
En pocos meses de crisis y recesión se han perdido dos millones de
puestos de trabajo y cinco millones más de trabajadores ven sus puestos
de trabajo, y sus formas de vida en peligro, pendiente de ERTES, que se
transformaran ERES y luego en despidos y desahucios. ¡Nissan no se
cierra! Este es el grito que se ha constituido en la consigna de lucha
de los trabajadores abandonados a su suerte por los dirigentes políticos
y sindicales. No solo es la consigna de los trabajadores de una
multinacional, es también la representación de la lucha por la unidad
contra el cierre de empresas y en oposición a la política de despidos.
Es la experiencia de una clase que acumula fuerzas para lanzarse a
ocupar el primer plano de la acción política. Por un verdadero plan de
reindustrialización y de nacionalización que acabe con la dependencia
establecida.
La crisis está aquí con todas sus consecuencias: La huelga de los MIR
en Madrid es inseparable de la exigencia de sanidad pública que acabe
con los negocios sucios de la privatización. El cierre sostenido de los
Centros de Salud, y la contratación de curas en vez de personal médico
(¡un cura por cada 100 camas!) es toda una apuesta de las autoridades
autonómicas del PP para que se sustituya en rezo y la fe por la salud
pública, que ellos ponen en cuestión con sus políticas de saqueo,
privatización…
La miseria de salarios y pensiones, que es una de las condiciones
macroeconómicas de la Unión Europea para establecer las ayudas por la
epidemia del coronavirus que conduce a la multiplicación de la deuda,
tiene su contrapunto institucional en el aumento significativo en medio
de la crisis las nóminas de los policías nacionales y la guardia civil
que subirán un 20% de media.
No hay dialéctica con más vigor que los hechos. El mantenimiento de
las formas más sutiles de impunidad, de incumplimiento de las
principales promesas electorales, abocan directamente de los actos o
silencios del gobierno del presidente Sánchez. De él depende que las
Cortes constituyan o no comisión de investigación sobre la supuesta
trama de delitos continuados cometidos desde Jefatura del Estado.
Poniendo la monarquía y sus intereses al más completo desnudo.
De Sánchez depende también que la Fiscalía del Estado y el Tribunal
Constitucional no impidan la semilibertad de los líderes catalanes del
“procés” concedida por la Generalidad. De Sánchez depende también la
anulación de la resolución del Consejo de Ministros, que en 2014 se negó
a la extradición de los franquistas imputados en la querella argentina,
superando la instrucción de la Fiscalía destinada a impedir que los
jueces puedan tomar declaración a los imputados por crímenes
franquistas, es decir por crímenes contra la humanidad.
Todos los procesos de la crisis concentran los principales problemas
de la gobernación en la cúpula del Estado, que el gobierno protege con
el libreto Constitucional del 78 en las manos, texto que supuso un
reparto del poder y de los recursos públicos entre el rey, la
partidocracia y la Corte de banqueros y grandes empresarios, texto que
obvia e ignora la soberanía popular, es decir impide por ley el derecho
de los pueblos y de los trabajadores a decidir sobre sus asuntos
Mientras tanto, los titulares de la casa real, que se juegan su poder
intentando separarse de los negocios sucios de su antecesor, pero
manteniéndole en palacio, están de gira por su finca que es España,
cuando los rebrotes de la pandemia fuera de control arruinan lo que
quedaba del turismo, y la hostelería, convertidas en la principal
“industria” permitida por la Unión Europea de baqueros y grandes
empresas. Industria que está reducida ahora al 5% de actividad. Una
combinación de condiciones arrastradas que no lleva sino a la ruina
económica y social.
Todos los equilibrios políticos y económicos de los últimos 40 años
han reposado en la figura política de consenso de Juan Carlos de Borbón
(“el que nos trajo la democracia y el progreso, e impidió el golpe de
los militares el 23F”, … según el relato manido de los dirigentes
políticos y sindicales oficiales). Juan Carlos de Borbón -y no su hijo-
es el personaje clave del régimen del 78; y es precisamente ese tinglado
institucional el que se viene abajo, a partir del conocimiento de un
secreto a voces, a saber: el saqueo de fondos públicos y de empresas
practicado por la casta política del consenso, encabezada por el titular
del poder regio. Un sistema político de partidos y sindicatos
dependientes del Estado que ha constituido una sociedad clientelar y
corrupta desde arriba, que es incapaz de reformarse con Felipe VI; que
lejos de dialogar, llama a la intervención policial contra los que
demandan un proceso democrático constituyente.
El cuestionamiento social y político de la monarquía no afecta solo
al padre convertido en Emérito sin mérito, como trata de explicar el
gobierno de Sánchez para intentar salvar al titular de la institución de
estos días, la crisis política afecta a la monarquía en el poder y a
todo el sistema político y económico en su conjunto.
El intento desde el sector populista del gobierno de laminar el
movimiento feminista (por la igualdad entre la mujer y el hombre
enfrentado a las políticas del régimen y sus leyes), trata de
sustituirlo por un supuesto movimiento trans, que viene a poner en cuestión los derechos de la mujer, y en primer término de la mujer trabajadora.
Con la bandera de salvar el Rey, el gobierno trata de trasladar la
crisis económica y social acudiendo a la acumulación de una deuda
pública impagable, llamando a la Casa Real a que resuelvan ellos el
conflicto de familia. Con la bandera de salvar el Rey, con un movimiento
del Ejército contra derechos y libertades conquistadas, como propone
VOX, se presentará moción de censura contra el Gobierno poniendo al PP
en una situación aún más crítica. Jugando a la democracia unos, y al
“primorriverismo” otros, se procede en general a negar los derechos más
elementales a los trabajadores y a los pueblos, y por encima de todos
los derechos el derecho a decidir libremente sobre la forma de gobierno y
de Estado.
Los republicanos catalanes, después de un año manteniendo la ilusión
de una mesa de negociación con el Gobierno sobre la amnistía y el
derecho de convocar referéndum de autodeterminación, que nunca lo fue,
se ven en la necesidad de romper con un gobierno que no cumple con sus
compromisos.
Cataluña se prepara para unas nuevas elecciones autonómicas para el
próximo otoño, cuando la proclamación de la República catalana,
abandonada por quienes la proclamaron de tapadillo, será de nuevo la
referencia imprescindible de la inmensa mayoría que lucha por hacer
efectivos sus derechos y reivindicaciones.
El derrumbe continuado del régimen del 78 es un hecho objetivo, que
se constituye en un llamamiento a todos los defensores de las
reivindicaciones sociales y de los derechos democráticos a avanzar hacia
la República de los trabajadores y pueblos, hacia la República de
Repúblicas.
Fuente → elespacioindependiente.wordpress.com
No hay comentarios
Publicar un comentario