente, con esas ideas de sesudo aburrido que no convencen a nadie y lastran mucho. Y requieren Gelocatil. ¡Como si no hubiera pasado el tiempo, oye! Recuerdos, héroes, haceres que hay que hacer y decires, que hay que decir, que ya se conocen hasta el hartazgo… Algún día desistí de todo eso, hace tiempo, porque para mí cada día cuenta, amanece, hay cosas que hacer, que vivir, y no me gusta la manipulación y el engaño. No es cuestión de ver pasar los días y recibir el parte de lo correcto y lo incorrecto que tengo que hacer, y estar así hasta la derrota final.
Los que aún se dedican al periodismo charlante y palante (yo no), de cobrar por todo y eso, como los políticos que viven de eso o van a los partidos como quien va a misa a descargar conciencia y a planificar luchas que nunca se dan, tienen que estar amarrados a la amarga cuestión de seguir al balón y seguir alimentando el círculo vicioso de: es lo que quieren oír (la audiencia) -es lo que les doy y no tienen más remedio que oír-es lo único que se oye... Y voy por más carnaza y trae más carnaza y comento la carnaza y tomad todos que os suministro. Las nuevas agencias y asesores de ocurrencia política siguen suministrando eslóganes. Vaya, genial, muy bien. Y la vieja y nueva izquierda siguen acoplados a todo esto que deben sacudirse ya si quieren representar algo y no pulverizarse.
La derecha no pierde el tiempo
La derecha ha currado duro todos estos años. Ha engañado desde siempre y desde el 78 ha estado apretando cada vez más su cuerda en nuestro cuello hasta dejarnos sin respiración y sin derechos, por supuesto. Los explotadores, los que necesitan esclavos, ¿cuándo no han engañado en la historia? Primero fue su retórica retorcida con la que dejaron atrás la ética y la lógica y convencieron y vencieron muchas veces, pero otras no: somos siempre más. Hablaban mejor y luego se aprendieron aquello de Maquiavelo y todos esos del arte mortal amoral y luego inventaron la publicidad y luego Internet y el control mental. Han currado y sigue posicionándose, explotando, dilapidando recursos que somos nosotros, nuestra vida.
Siempre me pareció aburrido eso que se llamaba la autocrítica de la izquierda, yo no soy de flagelación. Siempre hay errores, no vamos a centrarnos en eso, hay que mirar al futuro pero desde ya. Nunca creí ni entré en esas alianzas y reuniones políticas con olor a cirio y componendas cuando lo de la Transi. Luego vinieron los testimonios hirientes por risueños, por complacientes y asumidos, de cuadros y personas que admitían cómo y quiénes les dieron las órdenes de retirar de la rue, de las manis y tal, la bandera de honor, la bandera republicana que defendieron tantos camaradas, tantos compañeros con sus vidas, con cárcel, exilio, hambre, tortura, campos de exterminio, ruina personal y pecuniaria, de todo. La Transi… con sus casi 600 vidas, asesinatos del fascismo… abrió verdaderamente otra etapa: la del superviviente.
No, a mí no me gusta no reconocer…. Tampoco me gustaron nunca los regodeos con lo consabido, los héroes pintados solo con sus luces, los pases de torero cuando la necesidad acucia, acosa al pueblo.
Yo no sé nada. Yo no sé qué pasa ahora, pero me duele. ¿Por qué no se comparten alternativas, se unen fuerzas? A ver si empiezo a comprender… ¿Por qué sigue molestando a algún que otro think tank de la izquierda la tricolor?
¿Que no queremos ir a por la República porque se trata de la revolución? Pues no entiendo cómo con un rey, abuso y expolio; no entiendo la disyuntiva. Pero bien. Sigue cada día en aumento mi asombro, mi desconcierto. Parece que nos vamos acostumbrando a que se nos imponga el esclavismo y la pobreza en los rincones (más paro, más miseria) y no tan arrinconadas zonas de nuestras ciudades que creímos un día tan desarrolladas, como Madrid (como también pasa en Nueva York, París, ojo). Miramos el tema refugiados y ahí algún algo se cuenta, pero no todo lo que se debería, se hace; como no incidimos apenas en la lucha de nuestros hermanos del pueblo saharaui, en guerra, desastroso.
Personajes de izquierda apoyan hoy descaradamente al golpista Guaidó y gobernamos, ojo, con ese lastre… Tampoco es que haya un movimiento fuerte contra los golpes del gigante en casi cada país de Nuestra América, hermana.
La credibilidad de tantos está quedando tanto en entredicho que ya no se cree nada ni a nadie. Pero la izquierda organizada, de partidos, parece no darse cuenta.
Indiferencia
La gente lee buenos artículos donde remarcan que cada día palman más que los que van en uno o dos aviones estrellados (hace cinco minutos esto era noticia; ahora, no) y como si tal cosa, sigue desayunando a continuación. Se llama quizá impotencia, pero es más no creer en las posibilidades. Paine ya no se lee, como tantos autores. Y compartir conocimiento, libros, es estupendo, no quedárnoslo para nosotros. Pero ya no hay tertulias, ni antes de la pandemia, ni hay demasiadas lecturas. Y ahora ese estúpido anuncio de sin contacto.
Pero el enemigo se ha apropiado del discurso hace tiempo y decir cualquier cosa a los amigos es como si fuera pasarse de listo, querer enmendar a otros, y en fin… Cada cual en su coto cerrado, en su zona. Y todo se va en bromas y risas de ése ¿qué se habrá creído?, ahora viene ese otro a decirme a mí qué hacer, etc… O sea, hemos importado y adoptado los modos de la displicencia y la burla de la burguesía, de la derechona, el desprecio y lo impasible, el cierra la muralla, al otro…
Yo estoy, sí, asombrada. Hace unas fechas ardió un edificio que tenían allá por la calle Toledo, los de La Católica. Bueno, pues los que estuvieran entre escombros a esperar que el alcalde bla, bla y bla, sus cuatro horitas. Antes eso y uno arañaba con los dientes a ver si asomaba un brazo. Pero no, ahora como si fuera una serie de TV: esperamos las horitas a que se pueda circular. Y no hay un echarse a la calle por nada…
No hierve la calle por Hasél hasta que lo liberen; se organiza un mínimo pero gana el aparato represor, sus estigmas, y repetimos como loros el mensaje del poder, el que quieren que cale: que no hay libertades democráticas y que no se puede hacer nada contra eso. Lo que ha remarcado él mismo en una entrevista en Público (Hasél).
No se ha pedido que se nos explique qué exactamente nos van a meter con la vacuna y como si nada. Ni por qué se anunció todo a bombo y platillo y ahora que si te lo habías creído. No hay transparencia. Usan de nosotros, nos matan, nos atropellan y nada…
Como si tal cosa, vimos por la tele que sacaban a los ancianitos, los colocaban supongo que muertos de frío en una cafetería y oye, acostumbrados también a que nos quiten de en medio el estorbo de nuestros más allegados, que esperan en cafeterías en sus sillas de ruedas, desvalidos, a que apaguen la última ruina de la capital, aún la nieve acumulada, que mañana tenemos que volver al curre y al plus y con gritar y reclamar será bastante… Yo siento hablar así, pero es que para llegar a esta situación ha habido mucha guerra del ala derecha, del fascismo, de los explotadores. Mientras anduvimos despistados, sí, ellos no perdían el tiempo.
Trampas
Primero nos llenaron de corresponsabilidad en lo que no éramos responsables, en absoluto, luego nos implicaron todo lo que pudieron, es precisamente la implicación el hacernos a su imagen y semejanza en todo lo que pueden, la mejor arma para que nos muramos. Cuando nos dimos cuenta teníamos hipotecas miles: aquello lo analizó muy bien Armando López Salinas en La mina. Pero quizá La mina, hoy no se tolerara.
Nuestros señores políticos llevan la política como si fueran gerentes de una multinacional, sí, con soporíferos eslóganes y discursos de cifras y letras inconexas, con las que juegan con nosotros a la gallina ciega. Su encogimiento de hombros ante el caos aparente (que no es más que un orden en el caos; el orden que conviene al IBEX, a la Oligarquía internacional, a los amos del mundo), lo asumimos sin hacerles un ERE ni nada por el estilo.
Y consentimos que tachen de demagógicos los razonamientos y expresiones basadas en el sentido común mientras tragamos con biblias y apelaciones a dioses ¡Por Dios! en pleno siglo XXI. No estamos despertando. Seguimos en la pesadilla que ellos nos proporcionan, insensibles a nuestro propio sufrimiento.
Creemos que los intelectuales son esos señores y señoras que nos presenta el poder en sus medios de manipulación y control y a los que premia; a los que hacemos un hueco en nuestras instituciones, ceremonias, medios, actos de supuesta izquierda. Nos acostumbramos a que el sindicalismo fuera pactar con la patronal cesiones de derechos arrancados con dolor, sudor y vidas (en justicia, a los empresarios), para mejorar las condiciones de explotación de los trabajadores; a que fuera celebrar cada cumple de la Constitución con Martín Villa todos los años atrás y vivir burocráticamente como en cualquier empresa, contando los ingresos que proceden de lo anterior, para seguir alimentando esa maquinaria.
Sí, el poder, la explotación actuó sin tregua, despidiendo o prejubilando a periodistas veteranos que no son loritos de repetición, ecos de ellos, sino que saben contrastar y definir dónde está la mentira y la verdad (que desde luego, existe y vaya que sí), que saben ahondar más allá de las capas lacrimógenas de historias que se quieren así y de la frivolidad extendida por cualquier intruso… Se nos metió a todos en el mismo saco de esos corifeos y emplastadores de letras, juntaletras, o infantilizados portadores de micro mensajitos y maxi exhibición en red. Y nadie salió a la calle a exigir su derecho a estar informados.
Sordos
Se trata como a mierda a los sanitarios, como contó una sanitaria y un consejero de Madrid se permite no escuchar a la doctora que habló claro y nítido y que es la que debía mandar porque sabe de lo que habla, la doctora Mónica García. A los sanitarios se les manda al Zendal, remedo de hospital donde falta de todo, hasta la vergüenza de los que se han hinchado con las concesiones y la de quien las otorga miles, en esas condiciones laborales; se tiene a las limpiadoras como se las tiene, y a auxiliares y a los enfermeros y a todos los demás… En cualquier lado. No hablemos de los riders.
Y todo empezó con el plan de empleo juvenil que vendía el exitoso PSOE triunfador del 82 como la panacea de la incorporación juvenil al mundo del trabajo… Claro que en esas fechas la precariedad laboral era motivo de portada… Ahora no mola hablar mucho de eso, lo justo y nada más…
Cuando lo más importante para la liberación de la mujer y de los jóvenes a los que no les da para nada su machaque, es el curre y la formación práctica (que no la que interesa en exclusiva a los explotadores de las personas), la cultura… damos por supuesto que toda una generación, si no dos, son “sin futuro”, impotentes nosotros, incoherentes, estúpidos. O coreamos consignas en el 8-M como si la lucha ideal fuera fragmentaria y sexual, confundimos sexo con género, nos emplazamos para dentro de equis en otra movilización estupenda por lo bio y por lo tal y por lo cual y vamos de cabeza a la trampa tendida de la diversidad, de la atomización de la lucha en mil causas que solo es una, a la red atrapa ingenuos del viejuno divide y vencerás.
Se desprofesionaliza o se intenta lo público, se deja fuera a sus mejores profesionales con la excusa de la edad para sustituir por precarios, vaciar la caja de lo público, meter vendepeines como en RTVE. Y aquello que cantaba Elisa Serna está pasando: se va a caer el porvenir si no hay escuelas donde aprendan a escribir… En Vicalvaro, Palomeras, San Blas o Moratalaz (o cualquier pueblo perdido) los niños andan por las aceras (o encerrados en la casa sin rumbo ahora) a la hora de estudiar… Aquella antigua canción va a ser profética porque no hay ordenadores en cada casa, que se podían llevar porque se puede y no costaría sino lo que es el chocolate del loro de los gastos que se dilapidan en cambio en tanto corrupto… Pero, se sigue sin poner remedio y pagando a los curas para que “formen”.
En la concertada ya no queda ni la excusa de que es enseñanza de calidad de la de los de siempre que predican humanismo en un estado aconfesional pero increíblemente comandado por La Católica mientras segregan por sexo, cuando no meten mano a todo lo que se menea (el erario público también), ni queda número suficiente de personal en las Órdenes para llevarlos (esos coles) sino que se rellenan con enchufados (Opus en muy buena parte) sin ningún control de calidad… Pero sigue sin hacerse auditoria y siguen argumentos del año catapum de que, claro, no hay plazas suficientes en La pública y sigue sin darse el cerrojazo al Concordato, a los conciertos y sin abrirse otras opciones comprándoles, por ejemplo, los locales y los pupitres a los que se los hemos financiado, cuando sin tela marinera de engrase no quieran seguir…
La mierda que llega desde la cúspide a las cloacas y no revientan las calles…
No ha habido reforma verdadera tras el dictador en ninguno de los fundamentos… No hay investigación, dimisiones por la inacción e inoperancia, explicaciones. No hay absolutamente nada, ningún algo…
Se oyen a magistrados en pleno Club Financiero Génova diciendo con descaro que “a joven que se desmadre: manguerazo”. Y no se canta La Marsellesa.
Damos por bueno…
Monarquía, memos, caraduras, verdugos que nos latigan y sus capatacitos…) Que son los que deben irse al paro: urgentemente. Lo que hacemos en cualquier casa en una crisis, ahorrar donde se debe...
Creo muy sinceramente que todo el problema es de recapacitar, de sacudirnos complejos, hipotecas. Para poder reorganizarnos. Entender que si queremos, se hará. De otra forma…
Antes de que sea demasiado tarde y estemos en la de Brecht. Despertemos...
Fuente → unidadcivicaporlarepublica.es
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