El Rey Opaco. El Rey Impune. El Rey Indigno
 
El Rey Opaco. El Rey Impune. El Rey Indigno
Miquel de Toro

Cada cierto tiempo vuelven a las primeras páginas de los diarios nuevas informaciones sobre las corruptelas del rey “emérito” y del resto de la familia real. Unas corruptelas que ya comienzan a ser “tradicionales” para la familia borbónica, porque las finanzas del “emérito” llevan años estando en el punto de mira.

Un emérito (del latín ex, por, y meritus, mérito; ‘por mérito, debido al mérito’) es aquella persona que, después de haberse retirado del cargo que ocupaba, disfruta de beneficios derivados de una profesión, como reconocimiento a sus buenos servicios en la misma.

Han estado bajo sospecha el “empalmadoUrdangarin, en el caso NOOS, del que Cristina se libró porque “no sabía nada” (me ahorro decir lo que me parece la excusa); luego vinieron los sucesivos escándalos relacionados con Juan Carlos (comisiones del AVE a la Meca, los millones regalados a su amante Corinna, la fortuna oculta, etc.), que no llegaron a salpicar al “preparado”. Ahora, profundizando aún más la crisis de corrupción de la monarquía española, se ha destapado que las cosas podrían ir aún más allá.

El último escándalo relaciona a la familia real (bueno, al menos a una gran parte de la familia real, pero no al rey “preparado”, que nuevamente queda fuera del trapicheo familiar) con el uso fraudulento de una serie de tarjetas “opacas” (por no llamarlas “black”, como en el caso Bankia), que ha destapado la prensa. Se trata de una investigación sobre los gastos de Juan Carlos y otros miembros de la familia, con fondos no declarados a la Hacienda española, y que han servido para sufragar el alto tren de vida al que está acostumbrado el “emérito”, correspondiente a los años 20116, 2017 y 2018.

En este entramado hay también implicados, según la Fiscalía Anticorrupción, un millonario mexicano y el antiguo ayudante de campo del “emérito”, que se convirtió en el testaferro del dinero que Sanginés-Krause (el millonario) presuntamente puso a disposición de la familia real para sufragar sus gastos. La pregunta que me surge es, a cambio de qué.

Para ponernos en contexto hay que tener en cuenta que la exreina Sofía tiene una asignación anual de dinero público que, en 2020, será de más de 111.000 euros, que el “emérito” cobró en 2019 más de 161.000 euros, antes de que se le cortara la asignación por el escándalo de su fortuna oculta en paraísos fiscales. Pero parece que con esas asignaciones no tienen para “sufragar sus gastos” y necesitan recurrir a esas cuentas opacas.

Al parecer, Anticorrupción inició las diligencias en 2019, al comprobar que esos movimientos podían suponer indicios de delito fiscal. Esa investigación, puesta en marcha por el fiscal Luis Pastor, ha incluido varios interrogatorios y el envío de comisiones rogatorias a diversos países, para determinar el origen y posible ilicitud de los fondos disfrutados por parte de la familia real. De este modo, la investigación busca el rastro del origen y del destino del dinero de que disfrutó el “emérito”, la exreina y algunos de sus nietos (no así las hijas del “preparado”).

Según algunas fuentes citadas por la prensa, se está investigando un posible delito fiscal (que requiere un fraude superior a los 120.000 euros anuales). También se podría imputar un delito de blanqueo de capitales, si se consigue demostrar, aunque sea de manera indiciaria, que el dinero de las cuentas analizadas son fondos no declarados del “emérito” en el extranjero, algo difícil, porque parecen no estar a nombre de ningún miembro de la familia real.

Pero, lo más interesante, en este caso, es que la investigación hace referencia a los años 2016, 2017 y 2018, cuando la inviolabilidad del “emérito” ya no estaba en vigor, según el artículo 56.3 de la Constitución.

Ahora, por orden de la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, la investigación pasará a la Fiscalía del Tribunal Supremo, ya que el “emérito” aún está aforado, igual que la exreina, y se hará cargo de las investigaciones el fiscal jefe de delitos económicos, Juan Ignacio Campos. Se trata del mismo fiscal que investigó la donación de 65 millones de euros a Corinna Larsen, procedentes de Arabia Saudí, una causa que probablemente será archivada porque hasta 2014 el “emérito” gozaba de inviolabilidad, en “virtud” de su cargo como jefe del Estado.

Sin embargo, algunas fuentes señalan que Campos, en su escrito, hará un detalle exhaustivo de los actos del “emérito” que, presuntamente, constituirían un delito de no haber gozado de impunidad constitucional. Es decir, que, de no haber sido impune, el “emérito” se habría enfrentado a una imputación ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

Con este nuevo escándalo parece que el futuro judicial del “emérito” se complica, un poco más: los escándalos anteriores a 2014 difícilmente llegarán a nada. A pesar de todo, espinoso será ver al “emérito” sentado en un banquillo frente a un tribunal, aunque se demostrasen los delitos cometidos tras 2014.

A nivel político, la cuestión que se plantea es si volveremos a ver el vergonzoso espectáculo de un PSOE que se opone (como ya ha hecho anteriormente) a la constitución de una comisión de investigación parlamentaria sobre los negocios del “emérito” que ya se ha solicitado anteriormente.

La monarquía es una institución obsoleta, arcaica y, como se está demostrando, corrupta. Pero defendida por las principales instituciones del Estado, los medios de comunicación y las grandes fortunas del país, que la acogen bajo sus alas para protegerla, incluso de sí misma. Son las instituciones que aún mantienen su pasado anclado en el franquismo, las grandes familias capitalistas que medraron durante la dictadura y los medios de comunicación que esas mismas familias controlan.

Por eso no creo que veamos al “emérito” sentado en un banquillo. Alguien se lo “afinará”.

Lo más sorprendente es que, a pesar de estar en el punto de mira judicial, el “emérito” no ha tenido ningún problema para seguir con su comportamiento, presuntamente, delictivo. En realidad, no les preocupa. Se saben impunes.

En cuanto al “preparado”, me surge una pregunta: ¿si soy incapaz de controlar a mi propia familia, tengo capacidad para reinar un país?


Fuente → elestado.net

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