Portugalete, enero 1975

Portugalete, enero 1975
Álvaro Esteras Ruiz

En enero de 1975, el jefe del Estado es todavía el dictador Franco (aunque Juan Carlos, Príncipe de España, ya le ha sustituido por enfermedad entre el 19 de julio al 2 de septiembre de 1974), el presidente del Gobierno es Carlos Arias Navarro (será el último de Franco y el primero de Juan Carlos I) los medios de comunicación le presentan como "aperturista" y evocan el "espíritu del 12 de febrero". En Málaga, donde ejerció como fiscal en 1937 tras el golpe fascista, era conocido como el "Carnicero de Málaga" por la cantidad de penas de muerte (hay estudios que las estiman en 4.300) que instruyó.

En Navarra, los trabajadores son convocados a la huelga general de seis días, en solidaridad con la lucha de Potasas, una lucha que se viene prolongando desde el año anterior. Los trabajadores de esta empresa llegaron a estar tres meses y medio en huelga (el día 7 de enero, 47 mineros se encerraron en el pozo Esparza donde permanecerán tres semanas ante el mantenimiento de los despidos, las sanciones y la negativa de la empresa a negociar). Estas movilizaciones son resultado de unas durísimas condiciones de vida y trabajo, y del profundo malestar que se viene arrastrando entre otras cosas porque los trabajadores en España cada vez que defienden sus derechos, en el más estricto sentido, se la juegan. No existe el derecho de huelga, ni el de reunión, si hacen huelga, celebran una asamblea o informan de lo que sucede pueden ser sancionados, despedidos, detenidos y, llegado el caso, encarcelados. No es infrecuente que alguna de estas cosas suceda y, tanto es así, que el día 10 se producen más de 1.500 despidos de huelguistas entre diferentes empresas de Navarra, y se sanciona con dos meses, entre otros, a los trabajadores de Potasas. A éstos, el gobierno presidido por el aperturista Arias les llega a amenazar con la militarización y el destierro. Y podría haberlo hecho.

A pesar de la durísima represión, en todo el país, se van extendiendo poco a poco acciones de solidaridad con la lucha de los trabajadores de Navarra y, en la casi todos los casos, la solidaridad se solapa con la lucha que ya vienen desarrollando los trabajadores por sus derechos.

En Portugalete, el día 20 de enero de 1975, cuando eran algo más de las 6 de la mañana, varios obreros que estaban esperando el autobús para ir a su fábrica ven aparecer corriendo, por la acera de enfrente, a un joven vestido con un anorak verde oscuro, llevando en su mano derecha una bolsa de deporte y nada en la izquierda. El joven venía de la "Cuesta del Medio", corre por General Castaños hacia Santurce. Detrás de él, a una distancia de unos 6 ó 7 metros, venía también corriendo un hombre que viste una gabardina clara, que llevaba una cartera en la mano izquierda y, en la derecha, una pistola. El de la pistola hizo un disparo contra el chico del anorak que sigue corriendo. Un barrendero, que está a su altura, oyó decir al de la pistola:
–"¿No caes?, ¿eh? Pues ahora caerás". Vuelve a levantar el arma y hace un segundo disparo. El chico del anorak, lanza un grito tremendo, suelta la bolsa, y para en seco, gira sobre sí mismo dando la cara al agresor y cae de espaldas.

El chico del anorak oscuro se llama Víctor Manuel Pérez Elexpe, tiene 23 años, trabaja como auxiliar de laboratorio y estudia maestría industrial por las tardes. Su familia, sus amigos, su novia le quieren muchísimo. Se va a casar en unos meses y hace tiempo que ha tomado buena nota de lo que pasa a su alrededor por lo que ha decido luchar con todas sus fuerzas para cambiarlo. Desde 1973, "Bittor" es militante del Partido Comunista de España (internacional), en la bolsa de deportes lleva octavillas en las que se llama a apoyar la lucha de sus hermanos de clase, los trabajadores navarros en huelga. Ahora está caído en la calle, le han alcanzado dos disparos. Ha sido cobardemente asesinado por el de la pistola, el cabo primero de la Guardia Civil, Narciso San Juan del Rey.

En muy poco tiempo la maquinaria del régimen se pone en marcha vertiginosamente. Se ve que está bien engrasada:

–Se comienza, por un lado, con la "instrucción", a las 7 de la mañana, de un procedimiento judicial. Así, un comandante es nombrado juez instructor, auxiliado por un cabo 1º, ambos miembros de la Benemérita que toman declaración a su compañero del cuerpo el cabo primero Narciso San Juan del Rey, que manifiesta que se ha producido un enfrentamiento armado y que ha disparado a Víctor después de que éste hubiese utilizado un arma de fuego contra él. La autoridad militar también recoge la declaración de un Policía Municipal de Portugalete que da una confusa explicación de por qué se encontraba en el lugar de los hechos y también hace un confuso relato de éstos, la instrucción no intenta la identificación ni la toma de declaración de los numerosos testigos de la persecución que fue de más de 300 metros.

–De otro lado, se suministra esta versión a la prensa (ABC y La Gaceta del Norte, entre otros) y los "periodistas" y "directores" de estos medios, que no contrastan la información que les suministran las autoridades, convierten en "noticia" la versión oficial. Para "informar" realizan un importante despliegue tipográfico y no dudan en incluir una fotografía en la que hacen aparecer una pistola que se había manipulado como "prueba" contra Víctor.

Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar, y tampoco la represión. El día del funeral en la Parroquia de San Cristóbal (asistieron 800 personas), varios cientos de personas se manifestaron en Portugalete, en solidaridad con Víctor y su familia. La manifestación fue enérgicamente reprimida por la policía y la Guardia Civil, produciéndose 30 detenciones. Las asambleas y concentraciones, primero el día 22 en Bilbao y el 26 de nuevo en Portugalete, se extendieron a diferentes puntos del País Vasco durante varios días. Todas las fuerzas políticas democráticas se echaron a la calle en protesta por su asesinato y en defensa de la libertad. Al calor de estas acciones de protesta un mes después, el 26 de febrero, las fuerzas políticas llamaron a una jornada de lucha en Euskadi por las libertades democráticas, la autodeterminación y el recuerdo de todos los asesinados por la dictadura. Una jornada que tuvo una importante repercusión.

Desde la cárcel de Carabanchel los presos políticos de todos los partidos de izquierdas enviaron una nota de solidaridad con Víctor y su familia a la redacción de la publicación central (MOR nº33) del partido donde militaba.

Las acciones de solidaridad con Víctor, en la medida que era posible, continuaron, y tres años después, el domingo 22 de enero de 1978, el PTE y las Gestoras Pro-Amnistía organizaron un homenaje en el Cine Rex, al que asistieron 500 personas, a cuyas puertas su padre colocó una placa en su recuerdo.

Y sí, el recuerdo a Víctor ha estado siempre en la memoria de su familia, de sus camaradas y de muchos demócratas que no podemos dejar de pedir que se haga justicia, porque el homenaje, el recuerdo, siempre ha sido acompañado con una exigencia que no puede ser más profunda y radicalmente democrática que es la de justicia.

La familia de Víctor, primero los padres Fermín y Begoña y después sus hermanos (en el camino también quedo Nacho, el más joven de todos, que nunca superó la pérdida de su hermano mayor), comenzaron una lucha larga.

Ya en 1975, con lo que significaba en aquellos momentos, emprendieron acciones judiciales, pero «la jurisdicción penal ordinaria se declaró incompetente para el enjuiciamiento ya que el querellado gozaba de fuero ante la jurisdicción militar. El sumario ordinario fue rápidamente sobreseído y archivado. Nunca llamaron a declarar a los testigos»

Después recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, al Tribunal Constitucional y, finalmente, recurrieron ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que rechazaron la petición. Ningún tribunal entró al fondo del asunto. La respuesta fue siempre la misma: Prescripción y ley de amnistía.

En 2010, Víctor Pérez Elexpe, evidentemente a petición de sus hermanos, fue reconocido como víctima del franquismo: se reconoce que "padeció persecución y violencia" y, precisamente, el elemento clave para obtener este reconocimiento fue el testimonio de los testigos, recogido ya en 1975 por los abogados que desarrollaron las primeras actuaciones. Los testigos habían declarado que Víctor no hizo fuego contra nadie, no podía hacerlo porque no portaba arma alguna desmontando la versión del Guardia Civil (y de todos los que participaron, encubrieron y/o colaboraron con sus mentiras) , que habían declarado, según recordaba con amargura el hermano de Víctor, Fermín, que «primero disparó nuestro hermano, que iba desarmado, y en respuesta a estos supuestos disparos, él los repelió con otros dos al aire: Uno de ellos le atravesó el corazón y el otro el pulmón».

"La familia estaremos eternamente agradecida a estas personas que se jugaron la vida en aquel momento facilitando su identidad y contando la verdad de lo que realmente sucedió" expresó emocionada otra de las hermanas de la víctima, Mari Efi.

Esto podía suponer un consuelo, pero consuelo no es justicia, por eso los familiares recurrieron a la justicia argentina, en el marco de la querella contra los crímenes del franquismo. La jueza María Servini de Cubría se encontró con la "justicia" española: "Se envió un exhorto en 2016 al juzgado número dos de Salamanca, que lo rechazó".

En declaraciones al diario Público el año pasado, los hermanos de Víctor se mostraron dispuestos a continuar recorriendo el camino que los lleva a la verdad y a la reparación. "Vamos a seguir haciendo lo que sea necesario para tratar de conseguir justicia", apunta Mariefi. "No estoy pidiendo que ni ese guardia civil ni nadie me venga a pedir perdón –continuaba su hermano–. Lo que pido es que se sepa la verdad".

Y porque Víctor aun no tiene justicia, seguro que, hasta lograrla, su familia, este año también, se reunirá con los amigos, como todos los aniversarios, en el centro de Portugalete, para reclamarla.


Fuente →  blogs.publico.es

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