
Mañana 20 de Julio de 2020, en el 50
aniversario, los sindicatos CCOO y UGT celebrarán un acto de homenaje a
los tres asesinados y de recuerdo de los luctuosos hechos. Al acto
asistirán las secretarias generales de CCOO de Andalucía, Nuria López; y
de UGT-A, Carmen Castilla. Posteriormente se procederá a la lectura de
un manifiesto y se guardarán cinco minutos de silencio en homenaje a
Antonio Huertas Remigio, de Maracena, peón de albañil, Cristóbal Ibáñez
Encinas, marmolista de Granada y Manuel Sánchez Mesa, de Armilla,
obreros asesinados en aquella huelga. El acto tendrá lugar a las 10.30
en el monumento situado frente a los juzgados de la Caleta en la Calle
Faisán 4 de Granada.
El acontecimiento más importante relacionado con el movimiento obrero
granadino fue la huelga de la construcción de 1970. Su origen se
encuentra en las reivindicaciones que el sector de la construcción
realizó para el anteproyecto del convenio colectivo que debía debatir la
Comisión Deliberadora provincial de la construcción. En ella estaban
representados los principales dirigentes de las CCOO, Pepe Cid de la Rosa, Pedro Girón, Juan Verdejo y Luis Afán de Rivera entre otros, así como algunos miembros del apostolado obrero de Granada como Antonio Quitián, José Godoy, Antonio Ganivet o Francisco Javier Prieto.
La negativa de la patronal a aceptar las mejoras propuestas por los
trabajadores (reducción de los abanicos salariales, ocho horas de
trabajo, 300 pesetas diarias para el peón, eliminación de horas extras y
destajos, reducción de la eventualidad y despidos); terminó con la
adhesión de los aproximadamente cuatro mil albañiles concentrados en
asamblea a la propuesta de huelga.
La dirección de la misma recayó en las CCOO y algunos militantes de
la HOAC, se inició el 21 de julio y fue la primera que se hacía en
Granada desde la Guerra Civil. Rápidamente se extendió a todos los
tajos de los barrios periféricos de Granada Zaidín, Cartuja o la
Virgencica, así como en los pueblos de alrededor.
Como es bien sabido, concluyó de manera trágica. La carga policial
provocó la muerte de tres obreros frente al entonces edificio del
sindicato vertical: el marmolista Cristóbal Ibáñez Encinas y los peones de albañil Manuel Sánchez Mesa, y Antonio Huertas Remigio.
La prensa del movimiento lanzó un ataque inmediato contra el clero
granadino, acusándolo de haber provocado la huelga. El 28 de julio, el
arzobispo de Granada, Benavent Escuin, publicó una
carta pastoral en la que condenaba la brutalidad de la policía y
defendía a los sacerdotes obreros que habían sido atacados por los
diarios franquistas. Tras el encierro en la Catedral, el conflicto duró
hasta el 29 de julio. Unos días más tarde, se firmó el convenio
colectivo con algunas concesiones de la patronal (el salario del peón se
fijó en 175 pesetas, el del oficial de primera en 195 pesetas y se
consiguió una jornada laboral de 48 horas semanales), consituyento uno
de los mejores convenios colectivos de España, superando a los
establecidos en Madrid o en Sevilla.
El 22 de julio de 1970 se produjo el encierro de unos 200
trabajadores en la Catedral en protesta contra la represión desatada a
raíz de la huelga de la construcción convocada para el 20 de julio. La
policía intentó el desalojo con la oposición del entonces Vicario, Antonio Pérez de Andrés.
Las fuerzas de seguridad del régimen impidieron desde el comienzo la
entrada de víveres y de otros trabajadores, por lo que se decidió
acabarlo el 24 de julio.
El aparato de poder del régimen mostró gran irritación por la
intervención de la Iglesia. Particularmente se mostraron contrariados
por el hecho de que el arzobispo Benavent exigiera canales de negociación a través de los cuales los trabajadores pudieran presentar sus reivindicaciones legítimas.
Como en otras muchas ciudades del país, la Catedral de Granada había
servido de lugar de protección para los trabajadores en lucha.
El conflicto en el sector obedeció a la sobreexplotación que la
patronal mantenía sobre los trabajadores con toda clase de abusos, de
contrataciones irregulares y con sueldos miserables, así como a las
pésimas condiciones de vida y trabajo y a una situación generalizada de
marginación social de los trabajadores de la construcción.
Entre los encerrados, además de los principales dirigentes de CC.OO,
estuvieron Antonio Quitián y otros jesuitas y sacerdotes como Gonzalo
Sánchez Ramos, Francisco J. Prieto Revenga, José Godoy López, Julián y
Emilio de Blas y de la Rosa, Adolfo María Chércoles, entre otros.
Tras la firma del convenio la lucha continuó durante otros tres
meses, aunque lógicamente no estuvo a la altura de las dos primeras
semanas. Sin embargo, el desgaste producido por los despidos, el paro y
la represión generalizada fueron algunas de las causas en el retroceso
del movimiento obrero granadino, pero estos tres meses marcaron un hito
en la historia de la clase obrera granadina porque nunca durante la
dictadura se mantuvo en esta provincia una acción tan largo tiempo.
Baste indicar que meses más tarde de finalizar la huelga la patronal
granadina inició una dura represión contra los trabajadores que habían
tenido una participación directa o indirecta en la huelga. Como señala Teresa María Ortega, la
Magistratura de Trabajo de Granada recibió el 42´4% de las demandas por
despido sólo del Sindicato de la Construcción e incluso, todavía en
1971, las demandas por el mismo sentido seguían significando más de las
dos terceras partes del total, concretamente el 41´3%.La huella que esta
huelga dejó en el movimiento obrero granadino fue profunda tanto en sus
aspectos positivos, como en los negativos.
En cuanto a la cara, éste consiguió despertar en la sociedad española
un importante movimiento de solidaridad en forma de colectas de ayuda
para los familiares de las víctimas, los heridos y los detenidos, así
como actos de protesta por la brutal represión.
Muchas empresas granadinas como Emilio García Fernández, Chinchilla
Navarro, Fernando García Torerillo o los obreros de Colomina, entre
otras, realizaron colectas de forma inmediata y también llegó ayuda de
otras muchas empresas de España y del extranjero. De otra parte, a lo
largo de la geografía española se produjeron plantes, retrasos en la
entrada al trabajo, paros y concentraciones.Sin embargo, la cruz fue que
el acuerdo no dejó satisfechos a muchos trabajadores de la construcción
y los efecrtos de la represión se mantuvieron en los años posteriores.
Fuentes y bibliografía
Alfonso MARTÍNEZ FORONDA: De la clandestinidad a la
legalidad. Breve historia de las CCOO de Granada, Granada, Fundación de
Estudios Sindicales, Archivo Histórico de CCOO-A, 2007.
Alfonso MARTÍNEZ FORONDA: La lucha del movimiento
obrero en Granada. Por las libertades y la Democracia. Pepe Cid y Paco
Portillo: dos líderes, dos puentes, Granada, Fundación de Estudios
Sindicales, Archivo Histórico de CCOO-A, 2012.
Rafael MORALES RUIZ: "La significación histórica de
la huelga de la construcción en Granada (21-29 de julio de 1970)", en
Santiago DELGADO FERNÁNDEZ y Antonio José VÉLEZ TORO (coords.): Futuro
del Sindicalismo, Diputación de Granada, Granada, 1996, pp. 15-44, pp.
26-33.
Enrique TUDELA: Nuestro pan. La huelga de 1970, Granada, Comares, 2010.
Fuente → nuevatribuna.es
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