Luis Gómez LLorente (C) junto a Santiago Carrillo y Horacio Fernández.
Los socialistas votaron República
Milagros Heredero
RELATOS LIBRES
No olvidaré mientras viva aquella tarde en el Congreso de los Diputados cuando Luis Gómez Llorente se puso en pie y con su voz pausada y profesoral defendió la validez y superioridad del gobierno de la República sobre la monarquía. Estábamos en la comisión constitucional y se elaboraba el anteproyecto de la Constitución todavía hoy vigente. Era el once de mayo de 1978.Se trataba del voto particular que defendía la forma de gobierno republicana, presentado por psoe y aunque se conocía el límite de aquel voto, diputados y periodistas guardábamos un silencio cortante. Luis Gómez Llorente en nombre propio y en el de su grupo socialista pronunció palabras que han quedado enterradas en el fondo de la historia de la Constitución del 78 pero que hoy recobran, precisamente, vigencia. Una curiosidad casi perversa recorría aquel ambiente.
-Bah, ¿por qué lo mantienen, los socialistas, sabiendo que no prosperá, que es pura demagogia?- se preguntaban algunos.
Eran conscientes los socialistas y se sabían depositarios de la fe de grandes masas de españoles en el partido republicano. Por ello defendían ante aquellas Cortes Constituyentes la forma de gobierno republicana. Dijo textualmente Luis Gómez Llorente:-
- Entendemos que la forma del Estado es más racional y acorde bajo el prisma de los principios democráticos. Del principio de la soberanía popular se infiere que toda magistratura deriva del mandato popular: que las magistraturas sean fruto de la elección libre, expresa, y por tiempo definido y limitado.
En aquellos días todo eran especulaciones, no había oposición. A nivel individual, pocos se manifestaban, se destapaban, se expresaban:
– Las magistraturas vitalicias, y más aún las hereditarias, dificultan el acomodo de las personas que ejercen cargos a la voluntad del pueblo en cada momento histórico.
Gómez Llorente era un político de primera, un pensador profundo, un amante de la libertad, un hombre de honor y de fé. Y en aquellos momentos brillaba como una estrella con luz propia: era valeroso en su acción y mesurado en su expresión. Era el hombre adecuado para que el partido lo colocara en primera línea de fuego, en aquellos momentos estratégicos, como así hizo. Aunque más tarde lo acosaría precisamente por su incorruptible ética socialista.
Contra el argumento de neutralidad de la corona, por herencia, y su teórica situación más allá de intereses de grupo, él señaló que un monarca no es sino un hombre “y su juicio es tan relativo como el de los demás ciudadanos. ¿Cómo no hemos de sentir alejamiento ante la idea de que nada menos que la jefatura del Estado sea cubierta por un mecanismo hereditario?”
Este diputado socialista, Luis Gómez Llorente, tenía siempre en cuenta la ideología de su oponente sin pretender maltratarla, por eso manifestaba que nadie podía ofenderse por escuchar las ideas de otro y que cualquiera habría de entender que:
“… los que nos sentimos impulsados por la lucha contra el privilegio, y no aceptamos otra carta de singular retribución que el propio esfuerzo y el mérito, preferimos la República como forma de Gobierno”
Recordó las palabras de Luis Araquistaín ante el ocaso de un régimen:
“Hay que desear la República por patriotismo, por españolismo. La idea de España y la República se confunden. El problema mínimo de todo liberal español debe ser la República. Ningún liberal puede ser monárquico en España. Los socialistas españoles no se hacen vanas ilusiones, aunque sin ellos no habrá República, no ignoran que esa República no podrá ser inmediatamente socialista”...
Luis Gómez Llorente se excusó por sus alusiones al pasado. “No hubieran sido hechas sino para dar claves de nuestra actuación no sólo en el presente, sino en el futuro”...
Mantuvo el voto particular y, lógicamente, aceptó previamente el resultado de la votación posterior : “acatando democráticamente la ley de la mayoría”...
Fuente → vegamediapress.com
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