

Un domingo de pistolas nos ha deparado la actualidad mediática de la
derecha española. Por un lado, el ex-alcalde de Gandía pidiendo al
emérito que haga uso de su derecho a quitarse la vida y por otro el
editor de El español poniendo una pistola en la boca al vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias.
Todo muy de represión interior, de (malos) valores aristocráticos y
rodeado de armas de fuego que tanto gustan a las derechas, da igual si
es para cazar corzos o rojos. Porque lo curioso del tema es que en esa
misma situación para alguien de izquierdas pedirían cárcel (y pena de
muerte) o si la vicepresidencia segunda fuese de derechas hablarían de
moralidad, de altruismo moral y demás cuestiones embellecedoras.
Mientras tanto en España esperando que los medios de comunicación
cavernícolas descubran quién es M. Rajoy. Lo de Pedro J. Ramírez es ya habitual pero lo de pedir a la borbonada que haga uso del honor sí que es novedoso.
Arturo Torró Chisvert fue alcalde de Gandía, cuando su buen amigo Francisco Camps utilizó la dedocracia para señalar candidato. Ha sido embargado por el Tribunal de Cuentas
para devolver 223.455,56 euros por “problemillas” de su etapa como
regidor, pero ya se sabe que es culpa de la prensa. Este señor ha
publicado en Levante un artículo titulado “Majestad, ha llegado la hora. Despídase”
donde le conmina a asumir sus responsabilidades por todas las
trapacerías que están saliendo en prensa desde hace unos años. Comienza
haciendo profesión de fe monárquica, aunque desbarrando al decir que
“Para mí, y repito, desde la más humilde de las opiniones, no veo a
ningún español más formado para ser Jefe del Estado que a tu hijo,
nuestro Rey Felipe VI, formado en todos los campos que deben de ocupar a
un Jefe de Estado”. Elitismo y poca democracia, además de un
subjetivismo enorme porque en ningún momento describe cuáles son esos
campos y esas formaciones válidas para ejercer la jefatura del Estado e
impide la comparación racional. Típico de la derecha que esconde con
supuestas capacidades lo que es un derecho de pernada o sanguíneo que
encubre otras miserias de la derecha, por cierto.
Dejando de lado la profesión de fe monárquica, que sirve para situar
al personaje, continua loando lo buen que ha hecho el emérito: “Eres un
valor incalculable para esta joven democracia. Tu papel en la transición
de la dictadura es innegable. Tu intervención durante el intento de
golpe de estado, irreprochable, tu apoyo a la unidad de Europa
envidiable y tus acciones diplomáticas con América Latina, el mundo
árabe y otros, de diez y medio”. Parece que el señor Torró ha leído otra
historia, la que no tiene los cables de la CIA donde se le casi
obligaba al entonces príncipe a entrar en la democracia y abandonar la
dictadura; la que no tiene los señalamientos al Borbón de haber
instigado el golpe de Estado; o la que no tiene las acciones
diplomáticas haciendo el egipcio. Esto último es casi normal porque
hacer el egipcio y saquear la caja común es habitual política del PP.
Después de esta comida de sable acaba justificando lo que ha hecho: “A
ti no se te va a justificar y perdonar, como a los Pujols, o los de los
EREs de Andalucía, o a Bárcenas. Contigo no va a ver complacencia, como a
los Jordi o Junqueras. No, contigo va a ser diferente. Algunos, no
todos, contrarios a lo que representas, te van a quitar de plazas y
salones como ya lo están haciendo, te van a arrastrar por periódicos,
radio y televisión hasta desparramar tus vísceras con el fin de hundir
todo y a todos los que representas”. Este señor no se ha enterado de que
con la ley en la mano es difícil que entre en prisión como sí han
estado “los Jordis”, Junqueras, Bárcenas, los de los EREs y en camino va
la familia Pujol. Lo curioso es que se pide que Juan Carlos de Borbón
pase por el banquillo como cualquiera, aunque el señor Torró lo ve como
una campaña de caza y captura. Por cierto, promovida por la derecha
mediática y no por la izquierda.
Lo mejor llega a continuación cuando tras reprocharle haber manchado
la institución, como si una monarquía en un Estado democrático no fuese
un anacronismo y una mancha política, le da la estocada: “No me vale que
otra vez pidas perdón. Has manchado la imagen de tu familia, has
conseguido que tu hijo te repudie y eso, como padre, te habrá dolido en
lo más profundo de tu alma. Ahora esos, los que mal te quieren, van a
aprovechar cualquier excusa para salpicar a la institución que hoy
representa tu hijo el Rey Felipe VI, intachable y fiel servidor de
España como nadie. […] Majestad, ¿ahora qué? ¿Exilio, retirada
de títulos y prebendas? No Majestad, ahora toca acabar esta carrera con
la honra y dignidad que podamos salvar, sin miedos y de pie, como lo
harían los grandes guerreros de la historia. Majestad, te
precede un linaje de valientes, de defensores a ultranza de los valores
que han forjado esta gran patria llamada España. Ahora más que nunca te
toca demostrar que eres portador de ese testigo que has pasado a tu hijo
y él pasará a tu nieta”. En negrita podrán ver que se le pide hombría
para acabar con esto de una vez por todas de la forma en que suelen
hacerlo los militares (pegarse un tiro). El problema es que la familia
Borbón nunca ha sido de grandes guerreros sino de felones, traidores y
ladrones y no hay muestras de ese heroísmo final que se le pide. Es
curiosa la valentía de un empresario pepero valenciano mientras Pablo Casado intenta justificar lo injustificable con mentiras… como siempre.
¿No les queda claro que le pide el suicidio? La última frase despeja
cualquier duda: “hora más que nunca quiero ver al Rey que quiero, al que
nos ha conducido a la democracia, al que a pesar de los pesares,
admiro. Al que ha presidido las Cortes, el Senado, Ayuntamientos y
Colegios. Ahora, Majestad, por España, por su honor y por lo que representa, ha llegado la hora. Despídase”.
Sólo cabe despedirse de una forma, con la sien reventada por una bala,
de buen calibre para no fallar. Así, pretenden en la derecha tapar la
ignominia de la borbonada, pidiendo al jefe de filas que se quite de en
medio… Cierto es que lo raro, cuando hay Borbones por medio, es que no
haya sufrido una accidente mortal, que haya sido mortalmente infectado
de coronavirus (que lo han tenido a mano) o cualquier otro apaño de los
servicios secretos que siempre han actuado en estas ocasiones con
lealtad. Shakespeare se lo habría resuelto con una obra teatral en menos
que canta un gallo y los alemanes podrían enseñarles cómo se suicidan
en la Baader-Meinhoff , pero aquí tiene que salir un ex-alcalde a pedir
que haga uso del honor militar… para ello hay que tener honor y el
emérito ha demostrado que carece de él y el “preparao” de inteligencia
para habérselo quitado de encima. El aroma a III República lo están
esparciendo los monárquicos y la derecha… tiene guasa y es sospechoso.
Fuente → mediterraneo.diario16.com
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