CAFÉ: el lema falangista vinculado al asesinato de Lorca que luce en el Parlamento andaluz

¿Esvásticas en el Bundestag? ¿Fasces en el Palacio Montecitorio? Impensable salvo en Sevilla

CAFÉ: el lema falangista vinculado al asesinato de Lorca que luce en el Parlamento andaluz / Juan Luis Valenzuela:

¿Esvásticas en el Bundestag? ¿Fasces en el Palacio Montecitorio? ¿Alguien imagina algo así hoy? Imposible ahora. En ningún espacio público de la Alemania o Italia actual se permitiría la simple exhibición de estos símbolos totalitarios representativos de la represión, el crimen o las dictaduras. Es más, no solo no se permitiría sino que sería delito. Y desde luego, imposible de toda imposibilidad, que se mostrasen en la sede del Parlamento Federal alemán o en la sede de la Cámara de Diputados de la República Italiana. Y así en todos los países considerados democráticos. En todos menos en ese rincón de Sevilla que empieza a parecerse a un islote antidemocrático y que es el Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento andaluz.

En ese recinto permeable a la lluvia fina del neofascismo, empiezan a haber goteras por donde calan esas ideas que parecían borradas por el deseo de los andaluces y españoles en las urnas. En ese edificio que durante siglos, paradójicamente, albergó loables y generosas labores asistenciales, especialmente en épocas epidemia, hoy se inoculan un virus con sintomatología de odio y revanchismo totalitario increíble de entender en una democracia del siglo XXI. Y ya se sabe que toda inoculación​ tiene un proceso inicial de crecimiento y luego de reproducción. Ahora en uno de esos despachos que antaño albergaron salas de enfermería, se exhibe la bandera de la falange y se adhieren pegatinas con el tétrico acrónimo CAFÉ (“Camaradas, Arriba Falange Española”). Y todo ello ante la falsa equidistancia complaciente y naranja de una presidenta de la Cámara que casi pide perdón cuando, en plena sesión parlamentaria, el portavoz de Vox la mandó “al carajo” (sustituyo por no expresarme literalmente) a ella y a todos los parlamentarios. Una presidenta que en vez de mandar al instante de enterarse la retirada “ipso facto” de la bandera fascista y la criminal pegatina, invierte su bien pagado tiempo en conjuras para ver si el PP la redime y la alberga en sus futuras por Almería listas en cuanto Moreno Bonilla mande parar.

Una presidenta y unos grupos parlamentarios, supuesta y estatutariamente democráticos como PP y Ciudadanos, que no solo prohíben tan abyecta exhibición de esos símbolos sino que los toleran y permiten al ser rama del árbol que le da la savia de la mayoría azul casi negra parlamentaria. Son parte del ensamblaje de su negra y azul geometría política.

Todo un insulto insoportable que en el sancta sanctorum de la democracia de la autonomía andaluza, en su interior, se “sirva” ese acrónimo CAFÉ franquista. Una frase, “Camarada Arriba Falange Española”, que fue la consigna, la palabra clave de los golpistas insurrectos para, que la avanzadilla de los rebeldes del Ejército africano y andaluz, preparasen la estrategia del golpe de estado del 18 de julio del 36. Este siniestro término comenzó a circular en las reuniones previas al golpe franquista. El General Juan Yagüe -el “Carnicero de Badajoz” que comandó una masacre en la que se ejecutaron entre 1800 a 4.000 personas en un sanguinario crimen contra la humanidad- utilizaba CAFÉ en encuentros y comidas preparatorias del Alzamiento entre oficiales luego implicados en la trama golpista. Este personaje que tras la “Masacre de Badajoz” reivindicó este holocausto extremeño a un periodista norteamericano de la manera siguiente: “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Qué iba a llevar cuatro mil prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contra reloj? ¿O iba a soltarlos y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”. Este fue uno de los “inventores” del cruel acrónimo que hoy se exhibe sin pudor en un despacho de la soberanía popular andaluza. Aunque a más padres les dieron la autoría pues CAFÉ sirvió como consigna que autentificaba las órdenes militares de asesinar al enemigo “rojo” desde el interior de la trama golpista. Y de ahí a ser la frase que se asocia al “Atila franquista” del Sur, el General Gonzalo Queipo de Llano y sus órdenes de “dar café, mucho café” al más universal de los poetas españoles, a Federico García Lorca.

Ese siniestro CAFÉ con la bandera de la ideología que lo difundió y, en muchos casos lo materializó a golpe de percutor y bala a la cabeza, ha vuelto, sí ha vuelto nada más y nada menos que a una dependencia del Parlamento andaluz. Una bofetada a la soberanía popular, al pueblo andaluz y un desprestigio para la autonomía. Todo un borrón en la historia de la autonomía andaluza que lejos de intentar borrarlo, quienes podían limpiar la mancha, le pagan mes a mes oneroso sueldo de diputada y amplia nómina de asesores del bolsillo de todos los andaluces. Aquello tan soez de además del ultraje, limpiarse en la cortina.


Fuente →  elplural.com 

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