
Hace unos días recibí la carta que Pedro Sánchez ha
enviado a toda la militancia del PSOE, en ella se expone la necesidad
de afrontar cuatro retos importantes: la transición ecológica, la
transición digital, la cohesión social y la plena igualdad de la mujer;
retos que tendrán una transcendencia importante en el necesario cambio
del sistema productivo, y que hubieron de retrasarse para hacer frente a
la pandemia, teniendo que tomar medidas fundamentales, de escudo
social, con el fin de que las personas más vulnerables y las pequeñas
empresas puedan aguantar el necesario confinamiento y la crisis
económica.
En el 39º Congreso del PSOE, al que asistí como delegado participé en la Comisión que debatió una enmienda de Juventudes Socialistas en la que se proponía la aprobación de un referéndum sobre la monarquía, y que fue aprobada mayoritariamente
Se destaca la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, una medida que va a
suponer un antes y un después en la protección de los más
desfavorecidos. En muy poco tiempo el gobierno ha tenido que tomar
medidas de calado, que sólo un gobierno competente y decidido podía
llevar a cabo, todo ello, además, con una importante negociación en la
Unión Europea, que esta vez sí, va responder a la actual crisis
económica y la que habrá que afrontar en los próximos meses,con la
aprobación del Plan de Recuperación. Respecto al trabajo del gobierno
creo que puede merecer pocos reproches, después de las dificultades que
ha tenido que afrontar. Las mayores críticas suelen venir de los
predictores del pasado.
Pero es en la segunda parte de la carta, en la que se desliza
la pretensión de que no se produzca el debate del necesario referéndum
monarquía-república, apelando al compromiso con el pacto constitucional,
compromiso cierto, pero que no puede ser eterno y más cuando la reforma
constitucional es una imperiosa necesidad reconocida por la mayoría de
los partidos políticos, colectivos sociales y ciudadanos. No, el debate
no se puede cercenar, tarde o temprano habrá que afrontarlo.
En el 39º Congreso del PSOE, al que asistí como delegado participé en
la Comisión que debatió una enmienda de Juventudes Socialistas en la
que se proponía la aprobación de un referéndum sobre la monarquía, y que
fue aprobada mayoritariamente. La comisión estaba presidida por Carmen Calvo.
Posteriormente esta enmienda tuvo una fuerte oposición a que se
incluyera en el dictamen que debía pasar al plenario para su aprobación
definitiva, especialmente por los delegados que habían apoyado en
primarias a Susana Díaz, el plenario se reunió más de
dos horas después de lo previsto y con la ausencia de Susana y los
delegados andaluces que la apoyaban. El dictamen de comisión finalmente
incorporaba dos párrafos en los que se dice que no se puede olvidar la
tradición republicana y que el PSOE tiene su propia concepción sobre el
modelo de Estado y la forma de gobierno, hacia la que pretendemos
avanzar fortaleciendo los valores republicanos y promoviendo un modelo
federal.
Era una forma descafeinada de salir de una situación muy
tensa, sabiendo que el plenario iba a aprobar la enmienda de juventudes,
si se llevaba a debate.
Ahora no es el momento para este debate afirman los dirigentes, pero
realmente, para ellos nunca será buen momento, pero no se puede obviar
que el sentimiento mayoritario en las bases del PSOE y de una gran parte
de la sociedad son las de una Jefatura del Estado votada por todos los
españoles.
Pedro Sánchez sabe mejor que nadie que cuando las bases se
unen para apoyar una causa pueden ser un ciclón que el aparato no puede
parar. El momento para debatir, para analizar y para fortalecer los
valores no puede posponerse eternamente, por lo que tarde o temprano
habrá que afrontarlo.
Dentro del PSOE hay varias almas, como las hubo siempre, desde el fallecimiento del fundador Pablo Iglesias, estuvieron
los socialistas de centro, socialdemócratas, y la izquierda socialista.
Pero el republicanismo es la forma de estado preferida por la inmensa
mayoría de afiliados de todas las corrientes, reconocidas o no.Los
mayores opositores al debate son gobernantes de distintos ámbitos
territoriales, cuyo principal objetivo son los de mantener los votos que
recogen de centro derecha, con la defensa de algunos valores que nada
tienen que ver con la izquierda como pueden ser(además de la
monarquía),la enseñanza privada,la defensa de los toros, o de la caza,
por poner algunos ejemplos. Votantes que seguramente al oír la palabra
república huirían despavoridos como si fuera un concepto de izquierda
radical y revolucionario.Pero gobernar no es llevar a cabo acciones solo
pensando en ganar elecciones, aunque haya que renunciar a los valores
propios y defender los de otros partidos. Gobernar también es hacer
pedagogía en defensa de valores sociales, de igualdad y de coherencia,
con el objetivo de transformar la sociedad. Hay que explicar que los
partidos republicanos en España fueron también partidos burgueses, y
sobre todo hay que aclarar que en ningún caso república puede ser
considerada como sinónimo de guerra, sino la forma de Estado más
coherente, lejos del anacronismo que suponen las Jefaturas de Estado de
carácter hereditario.
Será necesario afrontar el debate,y planificar una hoja de
ruta que terminará inevitablemente en la realización de un referéndum en
el que la ciudadanía exprese su opinión sobre la forma de estado.Podrá
aplazarse durante un tiempo, pero finalmente el debate será inevitable.
Fuente → nuevatribuna.es
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