La Larga Sombra de la Guerra Civil Española

En España, los muertos están más vivos que los muertos de cualquier otro país en el mundo. —Federico García Lorca, 1933


La Larga Sombra de la Guerra Civil Española
Ana Tur-Prats y Felipe Valencia Caicedo

Continuando con la discusión reciente en este blog sobre las causas de la Guerra Civil Española (ver aquí y aquí), nos disponemos a aportar en esta entrada escribiendo sobre sus posibles consecuencias—a sabiendas de que es un tema complicado y todavía doloroso en la memoria de muchos españoles. Igualmente, es uno muy presente en la agenda política española, para esto basta consultar las noticias recientes, con la exhumación de Franco y el nuevo proyecto de ley sobre Memoria Histórica. Para esta entrada nos basamos en un documento de trabajo reciente (disponible aquí o aquí), donde justamente estudiamos la memoria colectiva, como mecanismo de transmisión de los efectos culturales y políticos que encontramos a largo plazo.

Quizás no valga la pena ahondar sobre la historia de la guerra, para una audiencia española, cuando se han escrito tantos volúmenes sobre la misma (Thomas, 1961; Preston, 1986, 1990, 1996, 2011; Beevor, 1989, entre otros). Simplemente la ubicamos temporalmente, de 1936 al 1939, como un enfrentamiento entre el bando sublevado (o Nacional) y el bando Republicano. Recordemos que, frente al triunfo del Frente Popular en el contexto de la Segunda República, un grupo de militares sublevados montaron un golpe de estado, el 18 de Julio, que aunque se esperaba fuese rápido y certero, terminó dividiendo el país en una guerra extensa y atroz. Como resultado de ella, se estima que alrededor de 600.000 personas murieron, de una población base de 23,6 millones de habitantes en 1930. La represión contra la población civil fue particularmente severa, cobrando casi 200.000 víctimas: 140.000 por parte del “terror blanco” de los Nacionales y 50. 000 del “terror rojo” Republicano (Preston 2011, Prada Rodríguez 2010, Vera Ledesma 2010). El conflicto finalizó el 1 de abril de 1939 con la victoria de los Nacionales. Su líder, el General Francisco Franco, estableció una dictadura que duró hasta su muerte en 1975.

Para medir los efectos de la guerra en la confianza y las preferencias políticas de los españoles 80 años después de la finalización del conflicto, utilizamos datos de diferentes fuentes. Para cuantificar la intensidad del conflicto, utilizamos los datos de fosas comunes publicados por el Ministerio de Justicia. Para medir la confianza, recurrimos a datos de encuestas llevadas a cabo por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) durante los años 1998-2015. Por último, medimos la ideología política a través de los resultados electorales a nivel de municipio para la mayor parte de las elecciones democráticas (1977-2016).

Analizar la relación entre conflicto y otra variable de interés puede ser problemático si—por ejemplo—las variables están correlacionadas con un tercer factor que no podemos medir. Para sortear este problema, aplicamos dos estrategias de identificación diferentes. En primer lugar, para analizar la confianza, explotamos la desviación de las tropas franquistas en el avance hacia Madrid, respecto al plan inicial de ataque del General Mola. En concreto, instrumentamos las fosas comunes por la distancia hasta la carretera que tomaron las tropas franquistas en su avance hacia Madrid, controlando por el plan inicial de Mola y restringiendo la muestra a aquellos partidos donde existe una carretera principal.

Figura 1: El Plan del General Mola y el Avance hacia Madrid

Las líneas rojas muestran las carreteras que tomaron las tropas franquistas en su avance hacia Madrid. Las líneas amarillas muestran el Plan del General Mola, y los puntos rojos muestran las fosas exhumadas, con su densidad correspondiente en negro. Elaboración propia basada en la red de carreteras de 1931, información del avance de las tropas de Coll-Hurtado (2012) y Puell y Huerta (2007), y fosas exhumadas del Ministerio de Justicia.

En términos de resultados, encontramos que el tipo de victimización importa cuando se trata de la relación entre conflicto y confianza a largo plazo. Primero, encontramos resultados cercanos a cero y no significativos cuando utilizamos como medida de conflicto todas las fosas comunes, que comprenden víctimas tanto civiles como militares. Sin embargo, estos mismos resultados se tornan negativos y significativos cuando nos enfocamos en las fosas comunes exhumadas. Las fosas comunes que el Ministerio de Justicia categoriza como “exhumadas” han sido exhumadas en las últimas décadas (el 81% después del 2000) y, en la mayoría de los casos, se trata de muertes por fusilamiento (63,13%) ocurridas durante los primeros meses de la guerra (el 64% son de 1936). Todos estos hechos apuntan a la represión contra la población civil ejercida durante la primera parte de la contienda. En términos de magnitudes, encontramos que un incremento de una desviación estándar en nuestra medida de cuerpos exhumados está asociado con un descenso de 0,37 desviaciones estándar en la medida de confianza en los demás.

Profundizando sobre estos resultados, también encontramos que nuestra medida de conflicto (cuerpos en fosas exhumadas) está asociada con valores negativos para medidas de confianza en el ejército y la Guardia Civil, instituciones históricamente más asociadas con la guerra. No obstante, no encontramos ninguna relación estadísticamente significativa entre el conflicto y la confianza en el Parlamento Nacional, el Tribunal Constitucional, o el Defensor del Pueblo, instituciones relacionadas con el periodo democrático posterior a la dictadura franquista. Interpretamos estos resultados como evidencia que el canal de transmisión está más asociado con la Guerra Civil como tal y no refleja patrones más generales. Adicionalmente, encontramos que la exhumación en sí no genera mayor o menor confianza, sino que es el conflicto el que está ejerciendo el impacto negativo en la confianza. Para esto utilizamos una estrategia econométrica de diferencias en diferencias, enfocándonos en áreas que tuvieron exhumaciones en la época moderna. Empíricamente no encontramos que la apertura o exhumación de una fosa común genere cambios en la confianza en esa área.

¿Cuál es el mecanismo que destruyó la confianza? Por motivos políticos, personales o simplemente para proteger la vida y evitar represalias, muchas personas denunciaron a sus vecinos o a otros miembros de su comunidad a las autoridades. Nuestra hipótesis es que eso erosionó la confianza y sigue teniendo efecto hoy en día. Aunque en un contexto distinto, nuestro mecanismo es similar al expuesto en la literatura por Nunn y Watchekon (2011) para el comercio de esclavos, o por Lichter et al. (2020) en la Alemania del Este por la Stasi.

Procedemos el análisis examinando los posibles efectos políticos que pudo haber tenido la guerra. Nos centramos aquí en la región de Aragón, donde el frente estuvo estable durante casi dos años, desde julio del 1936 hasta la primavera del 1938. Nuestra medida de conflicto sigue siendo las fosas comunes de la represión civil. Los datos sobre fosas comunes de Aragón tienen la gran ventaja de que podemos identificar quien es el responsable de la violencia, ya sea el bando Nacional o el Republicano.

Figura 2: El Frente de Aragón

Elaboración propia a partir de Maldonado (2007). Los municipios en azul, a la izquierda de la región, cayeron del bando Nacional. Los municipios en rojo, a la derecha, del bando Republicano. Los municipios en amarillo, en el centro, se corresponden con la línea de frente.

Aplicando un análisis de regresión discontinua, como segunda estrategia de identificación, observamos primero que en el bando ocupado por los Nacionales hay evidencia de más represión causada por ese mismo bando. Lo mismo sucede con el lado ocupado por el bando Republicano y la represión causada por los republicanos. Luego confirmamos que no hay ninguna discontinuidad para un gran número de medidas geográficas y climáticas, como es estándar en este tipo de análisis (de manera similar reportamos pruebas de continuidad de McCrary).

Para entender el impacto de la guerra en la ideología política, utilizamos resultados electorales a nivel de municipio para el periodo 1977-2016, como mencionamos anteriormente. Clasificamos los partidos políticos según su ideología—de derechas o de izquierdas—y encontramos que más personas votan por partidos de derecha en el área que fue inicialmente ocupada por los Nacionales, y por partidos de izquierda en el área que ocuparon los soldados Republicanos. La diferencia es significativa y del orden del 10%, y los efectos están concentrados en partidos moderados. Estos resultados surgen tanto al analizar elecciones al Congreso como elecciones municipales. Cuando analizamos partidos con ideología extrema, populista o regionalista no encontramos diferencias significativas. Tampoco encontramos diferencias marcadas en participación ni para los referéndums de 1986 y 2005, sobre permanecer en la OTAN y sobre la aprobación de la Constitución Europea.

Figura 3: Resultados Electorales. Elecciones Generales (1977-2016)

Los puntos muestran la media de los votos a partidos de izquierda (en el panel de la izquierda), o a partidos de derecha (en el panel de la derecha) para las elecciones generales entre 1977 y 2016. Las líneas son estimaciones cuadráticas, con intervalos de confianza. Los municipios comprendidos en la línea de frente están excluidos. Los valores negativos se corresponden con el bando Republicano.

Utilizando datos municipales para las elecciones de 1936, recopilados por Balcells (2011), no encontramos diferencias significativas entre votos por la izquierda y la derecha. De igual modo, tampoco encontramos diferencias para los afiliados a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en 1936. ¿Qué es lo que está causando entonces la diferente ideología política? A nuestro entender, la ocupación a ambos lados del frente de Aragón supuso una combinación de represión, propaganda y convivencia con las tropas. Confiamos que investigaciones futuras puedan examinar con más detalle la importancia relativa de estos factores.

Nos gustaría terminar examinando, aunque sea de manera más general, los mecanismos por los que los efectos culturales y políticos de la Guerra Civil se han perpetuado y transmitido durante tres generaciones. Nos enfocamos aquí en la memoria colectiva sobre la guerra y nos servimos para este objetivo de diferentes fuentes de datos. En primer lugar, utilizamos una encuesta que elaboró el CIS en el año 2008 sobre la Guerra Civil y el Franquismo. Observamos que los individuos que viven en zonas donde hubo más represión tienen un compromiso político menor y una memoria distinta sobre la guerra. En segundo lugar, utilizamos información sobre calles con nombres franquistas (generosamente compartida por Daniel Oto-Peralías), y encontramos más calles con nombres franquistas cerca de las áreas más afectadas por el conflicto. Como placebo, no encontramos el mismo patrón para calles con nombres religiosos. En tercer lugar, datos sobre el NO-DO, compilados por Aguilar (1996), muestran el alto contenido sobre la guerra presentado en estos noticieros, proyectados obligatoriamente en todos los cines españoles durante el régimen franquista.

En general, encontramos que la Guerra Civil tuvo efectos palpables a largo plazo. Entendemos que este artículo es un primer esbozo de respuesta sobre el impacto de uno de los conflictos más importantes del siglo XX, e invitamos al lector a consultarlo para mayor detalle. Nos quedan, como seguramente a los lectores, muchas preguntas pendientes que esperamos poder desarrollar en una agenda de investigación más amplia sobre la guerra. De igual manera, sabemos que otros investigadores contribuirán a estudiar los aspectos demográficos y económicos, por nombrar solamente un par, de una guerra que sin duda marcó la historia de España.


Fuente → nadaesgratis.es

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