“Debate Republicano”

“Debate Republicano”
Un relato de Milagros Heredero.

– Como muchos saben y otros sospechan, la monarquía española está llegando a su fin.-

Esto lo dijo Carlos L. que había sido diputado en tres legislaturas y luego lo dejó y se zambulló entero en su profesión jurídica. Ahora era un complaciente abuelo. Seguía vivamente la política por los periódicos extranjeros, echaba una ojeada a los españoles y frecuentaba un par de tertulias de ex-parlamentarios, ex-gobernantes y diletantes. Naturalmente sabía mucho, demasiado, y era, en sus juicios muy certero y autosuficiente.

Continuó:

– Hasta ahora el movimiento republicano español se ha asentado más en el romanticismo histórico que en el deseo de organización política. Esa es la verdad y el tropiezo. Aunque nuestra II República abordó, desde el primer día, los temas más cruciales y urgentes que arruinaban España y lo hizo sin temblarle el pulso.

Los oyentes eran sus nietos, sus amigos y compañeros, todos aspirantes a políticos. Clavaban sua ojos en él como si fuera un semidios, sin perderse una palabra o una mueca. Representaban las ilusiones y ambiciones de las nuevas generaciones democráticas, aspiraban a llegar a ser diputados, senadores, ministros… y hasta jefes de Estado. Vivían inmersos en los acontecimientos y subterfugios políticos y no se les pasaba uno. Por eso ahora buscaban, perseguían y bebían las palabras de Carlos L.

– Sí, ahora sí existe un verdadero deseo de participación que es mayoritario. Pero es imprescindible una estructura organizada como partido, algo que establezca una referencia republicana seria en España. Y sin éso… no pasará nada.

El más listo de sus oyentes se apresuró a llenar la copa del orador que estaba sin una sola gota.

– Crear una opinión pública es fundamental en una democracia… y ahí estáis vosotros.- añadió con una sonrisa alentadora.

– La transición… ¡podía haber acabado limpiamente con un referéndum! – protestó el más impulsivo como echando culpas sobre el parlamentario.

Ëste carraspeó y tomó un sorbito de whisky antes de responder: – – Fue una transición hipotecada, condicionada por la presencia de la corona personificada en el rey. En aquellos momentos era impensable una consulta… La monarquía estaba ahí, “estabiliza porque no se mete en nada”, decían… Pero está ahí: al tanto de todo y por encima de todo y con las agarraderos de fuera..
  • Lo justo hubiese sido un referéndum- apoyó otro estudiante a su compañero.
  • Sí,- afirmó el diputado -. Una reconstrucción general de la forma de Estado y de la jefatura de España como país democrático. Es verdad.
  • ¡Ni siquiera hubo debate!- reprochó otra voz.
Y Carlos L, viejo socialista republicano resumió:
  • La transición no es válida porque fue insuficiente desde el primer día que comenzó. Sólo al final resultó que no pasó de ser más que una restauración monarquico-borbónica.
Se hizo un silencio general, latían los pensamientos de los estudiantes, algunos con ostensible desdén, otros como sopesando aquellos viejos impedimentos que todavía existían vivos en la sociedad y lastraban su futuro. Se rompió el momentáneo mutismo con otra pregunta:

– ¿Ha restablecido el psoe su credibilidad de izquierdas en la sociedad española?
Carlos sonrió debilmente:

– Zapatero empezó con mucha fuerza y como muy republicano, que lo es, pero Europa le dió el parón…

Europa: ¡el parón!

Fue el nieto de Carlos L. quien demandó con cierta petulancia a su abuelo:
  • ¿Y se dan ahora las circunstancias para restablecer la República?
El viejo diputado contestó sin dudarlo:
  • En el ánimo de los españoles, sí.
Los estudiantes se ojearon entre sí con complicidad.
  • ¿Qué le pedirías al futuro presidente de la República de España?– preguntó uno de ellos dándolo por hecho.
  • Una persona que esté cargada de reflexión sobre el futuro de la humanidad, no hay que tener miedo de decirlo así de solemne: un personaje, hombre o mujer, que fuera capaz de entender esas claves y dirigir el país en esa dirección.
  • ¿Un científico?
  • No,no. Pido una persona que sepa dónde está. Que haya estudiado las relaciones del mundo en que vivimos; que sepa la fuerza del capital en el momento actual, como se conduce el capitalismo neoliberal; cómo se responde desde los países emergentes; cómo está China ahí en un mundo totalmente distinto… Es decir una persona que esté verdaderamente relacionada con el mundo que nos rodea… Y por otro lado, desde dentro: encarar con valentía las redes de corrupción, la impunidad, la sanidad, la equidad social, el empleo…
  • Pero reconocerás que las circunstancias sociopolíticas tienen mucho que ver en todo esto…
  • Todo, todo, pero el líder es el que las ve y lo sabe dirigir y administrar.
Ni un rey ni una reina se relacionan con el mundo que les rodea, ni saben de administrar, ellos viven en sus nubes de oro.


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