DOCUMENTOS PARA UN CENTENARIO PCE 1921-2021
La posición del PCE ante los movimientos contra la monarquía, a comienzos de 1931 / Santiago Vega Sombría
INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO nº 9.
La creciente oposición a la recién caída dictadura de Primo de Rivera y por extensión al rey Alfonso XIII -apoyo y sustento del dictador desde su inicio en 1923- se había agrupado en el Pacto de San Sebastián, firmado en agosto de 1930 en aquella ciudad. Las fuerzas republicanas históricas (Partido Radical y Acción Republicana) y las de reciente creación, provenientes de las filas monárquicas (lideradas por Alcalá Zamora y Miguel Maura), junto con nacionalistas catalanes y gallegos pactaban el fin del reinado y la llegada de la República. A ese acuerdo se sumaron en octubre, no sin fuerte debate interno, las organizaciones socialistas hermanas PSOE y UGT. A continuación se creó un comité revolucionario con representantes de las distintas fuerzas políticas y sindicales. Los planes de acción contemplaban una insurrección militar reforzada con una huelga general. Pero la sublevación militar se limitó a los capitanes Galán y García Hernández en la guarnición de Jaca. La malograda intentona concluyó con el fusilamiento de los jóvenes oficiales, lo que les convirtió en protomártires de la ansiada República. El fracaso militar conllevó la detención de gran parte de los integrantes del Comité Revolucionario (Alcalá Zamora, Largo Caballero y Fernando de los Ríos, entre otros). Significativamente, el futuro gobierno provisional de la República pasaría unos meses en la cárcel Modelo de Madrid acusados de rebelión militar. El consejo de guerra celebrado el 20 de marzo de 1931 aceptó la propuesta de los abogados defensores de que la sublevación era contra la dictadura y no contra la Constitución, por lo que las condenas fueron leves y puestos en libertad todos los detenidos.
Paralelamente, el general Berenguer -sustituto de Primo de Rivera en enero de 1930- es destituido por Alfonso XIII en febrero de 1931. El rey pretende el paso de la “dictablanda” al retorno a la senda constitucional de 1876, la que amparaba el fraudulento bipartidismo establecido por Cánovas del Castillo. El elegido para ese giro es el almirante Aznar que formalizará la convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril, previas a otras generales. Pero las propuestas del gobierno de la monarquía se enfrentaban a gran parte de la población y de la opinión pública con una prensa cada vez más proclive al cambio de régimen, encabezado por el Comité Revolucionario.
En este marco histórico se sitúa el comunicado firmado por el Comité Regional de la Federación Comunista de Asturias del PCE. Recién salido de la clandestinidad y de la persecución feroz por la dictadura de Primo de Rivera, el PCE mantiene su fidelidad a la patria del socialismo como modelo para implantar en España. Consciente del momento revolucionario que vive el país, el Partido pone en alerta a la organización y también al resto de la clase obrera para que no permanezca al margen, sino que se implique para no permitir que los cambios sirvan para favorecer a la burguesía como se queja en el documento. El PCE rechaza las propuestas del Comité Revolucionario republicano y en sus críticas incluye tanto a las fuerzas de clase burguesa (republicanos y nacionalistas) como a los otros dos pilares del movimiento obrero, socialistas y anarcosindicalistas (aunque estos no forman parte del Comité), a quienes tilda de “fieles servidores de la burguesía”. Consciente de su posición aún minoritaria entre los trabajadores -en la construcción de un perfil propio frente a las organizaciones hegemónicas y competidoras- es clara y firme la apuesta del PCE por teñir de un carácter netamente obrero y campesino a la revolución en marcha. En definitiva, rechazo a la república democrática-burguesa y apuesta por una república federativa soviética, de comités de obreros y campesinos. Este rechazo frontal de 1931 en cinco años se convertirá en acendrada defensa con las armas frente a la sublevación militar.
La creciente oposición a la recién caída dictadura de Primo de Rivera y por extensión al rey Alfonso XIII -apoyo y sustento del dictador desde su inicio en 1923- se había agrupado en el Pacto de San Sebastián, firmado en agosto de 1930 en aquella ciudad. Las fuerzas republicanas históricas (Partido Radical y Acción Republicana) y las de reciente creación, provenientes de las filas monárquicas (lideradas por Alcalá Zamora y Miguel Maura), junto con nacionalistas catalanes y gallegos pactaban el fin del reinado y la llegada de la República. A ese acuerdo se sumaron en octubre, no sin fuerte debate interno, las organizaciones socialistas hermanas PSOE y UGT. A continuación se creó un comité revolucionario con representantes de las distintas fuerzas políticas y sindicales. Los planes de acción contemplaban una insurrección militar reforzada con una huelga general. Pero la sublevación militar se limitó a los capitanes Galán y García Hernández en la guarnición de Jaca. La malograda intentona concluyó con el fusilamiento de los jóvenes oficiales, lo que les convirtió en protomártires de la ansiada República. El fracaso militar conllevó la detención de gran parte de los integrantes del Comité Revolucionario (Alcalá Zamora, Largo Caballero y Fernando de los Ríos, entre otros). Significativamente, el futuro gobierno provisional de la República pasaría unos meses en la cárcel Modelo de Madrid acusados de rebelión militar. El consejo de guerra celebrado el 20 de marzo de 1931 aceptó la propuesta de los abogados defensores de que la sublevación era contra la dictadura y no contra la Constitución, por lo que las condenas fueron leves y puestos en libertad todos los detenidos.
Paralelamente, el general Berenguer -sustituto de Primo de Rivera en enero de 1930- es destituido por Alfonso XIII en febrero de 1931. El rey pretende el paso de la “dictablanda” al retorno a la senda constitucional de 1876, la que amparaba el fraudulento bipartidismo establecido por Cánovas del Castillo. El elegido para ese giro es el almirante Aznar que formalizará la convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril, previas a otras generales. Pero las propuestas del gobierno de la monarquía se enfrentaban a gran parte de la población y de la opinión pública con una prensa cada vez más proclive al cambio de régimen, encabezado por el Comité Revolucionario.
En este marco histórico se sitúa el comunicado firmado por el Comité Regional de la Federación Comunista de Asturias del PCE. Recién salido de la clandestinidad y de la persecución feroz por la dictadura de Primo de Rivera, el PCE mantiene su fidelidad a la patria del socialismo como modelo para implantar en España. Consciente del momento revolucionario que vive el país, el Partido pone en alerta a la organización y también al resto de la clase obrera para que no permanezca al margen, sino que se implique para no permitir que los cambios sirvan para favorecer a la burguesía como se queja en el documento. El PCE rechaza las propuestas del Comité Revolucionario republicano y en sus críticas incluye tanto a las fuerzas de clase burguesa (republicanos y nacionalistas) como a los otros dos pilares del movimiento obrero, socialistas y anarcosindicalistas (aunque estos no forman parte del Comité), a quienes tilda de “fieles servidores de la burguesía”. Consciente de su posición aún minoritaria entre los trabajadores -en la construcción de un perfil propio frente a las organizaciones hegemónicas y competidoras- es clara y firme la apuesta del PCE por teñir de un carácter netamente obrero y campesino a la revolución en marcha. En definitiva, rechazo a la república democrática-burguesa y apuesta por una república federativa soviética, de comités de obreros y campesinos. Este rechazo frontal de 1931 en cinco años se convertirá en acendrada defensa con las armas frente a la sublevación militar.
MANIFIESTO DE LA FEDERACIÓN COMUNISTA DE ASTURIAS, 2 DE FEBRERO DE 1931.
Federación Comunista de Asturias
A todos los obreros y campesinos asturianos
Camaradas:
Se ha dado principio en toda España a un movimiento revolucionario, en gestación hace tiempo, que por la composición de las diversas fuerzas que en él intervienen, pudiera dar lugar a confusiones lamentables en el seno del movimiento obrero revolucionario, y que nosotros, factores decisivos de la revolución, estamos dispuestos a evitar a todo trance. Los trabajadores revolucionarios debemos tener una bandera de lucha y de clase propia, unas consignas revolucionarias que tiendan a transformar radicalmente la fase histórica del régimen burgués y que pongan bajo el poder del proletariado, de los obreros y campesinos, todo el sistema político y social de nuestro país.
Este movimiento, iniciado por las diversas fuerzas políticas de oposición a la Monarquía y que engloba, desde el monárquico descontento y amargado, pasando por las diversas tendencias del republicanismo histórico, hasta los fieles seguidores de la burguesía de izquierda como son los socialistas y anarco-sindicalistas, sin un programa concluyente, concreto y definido, de cuáles son sus objetivos inmediatos y que ello tiende a robustecer única y exclusivamente a la burguesía, nos obliga, camaradas, a poneros en guardia, no para que os abstengáis en la lucha, sino para intervenir clara y enérgicamente, a fin de que este movimiento no termine sin que se haya precisado, de una forma absoluta, su pleno carácter de clase; es decir, el carácter y el triunfo de una revolución eminentemente obrera y campesina, bajo la bandera del GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO, cuya expresión orgánica deberá ser la REPÚBLICA FEDERATIVA DE LOS CONSEJOS DE OBREROS, SOLDADOS Y CAMPESINOS.
¡Obreros y campesinos asturianos! La Revolución está en marcha. ¡La hora del proletariado ha llegado! Organizad rápidamente los Comités de lucha Revolucionarios, para la defensa de la revolución. En todos los pueblos se deben constituir inmediatamente esos Comités de Lucha. ¡No hay tiempo que perder, camaradas! Luchad implacablemente contra los que pretenden desviar vuestras consignas revolucionarias de clase. Formad el cuadro en defensa de la consigna por el Gobierno Obrero y Campesino.
¡Soldados! Vosotros sois obreros que debéis disponer de las armas que la burguesía puso en vuestras manos para defender con gallardía a vuestros hermanos de clase. No disparar jamás contra vuestros hermanos los obreros y campesinos. Ellos pertenecen a vuestra clase. Volved vuestras armas contra la burguesía asesina y criminal que explota y esclaviza a vuestros padres, hermanos y amigos. Poned vuestros fusiles al servicio del proletariado y de la revolución. ¡Soldados! ¡Viva el triunfo de la revolución obrera y campesina!
¡Obreros, soldados y campesinos! ¡En pie y arma al brazo!
¡Por la huelga general revolucionaria!
¡Por el armamento del proletariado!
¡Por la tierra para quien la trabaja!
¡Por las fábricas y útiles de la producción al servicio y en poder de los obreros!
¡Por el Gobierno Obrero y Campesino!
¡Viva la Revolución Obrera!
¡Viva la República Federativa de los Consejos de Obreros, Soldados y Campesinos!
¡Viva el Partido Comunista de España, guía de la Revolución!
Por la Federación Comunista de Asturias,
EL COMITÉ REGIONAL
A todos los obreros y campesinos asturianos
Camaradas:
Se ha dado principio en toda España a un movimiento revolucionario, en gestación hace tiempo, que por la composición de las diversas fuerzas que en él intervienen, pudiera dar lugar a confusiones lamentables en el seno del movimiento obrero revolucionario, y que nosotros, factores decisivos de la revolución, estamos dispuestos a evitar a todo trance. Los trabajadores revolucionarios debemos tener una bandera de lucha y de clase propia, unas consignas revolucionarias que tiendan a transformar radicalmente la fase histórica del régimen burgués y que pongan bajo el poder del proletariado, de los obreros y campesinos, todo el sistema político y social de nuestro país.
Este movimiento, iniciado por las diversas fuerzas políticas de oposición a la Monarquía y que engloba, desde el monárquico descontento y amargado, pasando por las diversas tendencias del republicanismo histórico, hasta los fieles seguidores de la burguesía de izquierda como son los socialistas y anarco-sindicalistas, sin un programa concluyente, concreto y definido, de cuáles son sus objetivos inmediatos y que ello tiende a robustecer única y exclusivamente a la burguesía, nos obliga, camaradas, a poneros en guardia, no para que os abstengáis en la lucha, sino para intervenir clara y enérgicamente, a fin de que este movimiento no termine sin que se haya precisado, de una forma absoluta, su pleno carácter de clase; es decir, el carácter y el triunfo de una revolución eminentemente obrera y campesina, bajo la bandera del GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO, cuya expresión orgánica deberá ser la REPÚBLICA FEDERATIVA DE LOS CONSEJOS DE OBREROS, SOLDADOS Y CAMPESINOS.
¡Obreros y campesinos asturianos! La Revolución está en marcha. ¡La hora del proletariado ha llegado! Organizad rápidamente los Comités de lucha Revolucionarios, para la defensa de la revolución. En todos los pueblos se deben constituir inmediatamente esos Comités de Lucha. ¡No hay tiempo que perder, camaradas! Luchad implacablemente contra los que pretenden desviar vuestras consignas revolucionarias de clase. Formad el cuadro en defensa de la consigna por el Gobierno Obrero y Campesino.
¡Soldados! Vosotros sois obreros que debéis disponer de las armas que la burguesía puso en vuestras manos para defender con gallardía a vuestros hermanos de clase. No disparar jamás contra vuestros hermanos los obreros y campesinos. Ellos pertenecen a vuestra clase. Volved vuestras armas contra la burguesía asesina y criminal que explota y esclaviza a vuestros padres, hermanos y amigos. Poned vuestros fusiles al servicio del proletariado y de la revolución. ¡Soldados! ¡Viva el triunfo de la revolución obrera y campesina!
¡Obreros, soldados y campesinos! ¡En pie y arma al brazo!
¡Por la huelga general revolucionaria!
¡Por el armamento del proletariado!
¡Por la tierra para quien la trabaja!
¡Por las fábricas y útiles de la producción al servicio y en poder de los obreros!
¡Por el Gobierno Obrero y Campesino!
¡Viva la Revolución Obrera!
¡Viva la República Federativa de los Consejos de Obreros, Soldados y Campesinos!
¡Viva el Partido Comunista de España, guía de la Revolución!
Por la Federación Comunista de Asturias,
EL COMITÉ REGIONAL
Fuente → mundoobrero.es
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