El debate sobre cómo informar de la extrema derecha para no alimentarla está sobre la mesa en una campaña electoral en Catalunya en la que los medios públicos están obligados a otorgar representación a Vox y algunos privados deciden concederles espacio. No obstante, el reto de enfrentarse al populismo de derechas no es nuevo ni se acabará una vez pasen unas elecciones en las que, según las encuestas, la formación de Santiago Abascal obtendría entre 4 y 7 escaños en el Parlamento.
Desde Mèdia.cat hemos hablado de ello en los últimos días en dos conversaciones en directo a través de Instagram con los periodistas especializados Miquel Ramos y Jordi Borràs a las que se conectaron en total más de 3.000 personas. A continuación, recogemos las cuestiones clave que surgieron.
1. El problema no es hablar de la extrema derecha, sino cómo lo hacemos
«Yo hablo constantemente de la extrema derecha, el problema no es hablar de ello, sino cómo hablamos. No es lo mismo que pongas un micrófono a los representantes de la extrema derecha y que ellos digan lo que les dé la gana, o bien que hables de lo que tú quieras hablar respecto a ellos». Miquel Ramos
«Ignorar a la extrema derecha, al fascismo, a la derecha radical populista, no hacen que desaparezcan. Ignorar este espacio político es lo que llevan haciendo la mayoría de los medios de comunicación desde hace más de 40 años: han hecho que no existía. Cuando comencé a hacer fotos de este mundo, había medios que me decían que no las querían porque eso era hacerles propaganda. Pero yo creo que era importante mostrar que hay manifestaciones nazifascistas en Montjuïc toleradas por el Ayuntamiento de Barcelona (un tripartito de izquierdas en aquella época). Eran exhibiciones totalmente antidemocráticas y aquí nadie hablaba de ello». Jordi Borràs
2. El error de considerar a Vox como un partido más
«Partimos de un problema de base, que es haber considerado a Vox como un partido más. Para mí, ni el racismo ni la homofobia ni el machismo ni todo lo que lleva la extrema derecha en la mochila son opciones legítimas, por mucho que sean legales, y todavía menos en el caso de los medios públicos, hay que ser muy escrupuloso. (…) Como periodista, me niego a que los medios de comunicación naturalicen que son una opción democrática más y que todas las opiniones son respetables. Yo no creo en la objetividad: en términos de derechos humanos tengo una responsabilidad como periodista y ejercerla quiere decir no contribuir a que los mensajes o prejuicios de la extrema derecha se normalicen». Miquel Ramos
3. Cómo debemos nombrarlos y qué características tienen
«Vox no es un partido fascista, es derecha radical populista o extrema derecha. En el libro Ultraderecha, de Cas Mudde (ed. Saldonar), que es una introducción para todos los públicos a la temática muy recomendable, se define la extrema derecha como las ideologías que creen que las desigualdades entre personas son naturales y positivas y que rechazan la esencia de la democracia. El fascismo, en cambio, para mí es una ideología de entreguerras, nacida de la Italia mussoliniana, el 1919 en Milán, muy concreta y pretendidamente revolucionaria, que utiliza la violencia como motor de cambio revolucionario. Es importante entender que, igual que en la izquierda hay un espectro ideológico amplio y hay matices, a la derecha –y a la derecha de la derecha tradicional– también los hay». Jordi Borràs
«Hay diferencias sustanciales entre Vox, el Reagrupament Nacional francés y el Frente Nacional catalán. Vox se parece mucho más al Fidesz húngaro o al Partido Ley y Justicia de Polonia; tiene una estética nacionalcatolicista que no tienen otras derechas europeas. El tinte obrerista que tiene Le Pen no lo tiene ni mucho menos Abascal. Ahora Vox ha creado un sindicato que se llama Solidaridad, copiando el nombre e incluso la tipografía del histórico sindicato anticomunista polaco». Jordi Borràs
«La eclosión de Vox ha sido espectacularmente corta. En 4 ó 5 años se ha colocado como tercer partido en intención de voto en el Congreso. Este proceso, en Francia (con el Frente Nacional y después Reagrupament Nacional) y en Suecia (Demócratas) llevaron unos 20 años. ¿Por qué ha sido tan rápido? Porque la extrema derecha ya estaba presente en los grandes partidos de la derecha tradicional, primero Alianza Popular, después el PP y también Ciudadanos –y se verá con las fugas de voto que tendrá Carrizosa en estas elecciones– pero también porque se ha hecho ver que la extrema derecha no existía, se partía de la falacia de que la transición española había desaparecido por arte de magia». Jordi Borràs
4. La batalla cultural: el «mayo del 68» de la extrema derecha
«La extrema derecha ha hecho una apuesta de batalla cultural para romper todos los consensos que había hasta ahora, al menos en el terreno retórico, en términos de derechos humanos. Hasta hace poco no era nada habitual escuchar discursos racistas, machistas, etc de forma tan descarada. Hoy en día estamos acostumbrados a escucharlos no solo en los medios, sino que mucha gente en la carrera ya se atreve a decirlo porque hay alguien que sale en la tele todos lo días y lo dice. Ya se ha normalizado, esto es parte de la batalla cultural». Miquel Ramos
«¿Cuántas formaciones políticas comparten algo con Vox? Si hablamos de inmigración, ¿quién tiene el mismo discurso que Vox y no lleva una bandera española? En temas de economía, ¿quién defiende lo mismo? ¿Quién tiene el mismo discurso que Vox sobre feminismo? El éxito de la extrema derecha es este: han creado un tipo de sentido común propio que ha normalizado un discurso que es aceptable para gran parte de la sociedad. También le interesa al PSOE que exista Vox, para presentarse como freno contra la amenaza de la extrema derecha y como izquierda. Pero están en el gobierno y sobre la política que están haciendo en algunos temas, como inmigración o Catalunya, Vox no tiene nada que decir porque está absolutamente de acuerdo, aunque lo critique». Miquel Ramos
5. La connivencia de los grandes medios
«La mayoría de medios privados pertenecen a grupos mediáticos y empresariales a los que interesa especialmente esta caricaturización de los extremos y la banalización del mal, porque lo que defienden este tipo de organizaciones les es inofensivo: las empresas del Ibex no tienen ningún problema con el programa económico de Vox ni con la derecha neocon. Defienden sus intereses, es una cuestión de clase que la clase alta defienda a sus perros de presa. Hay otros factores que también interesan, como grenar el tema nacional en Catalunya. Es muy descarado como ha habido noticias que se han amplificado de una manera exagerada, cuando interesaba criminalizar al independentismo, y cuando todo eso se ha desmontado y se ha demostrado que han sido montajes o relatos que no tenían ningún sustento, ni tan solo ha habido noticia. Evidentemente hay un interés». Miquel Ramos
«La ideología del periodista y del medio no se manifiestan solo en el tratamiento que hacen de la información, sino también en la información que eligen, si dan mucho espacio a una cosa u a otra. Con las declaraciones de Pablo Iglesias sobre los exiliados se montó un circo de dos semanas. ¿A quién interesa este debate? ¿Cuántas cosas más han pasado mientras tanto?». Miquel Ramos
6. Hay que evitar subordinarse al espectáculo
«Las constantes provocaciones que hacen están perfectamente calculadas para provocar nuestra reacción, la de los contrarios. No es fruto de una improvisación, está todo calculado, se sabe que estas cosas provocan una reacción naturales de los que somos demócratas y creemos en los derechos humanos. Los medios, lamentablemente, también se han subordinado al espectáculo. Todo ello provoca una reacción y comentarios fuera de lugares y saben muy bien cómo estimularlos. Los medios dicen: ‘Mira qué polémica se ha creado por el tuit de este o del otro’. Steve Bannon lo sabe perfectamente». Miquel Ramos
«Se tiene que vigilar el no hacer espectáculo con la extrema derecha (cosa que ha pasado también en los medios públicos catalanes). No se puede cometer el error de jugar porque da audiencia. El programa con más audiencia de la temporada de El Hormiguero fue el que invitó a Santiago Abascal. En Grecia, los miembros de Amanecer Dorado salían en las revistas del corazón. Aquí se ha pasado de ignorar absolutamente a la extrema derecha a que aparezcan en todos los platós de televisión. Les han normalizado». Jordi Borràs
7. Hay que conocer su estrategia comunicativa
«Recomiendo el libro No pensis en un elefant, de Georges Lakoff, un lingüista norteamericano que analizó perfectamente cuál era la estrategia de la derecha. Él se ceñía a la derecha del Partido Republicano de los Estados Unidos, pero sirve para otros luagres. Es esta estrategia comunicativa de provocar, de inferir marcos totalmente viciados, terrenos de juego que ya sabes que simplemente metiéndolos en el debate ya está amplificando su mensaje, aunque pienses que lo va a rebatir. Si tu ya haces la pregunta: ‘¿Entonces, la inmigración es buena o mala?’, ¿Los musulmanes son de fiar o no lo son?’, ahí ya utilizas su marco y la extrema derecha está encantada». Miquel Ramos
«La extrema derecha utiliza la democracia para después destruirla y lo mismo con los medios: les utiliza para transmitir su mensaje o victimizarse, quejarse de que les vetan o de que les censuran». Jordi Borràs
8. No debemos reforzar sus marcos
«El problema de muchos periodistas es que cuando entrevistan a líderes de la extrema derecha refuerzan sus marcos, en lugar de preguntarles qué piensan de las pensiones, o sobre los desahucios, materias donde la extrema derecha no está cómoda. La extrema derecha que tenemos aquí es marcadamente neoliberal, por tanto cuando los sacas de su marco de feminismo, migración, islam, independentismo, etc, pierden los papeles y no pueden contestar». Miquel Ramos
«En general, los programas electorales de la extrema derecha obvian la gran mayoría de cosas que nos afectan en el día a día. No sabemos qué piensan de las pensiones, de las energías renovables, etc. Y si entrevistas a alguien y comienza a decir barbaridades, no se trata de decir que sí sino de contrastarlo. Si dicen que llueve lo que debes hacer es sacar la cabeza por la ventana y comprobarlo». Jordi Borràs
«Como periodista hay que preparase bien las entrevistas. El otro día veíamos un ejemplo fabuloso en TVE: cuando José Ortega Smith relacionó delincuencia e inmigración, el periodista lo desmontó palabra por palabra. No es fácil: requiere tiempo, datos y paciencia. No pretendas confrontarlo sin datos en la mano, sin despojar de argumentos a aquella persona a la que entrevistes». Jordi Borràs
9. Hay que huir de la caricatura y hay que llamar a las cosas por su nombre
«Yo huiría ya de una vez de esta caricatura que hacemos de la extrema derecha. Nos puede parecer caricaturesco el ‘cuñao’ en el bar, pasado de Terry, diciendo barbaridades, pero la extrema derecha no es eso. La extrema derecha gobierna en media Europea, en coalición o apoya a gobiernos; ha gobernado en Estados Unidos y en Hungría, Polonia… Cada vez tiene más poder. Esto requiere una habilidad notable». Miquel Ramos
«La corresponsal en Italia Alba Sidera explica muy bien como el periodismo de ese país sitúa a los miembros de la Liga como políticos de centroderecha. Y no, son políticos de extrema derecha o de derecha radical populista. Los periodistas debemos llamar a las cosas por su nombre». Jordi Borràs
10. Hay que evitar hacer de las barbaridades noticia
«El problema es pensar que nuestro sentido común es el sentido común general. Si alguien de cualquier partido dice ‘es que todas las feministas son unas amargadas de la vida’ podemos salir a debatir este argumento, tendrás todos los argumentos del mundo, habrá gente a la que reforzarás todavía más, pensarán: ‘no estoy solo pensando esto’. Para mí estas barbaridades no deberían ser noticia». Miquel Ramos
11. Falta periodismo de investigación
«Falta periodismo de investigación. La huella Vinader es un mito. Los medios en general no apuestan por el periodismo de investigación porque es caro, requiere cursos, lleva mucho trabajo, pero a menudo es la única manera de arrojar luz, de decir quién es esta gente, de revelar que estos partidos están llenos de nazis, de gente con un pasado delincuente relacionado con su militancia política». Jordi Borràs
12. El peligro de la extrema derecha independentista
«Hagamos introspección y vigilemos aquí lo que tenemos que se parece a Vox. Comencemos por aquí, por poner barreras, por neutralizar estos mensajes aquí». Miquel Ramos
«Se habla mucho del Frente Nacional Catalán (FNC) y se le compara con Vox, pero su entidad política no tiene nada que ver: es como si comparamos la medida de una hormiga con la de un elefante. El FNC es un partido de derecha radical populista, sí, pero no hay una sola encuesta que les dé ningún tipo de representación. Juegan al desencanto del voto independentista. Se presentan como un partido que no se plegará con los embates del Estado español. Es un discurso que ya han probado otras organizaciones políticas y que viene de la antipolítica. Buena parte de su apoyo vendrá del voto de castigo al independentismo. Eso es tremendamente peligroso». Jordi Borràs
«El intento de crear un espacio de extrema derecha independentista no es nuevo, tiene prácticamente cien años. En Catalunya, por la propia idiosincrasia, porque somos esclavos de nuestra propia historia, porque la extrema derecha en el estado español ha sido eminentemente anti catalanista y radicalmente anti independentista, la extrema derecha independentista siempre ha nadado totalmente a contracorriente. Lo que pasa es que ahora estamos en un momento peligroso». Jordi Borràs
«El Movimient Indentitari Català (MIC) es claramente un partido de extrema derecha. De hecho es una asociación cultural que tiene miembros nazifascistas en su interior. Uno de los cabecillas lleva tatuada en la pierna un emblema de las SS y algunos de ellos han hecho propaganda nazifascista en las redes sociales. El MIC hace referencia al Movimiento Identitario que nace en Francia a principios de la década de los 2000 y que se ha expandido por Europa, estarían a la derecha del FNC». Jordi Borràs
13. El relato de las contramanifestaciones antifascistas
«Yo nunca diré que una acción contra el fascismo sea contraproducente, porque visibiliza un sentir de la sociedad que se opone a que haya gente que venga a difundir odio a tu casa. A mí eso me parece más que correcto. Ahora bien, hay que tener cuidado porque sabes perfectamente que Vox estará grabando para hacer un vídeo después… Lo hicieron en Euskadi, aquí en Valencia lo hace España 2000 desde hace 20 años. Los medios lo comentarán, y más ahora que todo el mundo sube vídeos a las redes. Por tanto, sé inteligente, anticípate y crea tú el relato; no dejes que alguien lo cree por ti. ¿Protestar contra la extrema derecha? Claro. Pero hay que estudiar muy bien cómo puede ayudar eso al antifascismo y no dar a la extrema derecha lo que quieren. Ellos quieren construir el relato». Miquel Ramos
«El problema es presentar como si fuese lo mismo a quienes defienden el racismo, el machismo, etc y a quienes los combaten. ‘Los extremos se tocan’: pues no, señor, este marco no se lo compro». Miquel Ramos
14. Todo el mundo puede combatir a la extrema derecha
«Olvidémonos de un partido en concreto y busquemos la raíz de los prejuicios que tratan de inocular en cada uno de nosotros. Su éxito no es sacar 30 ó 50 diputados, es que tú ya pienses lo mismo que dicen ellos sobre los musulmanes, los judíos, los inmigrantes, las mujeres, el feminismo, Catalunya… Comencemos a revisar eso es nosotros mismos y nuestro entorno. Nuestro trabajo como ciudadanos y ciudadanas que estamos preocupados por el avance de la extrema derecha es cuestionarnos cuando su discurso comienza a ser normal en nuestro entorno, en nuestro grupo de amigos, en nuestro medio de comunicación. Vox está aquí y es una amenaza obviamente porque es un actor político con mucho peso, pero vayamos más allá. Cuando comienzas a neutralizar estos prejuicios en el día a día es cuando comienzas a hacer barrera, y aquí pienso que todos y todas podemos hacer algo. Los periodistas podemos hacer lo que podemos pero no tenemos la fórmula mágica, la ciudadanía es la que tiene la clave: solo el pueblo salva al pueblo, ni los periodistas ni los políticos». Miquel Ramos
Este artículo ha sido publicado originalmente en Mèdia.cat. Puedes leerlo en catalán aquí.
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