Si eres una chica joven y odias el fascismo, ¡ven a la Unión de Muchachas!



Si eres una chica joven y odias el fascismo, ¡ven a la Unión de Muchachas! / Eureka:

Organizaban fiestas, mítines y excursiones, abrían Casas de Muchachas y talleres de serigrafía y hasta publicaron su propia revista. Las chicas socialistas, con el estallido de la Guerra Civil, decidieron unirse para hacer frente al totalitarismo. Walter Reuters las fotografió rebosantes de optimismo y alegría

La guerra había puesto patas arriba el mundo. Con el fascismo a las puertas de Madrid y el país constantemente bombardeado, las mujeres socialistas pertenecientes a la Juventud Socialista Unificada (JSU) crearon en 1937 la Unión de Muchachas. Las chicas rebeldes, que habían crecido en medio del feminismo y la igualdad, decidieron organizarse ellas mismas como una organización autónoma.

Desde su creación e inspirada en las Jeunes filles Communistes francesa (la rama femenina de las Juventudes Comunistas), tuvo una actividad frenética: celebraba bailes benéficos, organizaba mítines, excursiones y exhibiciones atléticas y, sobre todo, se dedicaba a labores de propaganda, donde fue importantísima La Gallofa (nombre similar a «canalla», atribuido a nuestros randas y golfos de los bajos fondos), un taller dirigido por el pintor José Bardasano e inicialmente instalado en Madrid que, con el asedio, se trasladó a Valencia, lo mismo que hizo el Gobierno.

Un grupo de Unión de Muchachas (1937). Fotografía: Walter Reuter

Comité Nacional y de Propaganda de Unión de Muchachas. Fotografía: Walter Reuter

Una militante de Unión de Muchachas habla con un miliciano (1937). Fotografía: Walter Reuter

Anuncio de una fiesta organizada por Unión de Muchachas (1937)

UN TALLER PARA LA UTOPÍA

«En La Gallofa casi no había turnos de trabajo. Las labores de agitación eran importantísimas y se imprimía y trabajaba también de madrugada. Otras mujeres bordaban banderas republicanas»

En La Gallofa, una de las cartelistas más activas fue Juana Francisca Rubio (1911-2008), conocida como Paquita y esposa de Bardasano. Paquita fue sin duda una de las grandes ilustradoras españolas. Siendo una adolescente, disfrutaba con los diseños e ilustraciones de Federico Ribas, que ilustraba publicidad como los productos de Gal, ubicuos en medio país, o Rafael Penagos y Méndez Bringa, habituales en la prensa de la época. En La Gallofa casi no había turnos de trabajo. Las labores de agitación eran importantísimas y se imprimía y trabajaba también de madrugada. Otras mujeres bordaban banderas republicanas. Muchos de los carteles de la Guerra Civil, especialmente en lo que se refiere a las mujeres en la guerra, salieron de su taller.

La primera dirigente de la Unión de Muchachas fue Trini (Trinidad Torrijos). Luego, más tarde, Josefina. En Valencia, a su vez, fue dirigida por Rosario Soto. En la retaguardia su labor era fundamental. La JSU contaba con equipos de fútbol y atléticos. También tenía bibliotecas y talleres de confección para el frente, prácticamente todo dirigido por chicas. Abrían Casas de las Muchachas, salían a la calle a repartir panfletos y hasta publicaron su propia revista, Muchachas, en las antípodas de la posterior y franquista Chicas. Una y otra, aunque dirigidas a las más jóvenes, hablaban de cosas distintas. Si Muchachas defendía la libertad de las mujeres, Chicas fue el instrumento de la represión contra estas, su adoctrinamiento. La palabra «muchacho/a», un antecedente de «jóvenes» o «juventud», popularizada en la posguerra, sería desterrada por el franquismo. La «muchacha» tenía mucho de camaradería igualitaria que el nacionalcatolicismo convirtió en anatema.

Cartel de Unión de Muchachas realizado en La Gallofa. Archivo IR

Cartel de agitación de Unión de Muchachas. Archivo IR

Integrantes de Unión de Muchachas (1937). Fotografía: Walter Reuter

«Las chicas de la Unión de Muchachas quieren conquistar el espacio» (Ahora, 1937)

FEMINISMO EN LOS PUEBLOS

En Valencia y Barcelona los carteles de la Unión de Muchachas fueron muy famosos. En estas ciudades el feminismo estaba muy avanzado, pero cuando la propaganda llegaba a los pueblos en ocasiones surgían problemas. Federico Melchor, uno de los militantes de la JSU, durante una entrevista, recordó algunos problemas con los que se encontraban en las labores de proselitismo en lugares en que el feminismo no se había implantado: «Hicimos un cartel que había una chica muy guapa vestida de deportista con un pantaloncito, un short cortísimo, y en Extremadura no lo distribuyeron, porque las madres les decían que su hija no es una puta que […]. Claro, y es que debía de resultar muy difícil para las muchachas». Algunas madres campesinas mostraban reticencias a ciertas actividades de la Unión de Muchachas: «Las madres no reclamaban porque estuvieran en la JSU, una organización revolucionaria y de guerra, pero lo del pantalón cortito, la camiseta ceñida y hacer deportes, irse de pronto de excursiones, o ir al ejército a organizar fiestas para los soldados, eso a las madres campesinas les sonaba muy raro», confesó Melchor.

Algunas de las Trece Rosas asesinadas fueron militantes de la Unión de Muchachas. Aunque funcionaba de manera autónoma, la Guerra Civil hizo que, junto a la Unió de Dones de Catalunya y la Aliança Nacional de Dones Joves, se integrasen en la Asociación de Mujeres Antifascistas, una organización feminista creada en 1933 por el Partido Comunista. Las anarquistas, a su vez, contaban con otra organización, Mujeres Libres, que editaba bajo el mismo nombre su célebre periódico. También la FAI tuvo su propia Unión de Muchachas. En un primer momento, su cometido fue participar en la Unión de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo creada por la Internacional Comunista, tras el triunfo de Hitler en Alemania en el mismo año. En total, la Organización, en la que estaban las chicas de Unión de Muchachas, llegó a contar con más de 50000 miembros y 225 grupos.

Raquel, delegada de Unión de Muchachas. Fotografía: Walter Reuter

Trini y Josefina, dirigentes de Unión de Muchachas (1937). Fotografía: Walter Reuter

Trini, Secretaria General de Unión de Muchachas (1937). Fotografía: Walter Reuter

Página dedicada en La Hora a las actividades de Unión de Muchachas (1937)

Entrevista con Rosario Soto, dirigente de Unión de Muchachas en La Hora (31 de julio de 1937)

En aquel año de 1937 todas las posibilidades seguían abiertas. Existía una gran confianza en derrotar al totalitarismo. La Unión de Muchachas, rebosante de optimismo y fuerza, se contagió de ese fervor. Un artículo de aquellos tiempos afirmaba que «las mujeres españolas no piensan en su pasado amargo. Hoy, más que nunca, tienen fe en nuestra victoria. Están seguras en el triunfo de la guerra y no temen tener hijos». La capital era devastada por las bombas. La tragedia se respiraba en cada calle, en los refugios y el ulular de las sirenas. La Unión de Muchachas, lejos de desalentarse, defendió que «Madrid, a pesar de la evacuación, pronto será más rico en habitantes que antes de la guerra. Aumentará más de un cincuenta por ciento. Este fenómeno existe en toda España leal. Un gran número de muchachas se casan y esperan tener hijos. Esta nueva generación, además de ser tan valiente como la que ha caído en las trincheras, será más fuerte y sana y sabrá guardar mañana, con el mismo coraje que sus padres y hermanos hoy lo defienden, nuestro querido país. Velar por los niños es la más noble tarea. Es lo que pretende la mujer española».

El futuro, sin embargo, no le daría razón.


Fuente →  agenteprovocador.es 

banner distribuidora