
En el manifiesto firmado por Afaaem, Amehita, Amical
de Mauthausen, Anticapitalistas Aragón, Armha, Asoc. Fosa a Fosa, Asoc.
Justa Mmemoria de Novallas, Asoc. Para La Recuperación Democrática de
Belchite “Mariano Castillo”, Asoc. Sobrarbense La Bolsa, AAVV
Torrero-Venecia, Ateneo Republicano de Zaragoza, Charata, CNT Cinca,
Consulta Popular Monarquía o República en Aragón, CUT, Fundación
Bernardo Aladrén, Fundación 14 de Abril, Izquierda Unida, Mhuel, Pama,
PCE, Podemos, y UJCE, se “repudia la actuación de Juan Carlos de
Borbón”, denuncian “las facilidades dadas por miembros del Gobierno y
por la Casa Real para su salida”. reclaman “que sea juzgado”, asimismo
aseguran que “es tiempo de decidir, libre y soberanamente”, y exigen “un
referéndum que permita al pueblo decidir si quiere una monarquía o una
república”.
Este que sigue es el texto íntegro del manifiesto:
Lo sucedido con Juan Carlos de Borbón escandaliza a una buena parte
de la sociedad española. Ahora que hay serias posibilidades de que se
reabran los casos de presunta corrupción en relación con comisiones
ilegales, cuando la fiscalía suiza tiene abiertas diligencias por casos
de blanqueo de capitales, cuando se conoce que el proceso abierto por
Anticorrupción, en septiembre de 2018, por presunta corrupción en las
transacciones internacionales durante la construcción del AVE a La Meca
se han trasladado, por orden de la Fiscalía General del Estado a la
Fiscalía del Tribunal Supremo, el abdicado rey se marcha. Se va con sus
maletas llenas de los beneficios que, de manera opaca y alevosa, ha
obtenido gracias a sus prebendas y a la inviolabilidad y falta de
responsabilidad de sus actos que le daba la Constitución vigente. Se va
porque está presuntamente implicado en estas tramas corruptas. Se va, en
vez de romper con la opacidad de la Jefatura del Estado, manteniendo la
falta de transparencia de la misma, evitando ponerse a disposición de
la Justicia y sin dar explicaciones a una ciudadanía inmersa en plena
crisis social, económica y sanitaria.
Su salida del país, tal y como reconoce la Vicepresidenta Carmen
Calvo, ha sido apoyada, puede que incluso auspiciada, por el propio
Presidente Sánchez y parece, también, que de acuerdo con la Casa Real y
el actual Jefe de estado, Felipe VI. Lo que sabemos demuestra, una vez
más, las prebendas y privilegios de los que, a diferencia del resto de
la ciudadanía, disfruta la familia real.
Repasando la historia vemos a seis reyes exiliados, en poco más de
doscientos años, que marcan el fracaso del sistema monárquico en la
España contemporánea. El mal gobierno, la corrupción y un gusto evidente
por soluciones autoritarias definen sus reinados. Golpes de estado de
hijos contra padres, enriquecimientos ilícitos o connivencia con
dictadores son algunos ejemplos de prácticas demasiado frecuentes con
tales personajes detentando la Jefatura del Estado.
Sin embargo, no es solamente su profunda sinrazón en el desempeño del
poder lo que denunciamos, sino el carácter inherente de semejantes
actuaciones a la institución monárquica. Un sistema que define a su
figura primordial por su irresponsabilidad está sentando las bases de un
gobierno despótico, o cuando menos caprichoso. Y esto, unido al origen
divino de sus prebendas, no puede sino desembocar en personajes
concebidos para ejercer su voluntad con profundo menosprecio del cuerpo
social. Cualesquiera de los monarcas mencionados anteriormente puede ser
ejemplo de ello.
La monarquía, parlamentaria o no, es una institución antidemocrática y
machista, basada en privilegios heredados, con la gravedad de que, en
el caso de España, han sido heredados de un régimen fascista, asesino y
corrupto, y, además con su vinculación a voluntad divina, destinada
irremisiblemente al poder por nacimiento, colisiona con el concepto
básico del derecho político moderno: La soberanía popular. Su propia
existencia pone límites a la misma y menosprecia un principio tan
esencial y tan ilustrado como el que establece que el poder, sola e
inequívocamente, reside en el pueblo.
Obligada desde un principio a la asunción de sus propios actos, con
sus orígenes primigenios en la voluntad popular, enraizada por sus
propias limitaciones temporales al cumplimiento de principios éticos
estrictos, la República se basa no en su relación con la divinidad sino
en una vinculación fieramente humana con la sociedad a la que organiza.
La República es el camino para una regeneración de nuestro sistema
político y de la vida pública.
Una vez más en nuestra historia, “Delenda est Monarchia”, la
Monarquía debe ser destruida. Sus orígenes políticos arcaicos, su
menosprecio a principios fundamentales de la moral pública y su
vinculación al pasado muestran una vez más su incapacidad y la condenan.
Es tiempo de decisiones. Es el tiempo de que el pueblo, que resistió
al franquismo y trajo la democracia a España, se exprese directamente
sin intérpretes ni subterfugios. Es tiempo de República.
Por todo ello, las organizaciones firmantes de este manifiesto
repudiamos claramente la actuación de Juan Carlos de Borbón, denunciamos
las facilidades dadas por miembros del Gobierno y por la Casa Real para
su salida y reclamamos que sea juzgado.
Insistimos en que la monarquía es una anacrónica institución feudal que debemos erradicar de nuestro país.
Por eso decimos que es tiempo de decidir, libre y soberanamente, si queremos ser súbditos/as o ciudadanos/as.
Reclamamos un referéndum que permita al pueblo decidir si quiere una monarquía o una república.
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