Recuerdos, testimonios y experiencias militantes de los años republicanos

 Testimonios de Irene Falcón, Manuel Tagüeña, Simón Sánchez Montero y Marcelino Camacho

Recuerdos, testimonios y experiencias militantes de los años republicanos / Francisco Erice:

Introducción al Documento nº 15.

Como contrapunto a los textos, proclamas o informes oficiales, resulta del mayor interés recurrir a los recuerdos personales, que vienen a reflejar no tanto los esquemas ideológicos y las propuestas programáticas del partido como las experiencias militantes y los contextos históricos concretos en que estas tenían lugar. Dentro de esta literatura testimonial, el Archivo Histórico del PCE contiene un voluminoso y variado caudal de “historias de vida” e “informes internos” que tendremos ocasión de utilizar más adelante. En esta ocasión, sin embargo, para hablar del período republicano, vamos a recurrir a algunos libros de memorias, que tienen, para su utilización histórica, el problema de haber sido escritos con posterioridad a los hechos (lo cual implica reelaboración, como sucede siempre con los procesos de la memoria), pero que nos ofrecen, pese a ello, testimonios del más alto valor.

Los amplios fragmentos seleccionados que se reproducen a continuación proceden concretamente de cuatro personajes que llegaron a adquirir una gran relevancia en la historia del comunismo español, pero que relatan, en este caso, sus primeras y juveniles experiencias políticas. Se trata de Irene Falcón, Manuel Tagüeña, Simón Sánchez Montero y Marcelino Camacho. De los cuatro sólo Tagüeña abandonó la militancia comunista a mediados de los años 50, mientras que los demás prolongaron su compromiso a lo largo del resto de su vida, desempeñando papeles importantes dentro del partido (como Irene Falcón) o en el movimiento obrero y la oposición clandestina al franquismo, y durante la transición postfranquista. Lo interesante de estos textos es que reflejan, de una manera particularmente fresca propia de los relatos sobre la infancia o la juventud, la diversidad de frentes de acción y de experiencias vitales ligados a la militancia comunista y los efectos del clima político de la nueva etapa histórica abierta en 1931 en nuestro país.

Irene Falcón (1907-1999) publicó en 1996 su libro de memorias Asalto a los cielos, cuyo subtítulo (Mi vida junto a Pasionaria) evoca una faceta fundamental de su trayectoria política y vital, su condición durante muchos años de ayudante de Dolores Ibárruri. Esta proximidad a una figura tan notable ha terminado por oscurecer los méritos propios de una mujer como Irene Lewy, hija de una familia judía de clase media, secretaria de Ramón y Cajal, periodista y activa militante desde su juventud, que tomaría el apellido de su primer compañero y marido, el periodista revolucionario peruano César Falcón. César y e Irene marcharon juntos a Inglaterra en 1925 y regresaron a España en vísperas de la proclamación de la República. Antes de que sus trayectorias vitales se separaran, juntos publicaron la revista Nosotros, fundaron la compañía de Teatro Proletario y el pequeño partido Izquierda revolucionaria y Antiimperialista (IRYA), integrado en 1933 en el PCE, donde también convergerían Cesar e Irene.

El texto seleccionado, que se ciñe a los acontecimientos de los años 1933-1934, nos ofrece una viva imagen de los primeros pasos del antifascismo en la política del PCE, y especialmente de la creación en España del movimiento unitario femenino contra la guerra, que Irene contribuyó a articular, junto a Dolores y a otras notables mujeres comunistas o de izquierdas que, afortunadamente, en las últimas décadas, han empezado a ser rescatadas del olvido (Encarnación Fuyola, Emilia Elías, Matilde Landa, etc.). La apasionante crónica va más allá de la situación de las mujeres, incorporando un agudo retrato de diversos dirigentes y personajes comunistas del momento, no siempre bien parados en la descripción de Irene, especialmente por la soberbia y los resabios machistas de algunos de ellos; aunque sobre todo subraya el despertar vital y político que supuso la República. Todo ello desde la visión apasionada de una mujer que, como le dijo una vez a su tía abuela Pepa la cambianta, decidió desde muy joven, en una España donde no siempre esto resultaba fácil, trabajar y ser siempre independiente.

Si el testimonio de Irene Falcón nos acerca al despertar de las mujeres con la República, Manuel Tagüeña (1913-1971) recrea el proceso de radicalización de una parte de la juventud, sus lecturas sobre Rusia, su preocupación por la política internacional, su desencanto inicial con el nuevo régimen y su búsqueda en el comunismo de la forma mas plena de realizar sus ideales sociales. Tagüeña, también de familia de clase media, estudiante en estos años y licenciado en Física Matemática, fue militar destacado durante la guerra y se exilio posteriormente a la URSS, a Yugoslavia y luego a Checoslovaquia. Su desencanto político con el estalinismo y el modelo del “socialismo real” lo llevaron a abandonar el partido y marchar a México en 1955. Aunque en 1960 viajó a España para visitar a su madre gravemente enferma, se negó a ejercer el papel de “rojo arrepentido” y rehusó volver al país, muriendo en México en 1971. La parte aquí seleccionada de las interesantes memorias de Tagüeña se recrea sobre todo en elactivismo en el movimiento estudiantil de la “organización conspirativa” de la Juventud Comunista y en el funcionamiento cotidiano de la misma, incluyendo la formación paramilitar tan en boga en el momento. También contiene interesantes observaciones sobre el compromiso militante de los y las jóvenes de entonces y el rigorismo moral y la dureza de su activismo revolucionario.

Los otros dos textos corresponden a personajes cuyo papel posterior en el PCE y el movimiento antifranquista es suficientemente conocido y no requiere mayores detalles. Tanto Simón Sánchez Montero (1915-2006) como Marcelino Camacho (1918-2010) procedían de medios populares -de familia de campesinos sin tierra en un pueblo de Toledo el primero y de ferroviario en un pueblo de Soria el segundo-. Su aproximación al PCE también se encuadra en le proceso de radicalización social y de despliegue de las esperanzas de cambio con la República, pero su acceso a la conciencia política, en ambos casos potenciada con la avidez por la lectura, viene por la vía sindical. Simón nos cuenta en su interesante relato cómo era la vida y el trabajo de los panaderos madrileños, sus inicios sindicales al lado de los socialistas y sus posteriores simpatías por los comunistas, previas a su ulterior ingreso en el partido. Entre las cuestiones más relevantes que aparecen en el texto se encuentran la influencia de las lecturas en la radicalización ideológica de Simón, su percepción de la explotación y su pérdida de fe religiosa y, muy particularmente, su descripción de la radicalización con la República y la eclosión de las expectativas, tanto políticas como sociales y culturales.

Por último, el texto de Marcelino Camacho nos cuenta la toma de conciencia de un joven trabajador en el pueblo de La Rasa (Soria), el papel de las lecturas y la influencia de un trabajador deportado al pueblo tras los sucesos de Octubre de 1934, la creación del pequeño sindicato local y de la primera organización provincial del PCE en 1935 y la campaña electoral de febrero de 1936.

DOCUMENTO COMPLETO [pdf 319 KB] - Testimonios de Irene Falcón; Manuel Tagüeña; Simón Sánchez Montero y Marcelino Camacho

Fuente → mundoobrero.es

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