Jaque a la tercera república


Jaque a la tercera república
Marta Nebot

Últimamente se habla mucho de una presunta "campaña contra la monarquía" y poco de la indudable campaña contra la república, cuya maniobra más sibilina ya dura cinco años.

El 19 de junio de 2014 Juan Carlos I abdicó, asediado por las presunciones de culpabilidad. Desde abril de 2015 el Centro de Investigaciones Sociológicas, el CIS, dejó de preguntar a los españoles sobre la corona. Esa encuesta es la única institucional que tenemos, la que mide lo que pensamos, sentimos y nos preocupa, en teoría sin injerencias. Llevaba desde 1994 preguntando por nuestra confianza en la jefatura del Estado. Cuando dejó de preguntar, la jefatura llevaba cuatro años seguidos suspendiendo.

José Félix Tezanos, el presidente del CIS, y Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno a cuyas órdenes responde, mantienen la maniobra que empezó Mariano Rajoy y siguen negándose a preguntarnos si confiamos o no en nuestro rey, si seguimos queriendo que lo sea. En septiembre, Tezanos declaró al respecto: ese es un "infradebate", "es una cuestión que no interesa a los españoles". ¿Cómo no va a interesarnos la salud democrática de nuestras instituciones? ¿Cómo puede no interesarle a ellos? Lo que hacen es sencillamente censurar a la opinión pública y creer que censurándola la cuestión queda diluida.

Lo más sorprendente de este ataque a la libertad de expresión nacional es su inutilidad manifiesta. Su empeño de manipulación de la opinión pública es completamente innecesario porque lo cierto es que el republicanismo español se queda en presunto o en escaso, por el momento, según una encuesta reciente de la que también se habla muy poco.

El 12 de octubre pasado, una plataforma independiente de medios, entre los que estaban este periódico y quince cabeceras más, encargó el mayor sondeo sobre el tema que se ha hecho en España en los últimos años. Se financió con un crowdfunding histórico también. Se encargó a 40db, una reputada encuestadora independiente.

Sus resultados dicen cosas sorprendentes o no tanto si se piensan un rato: el 41% de los españoles prefieren la república, frente a un 35% que se decanta por la monarquía y un 24% que no sabe no contesta.

Ciertamente, da qué pensar este tibio republicanismo, dadas las circunstancias. Y, pensándolo bien, resulta que son los indecisos los que se han hecho la gran pregunta: ¿en qué cambiaría sustancialmente España con la tercera república? Más allá de en lo simbólico, no se me ocurre gran cosa que responderles. Tan mentira es que la república sería el Apocalipsis como lo es que la república, por sí misma, cambiaría las cosas.

¿Ha llegado el momento del cambio?, sería la otra gran pregunta. El 48% apoyaría un referéndum; el 36% lo rechaza; el 16% no sabe no contesta. No ha llegado, no; confirman estas cifras. Hay una mayoría, 52%, que no lo quiere o no le importa y para plantear cambios sustanciales democráticamente se necesitan mayorías mayoritarias.

Estos números de la apatía republicana se nos olvidan a muchos, incluso a muchos republicanos. Al que parece que no se le olvidan es a Felipe VI, que se ha ido a inaugurar la exposición de Manuel Azaña, el presidente de la república en el 36, cerrando el círculo de una manera curiosa. No hace falta hacer campaña contra la república, dice su gesto, más allá de alejarle de protogolpistas. No hace falta porque se la aplastó tanto que llega tarde y a destiempo: la tercera república ya no podría hacer nada distinto de lo que hace una monarquía parlamentaria; nada que no fuera terminar con una institución medieval y arcaica.

Dicho todo esto, concluyo: si hay alguien haciendo campaña contra esta monarquía parlamentaria ese es Juan Carlos I, todos los fachas que apelan al Rey para acabar con este Gobierno y los discursos que olvidan la neutralidad de la corona. Si hay una campaña institucional contra algo, esa es contra la tercera república, pero, como Felipe VI bien sabe, no les hace falta. Quizás es que hay cosas más importantes que cambiar. Quizás la tercera república llegará sola cuando lo realmente importante suceda. Al fin y al cabo, ¿no fueron el señor X o el señor M punto Rajoy más intocables de lo que está resultando ser el monarca?

PD: En su discurso de Nochebuena veremos si Felipe VI se suma a su padre en su campaña de destrucción masiva de su propia corona. Veremos si el nuevo Rey se vuelve a equivocar, como el 3 de octubre de 2017, olvidándose de que su papel solo conserva algún sentido si tiene palabras para todas las españas que conviven en esta o si no fue un error y, como su padre, va a apoyar la causa republicana hasta conseguirla.


Fuente → blogs.publico.es

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