La bruja contra el fascismo
 
La bruja contra el fascismo 
Doctor Peligro
 
Durante la Guerra Civil, cuando el fascismo avanzaba a paso de gigante, surgió una publicación que invocaba los poderes de la bruja en su lucha contra el totalitarismo. Se llamó La Bruja y estaba redactada por los mismos milicianos desde el frente de guerra: «Allí donde la bruja irá, al fascismo vencerá» fue uno de sus lemas

Cualquier ayuda era bienvenida. Para derrotar a las huestes de los golpistas nacionales, fascistas italianos o nazis, las fuerzas republicanas invocaron a la ancestral liga de las brujas, el terror que llegaba desde los cielos a lomos de una escoba y usando los poderes oscuros. Incluso las hazañas se ponían por escrito en La Bruja: «Cruzando ríos y valles en el ALTO ARAGÓN y escalando las montañas y la BRUJA avanzó. En los llanos de VICIEDO los fascistas no han podido con trescientos aviones meter a la BRUJA miedo. En SINGRA les demostramos de lo que somos capaces. Los muchachos de la BRUJA no encuentran dificultades. Las NOYAS ya pueden dormir tranquilas, por que ha llegado la BRUJA y no pasa el MORO MUZA. Ahora nos preparamos para darles la paliza».

Postal de La Bruja. Archivo IR

Postal de La Bruja. Archivo IR

La Bruja sobre una escoba y, abajo, la línea del frente y las trincheras

La Bruja sobre una escoba y, abajo, la línea del frente y las trincheras

«En las filas de la BRUJA tengo yo mi paradero, en la ciento veinticuatro la segunda del primero»

La Bruja, cuyo primer número vio la luz en agosto de 1938, cuando la guerra avanzaba a paso de gigante y el fascismo se hacía poco a poco con el país, salió quincenalmente, estaba dirigido por J. Solá y era redactado por la 27.ª División, una de sus más conocidas unidades fue el 1.er batallón de la 122ª BM, denominado batallón de choque «la Bruja», una unidad militar que luchó en los frentes de Aragón, del Segre y del Ebro, formada a partir de las columnas de milicianos comunistas organizadas en Cataluña durante los primeros días de la guerra.

Cuando estalló la Guerra, se formaron en Barcelona las primeras fuerzas, formadas básicamente por voluntarios, milicianos y miembros de las asociaciones sindicales y políticas. Se agruparon en columnas, destacando en el frente de Cataluña y Aragón las columnas Ascaso, Carlos Marx, Lenin, Uribe, Columna de Hierro, Durruti, Ortiz, Macià-Companys, etc. Tras la fundación del Ejército Popular de la República, las columnas milicianas del Frente de Aragón tenían los días contados: los hombres de la Columna Carlos Marx finalmente pasaron a formar la 27 ª División, al mando de Trueba. Esta quedó constituida por tres Brigadas Mixtas, la 122ª, la 123ª y la 124ª.

La revista, que siempre iba con imaginería de la bruja, lo mismo que las postales que los milicianos enviaban del frente, pretendía subir la moral de la tropa. Incluía frases como «En las filas de la BRUJA tengo yo mi paradero, en la ciento veinticuatro la segunda del primero».

Portada del primer número de  La Bruj a (agosto de 1938). Archivo Histórico de Barcelona

Portada del primer número de La Bruja (agosto de 1938). Archivo Histórico de Barcelona

Cancionero de La Bruja ( La Bruja  nº1, agosto de 1938)

Cancionero de La Bruja (La Bruja nº1, agosto de 1938)

Emblema de la 27 División

Emblema de la 27 División

Parecía que la victoria era cada vez menos probable, pero pocos lo expresaban. Menos aún en las páginas de la revista. La catástrofe se cernía sobre cada pueblo y ciudad. En la última página del primer número de la publicación se leía: «Uno de los sabios de Grecia, que según malas lenguas aseguran eran siete, decía que no sólo de pan vive el hombre. Tampoco el soldado vive de luchar. Los nuestros lo demuestran a cada momento, porque, sin abando­nar el fusil, escriben, dibujan, piensan y derrochan ingenio a manos llenas. Esta publicación, "La Bruja", es buena prueba de ello. Son nuestros soldados, exclusivamente, quienes lle­nan sus páginas. Así debe ser, y así os pedimos que sea, camaradas. Los trabajos que ejecutáis en las trincheras pueden dar la vuelta al mun­do a caballo de "La Bruja"».

No había que hacer que la pérfida bruja perdiera la paciencia. Ya lo decían los antifascistas armados: «No la hagáis enojar, que os puede dar un escobazo».

El destino de los «chicos de la bruja», sin embargo, fue aciago. Con la Campaña de Cataluña la división, como el resto del Ejército Popular, tuvo que retirarse ante la superioridad franquista. La batalla del Ebro fue una carnicería. Después de una larga retirada, la división cruzó la frontera por el paso de la Vajol el día 8 de febrero de 1939. El comandante de la división, Marcelino Usatorre, también lo hizo el 9 de febrero. Nada más hacerlo fue internado en el campo de Saint Cyprien.

Contraportada de  La Bruja  (nº1, agosto de 1938)

Contraportada de La Bruja (nº1, agosto de 1938)


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