La Constitución de la República fue propuesta al Premio Nobel de la Paz, según la exposición sobre Azaña en la Biblioteca Nacional

La Constitución de la República fue propuesta al Premio Nobel de la Paz, según la exposición sobre Azaña en la Biblioteca Nacional / Ángeles Egido:

La catedrática de Historia Contemporánea de la UNED María Ángeles Egido León es la comisaria de la Exposición “Azaña: intelectual y estadista. A los 80 años de su fallecimiento en el exilio”, que está abierta al público en la Biblioteca Nacional del 18 de diciembre de 2020 al 4 de abril de 2021. La muestra cuenta con más de doscientas piezas de archivos nacionales e internacionales, algunos inéditos, entre los que la investigadora Egido destaca “la propuesta para el Premio Nobel de la Paz a las Cortes Constituyentes de la República, encabezadas por Azaña, por el artículo 6 de la Constitución”, que dice que “España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional”. Así lo destacó la UNED  en su web el 16 de diciembre de 2020. La comisaria de la muestra y su equipo de investigación han reunido documentos procedentes de archivos e instituciones nacionales e internacionales que dibujan la figura de Manuel Azaña, uno de los principales promotores de la instauración de la República en 1931, tanto de su vida personal como pública. Una imagen completa de Azaña, como ministro, jefe de Gobierno y presidente de la República, pero también como defensor de la causa aliada durante la I Guerra Mundial. En su vertiente intelectual, como periodista colaborador en distintos medios, director de la revista España y fundador de La Pluma; secretario y presidente del Ateneo, traductor de inglés y francés y ganador del Premio Nacional de Literatura en 1926. Y en su perfil humano, los años jóvenes y los últimos años, la dureza del exilio, que concluyó con su fallecimiento en la ciudad francesa de Montauban, donde su recuerdo sigue presente ochenta años después.

La comisaria de la exposición, Ángeles Egido Leon, es catedrática de Historia Contemporánea y miembro, entre otras instituciones académicas y grupos de investigación de la UNED, del Centro de Investigaciones Históricas de la Democracia en España (CIHDE) o la Cátedra Complutense “Memoria histórica del siglo XX”. Sus líneas de investigación se han centrado, además de la figura de Manuel Azaña y su entorno social e histórico, la II República, política internacional, republicanismo y republicanos; exilio republicano en Francia, México y Europa del Este; represión en la inmediata posguerra, orientada actualmente hacia las condiciones de extrema dureza que vivieron las mujeres.


El equipo de investigación liderado por Egido ha consolidado una muestra en la que se exhibirán unas doscientas obras procedentes tanto de la BNE como de otras instituciones españolas y extranjeras. Para la conmemoración del 80 aniversario de su muerte en el exilio, en Francia, se han rescatado documentos fotografías y vídeos, muy poco conocidos e incluso inéditos, que permiten acercarse no sólo a la figura y a la obra de Azaña, sino también a la memoria de su tiempo. Han sido 9 meses de trabajo intenso con un excelente resultado que relata así la comisaria de la exposición.

-¿Qué supone para usted ser la comisaria de un proyecto de tan largo alcance como esta exposición de la Biblioteca Nacional en memoria de Manuel Azaña?


– Mucha responsabilidad. Ha sido un trabajo muy duro. Se ha realizado en 9 meses, muy poco tiempo para un proyecto esta envergadura, que suele gestionarse a lo largo de dos o tres años. Hay un programa conmemorativo con actos en colaboración con distintas instituciones de mucho prestigio, como el Círculo de Bellas Artes, el Instituto Cervantes y otras muchas, y con actividades diversas, unas que ya se han celebrado, otras que están por venir y otras en pleno desarrollo como esta exposición en la Biblioteca Nacional. Los cuatro organizadores hemos estado confinados prácticamente todo el tiempo. Ha reslutado especialmente duro porque hemos tenido que acceder a todos los archivos a través de fondos digitales, con unas referencias muy exactas. Hemos recurridos al Archivo Históricc Nacional, por supuesto, pero también a los de Justicia , al de Exteriores, al de Memoria Histórica de Salamanca, a colecciones privadas… Gran parte del material audiovisual ha sido rescatado de archivos extranjeros. Una labor ímproba, pero satisfechos con los resultados.

– ¿Por qué se eligió a Ángeles Egido comisaria de esta exposición y cómo se organizó?


– En el ministerio de Presidencia y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática conocían la biografía sobre Azaña que escribí en 1996 y que resultó un éxito de divulgación histórica, con 5000 ejemplares vendidos, dos ediciones, muy buenas críticas en su día y que todavía hoy es un libro de referencia. Cuando me lo propusieron también me permitieron formar el equipo, coordinar todo el programa de conmemoración y comisariar la exposición. Eran unas condiciones muy peculiares, pero recurrí a colaboradores que sabía que responderían, Jesús Cañete Ochoa, de la fundación Foro del Henares; Mari Fe Santiago Bolaños, escritora y profesora de la URJC, Y José Antonio Gómez Municio, periodista y gestor cultural. La expsoición la mopntamos Jesús y yo y para la parte de actividades culturales y artísticas, como conciertos, teatro y otros eventos, nos apoyamops en Marí Fe y José Antonio.

– ¿Cuáles diría que son las piezas “estrella” de la muestra?


– Algunos manuscritos originales, como el del libro Mi rebelión en Barcelona, que se publicaría, pero cuyo manuscrito nunca se había expuesto. Un texto inédito, no incluido en las obras completas de Santos Juliá, un artículo periodístico del Heraldo de Alcalá titulado “Carta Abierta”, una reflexión sobre el papel de la prensa en la sociedad que publicarse en cualquier periódico hoy mismo. Una característica de los texto de Azaña, que resultan muy actuales, tanto en su pensamiento como en la manera de enfocarlos. Este fue escrito el 4 de agosto de 1910 y está en perfecta vigencia. Lo hemos rescatado del único ejemplar que existe en la Hemeroteca Municipal de Madrid.


Los originales de los tres cuadernos robados de sus memorias. Pertenecen a un lote de 9 cuadernos de Memorias de los que esos tres se habían perdido. Los devolvió la hija de Franco, estaban en El Pardo. Los robaron por orden franquista durante la guerra. Tras la muerte del dictador, le fueron devueltos al Gobierno español y hoy están depositados en el Archivo Histórico Nacional.


Las Imágenes de Azaña en su visita al frente francés de la I Guerra Mundial. Se le ve caminando por las trincheras. Estaban en el Imperial War Museum de Londres. Entonces él era secretario del Ateneo de Madrid y además escribía para varios periódicos. Fue allí como representante del Ateneo.


La grabación de su voz durante la visita a España del jefe de gobierno francés Edouard Herriot, que como él era pólitico y escritor. Era 1932, visitaban la ciudad de Toledo y la afinidad entre ambos era patente.


La propuesta de la Cortes Constituyentes de la República al Premio Nobel de la Paz de 1933. Fue preparada en 1931, a propuesta de Salvador de Madariaga, entonces embajador español en Paría y avalada, entre otros, por el jefe de gobierno francés Edouard Herriot. Se optaba al Nobel de la Paz por la inclusión en el texto constitucional del artículo 6 que decía…”España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional”. (Al final lo recibía un tal Ralph Norman Angell Lane, profesor universitario, periodista y político británico, miembro ejecutivo del Comité Mundial contra la Guerra y el Fascismo y de la Sociedad de Naciones).
El original de la carta de dimisión de Azaña como presidente de la República en el año 1939, cuando ya se fue consciente de que la guerra estaba perdida.


El auto de procesamiento de Manuel Azaña al día siguiente de su muerte, dictado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas y publicado en La Gazeta, documento similar al actual BOE. Se le imponía una sanción de 100 millones de pesetas de la época, cuando con una peseta vivía un ciudadano durante una semana. Murió el 3 de noviembre de 1940, en el exilio, en la ciudad francesa de Montauban.

Texto: Aida Fernández Vázquez
Comunicación UNED


banner distribuidora