La leyenda negra del Anarquismo: de la dictadura franquista a nuestros días


La leyenda negra del Anarquismo: de la dictadura franquista a nuestros días /

Los años de dictadura franquista.

“Las interrupciones violentas de la Historia de España, expresadas por el asesinato de figuras políticas del momento, respondieron siempre a intereses contrarios a los de la nación, y siendo la Historia de los pueblos el conjunto biográfico de sus grandes hombres, los magnicidios realizados en todo tiempo, lugar y matiz, se realizaron con el exclusivo fin de paralizar nuestro normal desenvolvimiento, buscando producir una etapa caótica que solamente podría beneficiar a minorías que maquinan en la sombra contra la Nación”
 
Eduardo Comín Colomer. 6 Magnicidios políticos, Madrid: Editorial San Martín, 1974.

Estudiar el anarquismo no fue tarea fácil durante los años en donde un franquista intransigente como Eduardo Comín Colomer asentaba las bases historiográficas dominantes en relación al anarquismo, uno de los movimientos sociales derrotados tras el fin de la Guerra Civil Española. Dicho sujeto escribió a lo largo de su existencia bastante propaganda reaccionaria disfrazada de historiografía. Las torpes, inexactas, manipuladas y sesgadas interpretaciones que germinaron a lo largo de su producción no merecen que se les dedique demasiado tiempo, ya que calificarlas, por ejemplo, como basura infecta, sería incluso positivo dada su calidad. Este tipo de estudios, con evidentes deficencias en la consulta e interpretación de fuentes, fueron los que predominaron durante bastantes décadas en España, interpretando al anarquismo como parte del terror rojo y judeomasónico que la conspiranoia nacionalcatólica, de manera constante, propugnaba a los cuatro vientos. Unos largos años en los que no resultaba sorprendente que el mismo dictador, bajo el pseudónimo de J. Boor, se aventurase a afirmar en su Masonería1 que existía una complicidad conspirativa, histórica y maléfica entre anarquistas y masones liberales. Nada nuevo bajo el sol. Ya en el sigloIX la derecha y reaccionarismo español identificaba la tradición católica como elemento aglutinador del nacionalismo español y todos aquellos y aquellas que no fuesen buenos católicos, serían considerados algo así como no españoles o la antiespaña, como en su momento dejó constancia, entre 1880 y 1882, Marcelino Menéndez Pelayo en su conocida obra “Historia de los heterodoxos españoles“.

Fueron años difíciles y duros aquellos del franquismo, tal como reflejó el eclesiástico Casimir Martí en un coloquio del año 1983 en Barcelona. En él describía el ambiente en pos de una historiografía seria alrededor de los orígenes del movimiento obrero en Catalunya, afirmando que:

“als qui, en la dècada dels cinquanta, s’interessaven per la història del moviment obrer a Catalunya, la situació objectiva de la bibliografia, per una part, i l’exemple dels peoners, Raventós i Vilà, per l’altra, els assenyalaven el camí que calia recórrer: el retorn a les fonts, la lectura crítica de premsa i l’escorcoll dels arxius”2.

Sin duda indicaciones aún en día vigentes, como son la búsqueda y análisis de fuentes primarias, pero que en la época, exceptuando figuras como el mismo Casimir Martí o Jaume Vicens Vives, y hasta la eclosión historiográfica de los ’70 e inicios de los ’80, con figuras como Josep Termes, Josep Fontana, Miquel Izard o Pere Gabriel, prácticamente nadie aplicaba, si exceptuamos las producciones historiográficas sobre el anarquismo realizada por exiliados anarquistas. De hecho, cuando en 1959 Casimir Martí publicó su pionero y reconocido Orígenes del anarquismo en Barcelona, Comín Colomer le dirigió una carta en un tono bastante amenazante:

“datada el 18 de juliol d’aquell any, en la qual, tot indicant-me que una revista cenetista de Toulouse havia elogiat el meu treball, em donava el nom de dos clergues, monsenyor Juin i mossèn Nicolau Serra i Caussà, que, segons ell, havien lluitat losament en les qüestions de les quals jo m’ocupava en el meu llibre. Donada la condició de funcionari de la policia franquista, que era la de Comín Colomer, jo vaig pensar que aquelles frases sobre els elogis cenetistes i sobre la indiscutible posició polèmica d’aquells eclesiàstics, col·legues meus, calia interpretar-les com una advertència, i tal vegada com un retret”3.

En síntesis, un ambiente nada próspero para investigaciones serias y honestas. Y todo un mérito para los estudiosos que destacaron positivamente durante aquellos grises años. De estas dificultades más que evidentes para realizar investigaciones serias dentro de las fronteras españolas, habría que pensar también en otros efectos colaterales, como sería la pérdida de la memoria histórica en estas tierras del proyecto libertario e internacionalista de la CNT y sus organizaciones hermanas. La producción historiográfica del estado estaba dominada por historiadores y otros afines como Colomer, quienes básicamente repetían el discurso nacional y católico propio de la derecha liberal y reaccionaria española, si sumamos a este factor el propio discurso del estado franquista ante sus detractores y críticos, a quienes sencillamente los aplegaba bajo el apelativo de rojos y comunistas, tenemos una de las piezas que pueden hacer entender como la potente tradición libertaria hispana quedó relegada al olvido, y pese a la clandestinidad, movimientos de base marxista, sin desmerecer méritos propios, se beneficiaron del propio discurso del estado, que visibilizaba a los “rojos” (marxistas) como al conjunto de movimientos contestatarios que habían existido y aún existían en España.

Historiografia sobre el anarquismo. Del tardofranquismo a la democracia.

Los estudios germinados en el tardofranquismo y continuados en los primeros años democráticos, como brevemente he señalado anteriormente, rescataron del olvido importantes episodios de la historia del anarquismo, pero a pesar de ello, como ya apuntó Pere Gabriel, director de mi tesis de doctorado, los mismos se centraron básicamente en la vertiente anarcosindicalista. Por otro lado, ese impulso académico inicial se fue perdiendo con el paso de los años, mientras viejos prejuicios permanecían presentes, provocando la existencia de una realidad más bien triste, apuntando Gabriel que, en referencia a los tiempos más actuales: “ha sido clara la ausencia de una historiografía que analizase el movimiento y pensamiento anarquista en cuanto a tales”4. Aquí quizá autores como Álvarez Junco sí que hicieron aportaciones interesantes en este sentido, pero básicamente los estudios de aquella oleada de la Transición o Transacción Democrática se centraron en la Guerra Civil Española y el papel de los anarquistas en ella. Siguiendo con los planteamientos de Pere Gabriel, afirmó que esta situación había concadenado una marginación académica alrededor del estudio del anarquismo, la cual:

“se trata de una marginación que a algunos nos parece grave y que no ayuda en nada a la comprensión de la historia contemporánea española, incluso la más coetania y actual. Llevar al anarquismo y su historia social y obrera al debate intelectual -académico o no, está sería otra cuestión- debiera de ser un compromiso de todos”5.

Un planteamiento interesante y que comparto, y en parte, un portal historiográfico como Ser Histórico nació con dicho objetivo, ya que aún, a día de hoy, resulta difícil estudiar el anarquismo desde la Academia. En su momento trabajé en ella como becario FPU (Formación de Profesorado Universitario), pero aún recuerdo una conversación sobre mi temática de estudio (los orígenes del anarquismo comunista en España y sus relaciones internacionales) con Manuel Santirso de la Universitat Autònoma de Barcelona. En una charla que tuvimos, bastante reveladora y didáctica, salió el tema de posibilidades de futuro para investigar dicha temática. Su respuesta fue dura, pero realista: “no tienes padrinos”. Y sí, he visto historiadores básicamente mediocres que han trabajado en la Academia por sus temáticas apadrinadas: uno que hizo una tesis sobre las juventudes de la antigua Convergència i Unió, alguno que le ríe las gracias y lleva cafés a la dirección de su tesis, militantes de partidos políticos con posibilidades de favorecer subvenciones a grupos de investigación, etc. Aunque por suerte aún hay excepciones, pero estudiar al anarquismo desde la Academia, es más factible, para entendernos, si se siguen teorías como la de las oleadas terroristas, se afirma que los anarquistas fueron los culpables de la derrota en la Guerra Civil o cualquier otra magufada. Estudiar el anarquismo desde el academicismo no es tarea fácil. Por suerte, hay vida más allá de las universidades, podridas entre congresos autorreferenciales y ediciones financiadas con dinero público derivado a editoriales privadas, con buen ránquing en índices de impacto, que prácticamente nadie lee.

Lagunas como las existentes en referencia a los primeros anarcocomunistas (mi tesis doctoral y algún trabajo en Francia son excepciones), no son un fenómeno aislado en referencia al anarquismo. Muchos retos investigadores aún siguen estando ocultos a nuevas interpretaciones, décadas después del auge de los estudios del tardofranquismo y primeros compases democráticos. Aún faltan investigaciones, por ejemplo, que traten la labor y funcionamiento de los grupos anarquistas, tanto en el siglo XIX como en el XX, estudios que podrían ser útiles para comprender así un posible motivo de la pervivencia del anarquismo hispano a largos periodos de clandestinidad y rápida reorganización. También resultan necesarios estudios que incidan en los desconocidos años de clandestinidad de la Internacional en España, pese a las excepciones notorias propiciadas por la gran historiadora Clara E. Lida y su abundante producción historiográfica. Igualmente, aún cuando miramos a la más que estudiada Guerra Civil Española, aún hoy parece que no abundan, por ejemplo, las investigaciones centradas en las corrientes del anarquismo y anarcosindicalismo reacias al colaboracionismo gubernamental durante la guerra, o las más centradas en la conocida obra constructiva revolucionaria. También sería deseable, pese al incremento de estudios, mayor conocimiento del rol de la mujer en dicho movimiento. Pese a este planteamiento, desde fuera del academicismo estricto, editoriales como la Fundación Anselmo Lorenzo, la Fundación Salvador Seguí, Virus editorial, Descontrol entre tantas otras, pese a que no se pueden comparar a proyectos como Siglo XXI, Abadia de Montserrat, o revistas universitarias notorias como Ayer, han ido aportando su grano de arena en la labor de recuperar la memoria del anarquismo y otros movimientos sociales en este siglo XXI relativista, sin apenas conciencia social y abocado al suicidio colectivo ante la escasez de espítitu crítico.

Pese al desolado ambiente académico relativo al anarquismo antes mencionado, fuera de ella y con alguna aportación puntual académica, han aparecido en los últimos años estudios muy interesantes y necesarios. Claudio Venza junto a Francisco Madrid en el año 2001, por ejemplo, alertaron nuevamente de la necesidad de volver a consultar las fuentes originales en su Antología Documental del Anarquismo Español, lo mejor, a mi entender, que ha editado la Fundación Anselmo Lorenzo desde su existencia. Desde entonces, infinidad de nombres y aportaciones, marginados y outsiders del academicismo, han cimentado una historiografía libertaria seria y al mismo tiempo comprometida. Creo que este portal, de forma humilde, forma parte de ello y cubre, al mismo tiempo, un hueco existente en el mundo académico, especializado en dejar fuera de la misma a historiadores e historiadoras, a menudo, por encima de la media de otros y otras que tienen objetivos de estudio que no interesan a nadie, excepto a aquellos que quieran cimentar proyectos nacionalistas o partidarios de la democracia liberal y burguesa.

A modo de conclusión, creo que una imagen vale más que mil palabras, y quizá no valga de mucho en las clasificaciones académicas de impacto, típica de los grupos de investigación universitarios, pero vistos los resultados estadísticos de este portal, que en este 2021 tendrá 5 años de existencia, me pregunto si existe o no grupo de investigación, en España cuanto menos, con el mismo impacto que un proyecto como Ser Histórico: sin publicidad, que aúna titulados universitarios de diferente índole con diletantes, voluntarista y con el objetivo de ser referente en la Historia Social, no olvidando en ella al estudio del anarquismo…
Estadísticas del portal Ser Histórico desde su creación, en junio de 2016, a los primeros compases de enero de 2021. El pasado 2020 obtuvimos 135.000 visitas de IP’s que generaron algo más de un cuarto de millón de visualizaciones. Evidentemente no somos un portal de masas, pero llegamos a más población que cualquier grupo eminentemente universitario, así como sus publicaciones.

Fuente → serhistorico.net

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