Nos volverán a fusilar a todos
José Antonio Martín Acosta
Vendrán a buscarnos entre himnos
Y soflamas
Aparcarán sus coches de alta gama
Frente a nuestros utilitarios
Nos vendarán los ojos de nuestra ausencia
Acaudillarán ejércitos
Para dejarlo todo devastado
Nos pondrán en fila
Ahorrarán balas y prelados
Justificarán nuestra muerte por ímprobos
Por comunistas
Por bolivarianos
Por bilduetarras
Nada pasará sino un tiempo de rodillas
Un carguen
Apunten
Fuego
Y todo el néctar de colores
Se volverá bermellón en nuestro pecho
Traficarán con nuestros sentimientos fusilados
Edificarán homilías y presagios
Se esconderán durante generaciones para jamás
Ser juzgados
Se meterán en sus cuartos
Con sus fruslerías y sus biblias
Cantarán un requiem por su alma
Y se sentirán santificados
Por su rito evangélico
Por su procesión de armas
Saltarán en nuestra fosa
Caerán de hinojos junto a todos los rosarios
Decidirán borrar nuestro nombre
Nuestra causa
Nuestro anhelo de justicia
Y lo harán tan mal
Que recibirán la confirmación de nuestros huesos
La llamada celestial de los vengadores
La pira vertiginosa de nuestro recuerdo
Y lo harán tan mal
Tan precipitadamente
Y sin aviso
Tan desoladoramente lamentable
Tan asquerosamente repugnante
Que su vómito permanecerá en tierra
Más que nuestros cadáveres
Volverán a fusilarnos
Y lo harán tan mal
Que tendrán que volver a hacerlo
Tan a menudo
Que ni siquiera nuestra muerte
Les será rentable
Y no tendrán más remedio que arrepentirse
Rezar un padre nuestro
Arrodillarse con sus mantillas
Y pegarse un tiro en la cabeza
Para rendir pleitesía a lo evidente:
No se puede matar una idea.
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