¿Monarquía o República? cinco claves para el debate

¿Monarquía o República? cinco claves para el debate

¿EL ESCÁNDALO QUE PROTAGONIZA JUAN CARLOS I PUEDE FACILITAR EL ADVENIMIENTO DE UNA TERCERA REPÚBLICA? Es difícil hacer prospectiva por las variables en juego, como mostramos a continuación a partir de cinco claves.

1. Quien amenaza hoy a la Corona es la familia del Rey, no el republicanismo

Hoy la erosión de la Monarquía no la genera una alternativa republicana, sino la propia familia real. Las valoraciones de la Corona de los sondeos del CIS son claras: el 7.4 (sobre 10) de 1995 fue seguido de una caída (5.1 en 2006), pero el suspenso llegó con el caso Nóos (4.8 en 2011) y el mínimo histórico con el impacto de la cacería regia de Botsuana (3.6 en 2013). La abdicación de Juan Carlos I el 2014 permitió un repunte modesto (4.3 en 2015). Por tanto, parece claro que la apisonadora de la Corona es la conducta de la familia del Rey.

2. La pérdida de apoyos a Cataluña los ha creado en el resto de España

La situación política de Cataluña ha generado la única desafección territorial relevante de la Monarquía, que refleja el 57.8% del voto global a las fuerzas independentistas y los Comunes en los comicios del 10-N de 2019. Además, un 73.3% de los encuestados por el CEO en octubre de este año suspendió en la Corona. En contrapartida, el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017 (el gran detonante de esta desafección) ganó adhesiones significativas a la institución en otros lugares de España, al proyectarla como un muro firme ante el secesionismo.

3. La Corona tiene un apoyo blindado en las Cortes

Hoy la Corona disfruta del blindaje que le aportan PSOE, PP, VOX, C’s y otros partidos menores, que representan más de 270 de los 350 escaños del Congreso. Felipe VI, pues, no puede sufrir un “incendio político” en las Cortes y los discursos contrarios a la Corona allí parecen condenados a ser fuegos de artificio. La razón de este apoyo blindado, como señala el historiador Àngel Duarte, radica en que para un nacionalismo de Estado como el español, con dificultades para articular un proyecto nacional sin el cemento dinástico, la figura del Rey es prácticamente decisiva.

4. Un juicio al Rey emérito puede ser muy desestabilizador para la Corona

Si Juan Carlos I es juzgado su proceso posiblemente generará un debate público sobre las bondades de la Monarquía (y del “régimen del 78” que el exRey personifica), algo que hasta ahora la clase política ha evitado a todo precio. Así, los sucesivos gobiernos han renunciado a cambiar el artículo 57.1 de la Constitución (que prioriza el hombre ante la mujer en la sucesión al Trono) por temor a que ello abriera el temido debate Monarquía-República. Ello permite pensar que un eventual juicio al Rey emérito tendrá un impacto negativo importante para la Corona porque la discusión pública dejará de centrarse en la conducta de su extitular para hacerlo en la institución.

5. Monarquismo y republicanismo tienen debilidades significativas

La Corona instaurada el 1975 no se pudo adscribir a una tradición monárquica que le diera raíces históricas. La institución no se podía vincular al régimen de la Restauración, al caracterizarse por el fraude electoral, ni a Alfonso XIII, dado que el 1931 se exilió al perder el apoyo de derechas, izquierdas y militares. Por tanto, la flamante Monarquía adoptó como mito fundador al propio monarca, Juan Carlos I. Este fue exaltado como “piloto de la Transición” (que frenó el golpe de Estado de 1981), un gran estadista que era a la vez próximo y campechano. Pero esta opción creó adhesiones a la persona del Rey (juancarlistas) y no a la Corona. La actual desmitificación del Rey emérito puede comportar que la Monarquía (y con ella el sistema político) conozca una fuerte convulsión.

En este marco, el republicanismo español progresa más por los deméritos de la Corona que por sus méritos. De este modo, se proyecta como una fuerza anti-Establishment, hecho que le impide ganar centralidad política. Le falta además un polo aglutinador dinámico y liderazgos estatales que transciendan Podemos (que solo logró el 9.8% el 10-N).

Conclusión: la Corona resiste, pero el horizonte puede complicarse mucho

En definitiva, la Monarquía no parece peligrar porque los republicanos aparentemente no tienen fuerza ni un eje dinámico. Aun así, el Rey se puede encontrar en un arenal pantanoso a medio plazo por varias razones: Juan Carlos I es un activo tóxico radiactivo; parece difícil que Felipe VI se haya consolidado en seis años de reinado marcados por enredos familiares; el sistema político sufre un descrédito importante; la Corona no acaba de elevarse como institución; y, sobre todo, los monárquicos de hoy pueden no serlo mañana. Sendas encuestas-El Español (10/I/2020) y El Plural (14/IV/2020)– apuntan que entre el 50% y el 61% de votantes del PSOE serían republicanos y el apoyo de Vox en la Corona, según Santiago Abascal, es condicional: “España, su soberanía y su unidad están por encima de la monarquía”. Debe recordarse al respeto que la ultraderecha postfranquista ha sido republicana.

En última instancia, la gran incógnita al trazar escenarios de futuro reside en que el 60% del censo electoral actual no votó por razones de edad en el referéndum de la Constitución de 1978 e ignoramos qué piensa de la Monarquía. Conocerlo puede ser toda una sorpresa.
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