El Rey de España 1, y padre del Rey de España 2, esta
intensificando sus contactos con los gobiernos de EEUU -vía la CIA-, y
de Mauritania y Marruecos “para establecer un territorio autónomo con
soberanía compartida” en las ciudades de Ceuta y Melilla, y del resto de
territorios del Estado español en África, a cambio de “reconocimiento
oficial y salvaguarda de sus privilegios como Rey de las Españas”.
¿Sorprendente? ¿indignante? ¿falso? Pues sí, es tan sorprendente,
como indignante, como falso. Sin embargo, lo que sí es rigurosamente
cierto, indignante, y no tan sorprendente conociendo la dudosa moralidad
del Rey de España, es que esto fue exactamente lo que hizo Juan Carlos
de Borbón en 1975 con la Provincia española en África del Sahara.
Las trápalas -del por aquel entonces príncipe a título de sucesor del
genocida Franco- Juan Carlos de Borbón para mantenerse en el poder con
el franquismo o sin él, y consolidar la Casa de los Borbones en la
jefatura del estado español llegaron al punto de conspirar para
‘regalar’ una provincia española entera a su ‘hermano’ el Rey de
Marruecos.
El Sahara pasó de la noche a la mañana de ser una provincia española
más a todos los efectos, a someterse al dictado de la monarquía aluita
de Marruecos. Para los ‘ciudadanos y ciudadanas’ españolas residentes en
la provincia española del Sahara su DNI y Pasaporte dejaban de tener
validez, y se abría un nuevo escenario geopolítico en el que estos
‘españoles’ dejaban de serlo, el pueblo saharaui fue sometido ‘a fuego’
por Marruecos, y a cambio el Rey de España se consolidaba como ‘un buen
hermano’ para las monarquías autoritarias del norte de África.
Como bien señala Sidi M. Omar en “: la
ocupación militar del Sahara Occidental por parte de Marruecos afectó
de lleno dos principios fundamentales del orden internacional vigente, a
saber, el derecho de los pueblos a la libre determinación y la
inadmisibilidad de la adquisición de territorio por la fuerza. Sin
embargo, el Consejo de Seguridad, que tiene, en virtud de la Carta de la
ONU, la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, no tomó ninguna medida decisiva contra Marruecos por razones relacionadas principalmente con la realpolitik. Obviamente, este no es el lugar para abordar críticamente la realpolitik y
su “aceptación dogmática” del poder como el determinante fundamental de
la política internacional, entre otras cosas. No se puede negar, sin
embargo, que su enfoque doctrinario centrado en el poder en la toma de
decisiones ha causado (y sigue causando) mucha inestabilidad e
inseguridad en muchas partes del mundo.
Recientemente, este pasado mes de junio,
la Sala Primera del Tribunal Supremo español, reunida en Pleno,
estimaba el recurso de casación interpuesto por la Dirección General de
los Registros y del Notariado -en la actualidad, Dirección General de
Seguridad Jurídica y Fe Pública- contra la sentencia de una Audiencia
Provincial que había declarado la nacionalidad española de origen de una demandante, nacida en el Sahara Occidental en 1973.
Sirvan como ejemplo estas dos cuestiones para explicar el zancocho
internacional que comenzó a organizar el Clan de los Borbones en cuanto
volvieron a tener algo de poder. Desde 1975 hasta 2020 sumamos 45 años
de inviolabilidad penal del Clan, lo que sin duda ha favorecido su
capacidad ‘de gestión e intermediación’ con las dictaduras monárquicas
del norte de África.
Hoy el Rey de España duerme a pierna suelta en Abu Dhabi
mientras ciudadanas españolas se costean un farragoso periplo judicial
para su reconocimiento como como tales, y el Pueblo saharaui malvive en
campamentos de refugiados en el desierto.
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