Un rey franquista
Vivíamos bajo otro borbón, Alfonso XIII, al que pocos años después,
refugiado en la Italia fascista, enjuiciaría un tribunal de la República
y condenaría en rebeldía por traidor a la patria privándole,
jurídicamente hablando, de unos derechos que nunca tuvo pero que siempre
ejerció "ilegalmente": ser Jefe del Estado por procedimientos no
democráticos. No olvidemos que Alfonso XII vino tras el golpe de Estado,
se llamó "pronunciamiento" para disimular, del General Martínez Campos y
el actual lo es tras el Golpe de Estado del General Franco.
Nadie tiene derecho a imponerse a la voluntad de los españoles, si es
verdad lo que dice el art.1.2: "La soberanía reside en el pueblo español
de donde emanan los poderes del Estado". Y debe prestarse atención a
este texto con el que se nos ha engañado de modo vil y doloso para
hacernos creer que somos soberanos. Obsérvese la ladina redacción; dice
"emanan los poderes del Estado"; no dice "emanan TODOS los poderes del
Estado".
Y es verdad; el poder del Jefe del Estado emana de Franco al que
JuanCarlos I, ese individuo al que ahora investigan en Suiza por
corrupción y blanqueo de capitales fruto de esas corrupciones, le juró,
¡poniendo a su Dios por testigo!, que seguiría maltratándonos
aplicándonos sus inicuas y antidemocráticas leyes fascistas
La CE78 es una ley que nace de la (i)legalidad franquista. No hubo una
ruptura legal con el régimen fascista que jurara Juan Carlos I. De eso
presumió él cuando un periodista le preguntó si no estaba incumpliendo
su juramente. "¡Todo se hace desde la más legal continuidad de las leyes
de Franco", dijo, y sonrió astutamente. "Las Cortes de Franco
decidieron disolverse y elegir unas cortes constituyentes que, por lo
tanto, nacieron de las Cortes franquistas", añadió, y su sonrisa se hizo
más amplia.
Y tenía razón. Se eligieron esas Cortes, pero el Jefe del Estado siguió
siendo el nombrado por Franco. Esas Cortes crearon una constitución en
la que tuvieron buen cuidado de no tocar el nombramiento hecho por
Franco. Y,para terminar, él nunca juró esa constitución, era el Jefe del
Estado con el título de Rey nombrado por Dios mismo: lo había nombrado
su intermediario: FRANCO, CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS.
Cuando se aprobó la constitución se planteó la necesidad de que Juan
Carlos la jurara, pero él se resistió. "¿Por qué tengo que jurarla?",
dijo. "¿Acaso pretenden Vds. insinuar que no es suficientemente legitimo
el nombramiento que me hizo Franco?", añadió; y nadie se atrevió a
llevarle la contraria. "¿No soy yo, acaso, Jefe del Estado POR LA GRACIA
DE FRANCO que era CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS?!,y todos
siguieron callados. "Pues eso es como si Dios mismo me hubiera elegido;
no necesito más legitimidad", concluyó. Y les retó "¿O es que pretendéis
que sea el pueblo, esa panda de súbditos míos, el que me elija?", y
todos siguieron mudos. "¡Hasta ahí podíamos llegar!", concluyó. Y ya no
se habló más del asunto.
"Es que el hijo del que nombró el Dictador la juró", pueden decir
algunos, víctimas de esta larga cambiada que es la constitución del 78.
¡Claro que la juró!; pero, ¿qué juró?: juró que heredaba de su padre la
legitimidad que tenía, que es la franquista; fue nombrado por las leyes
franquistas; la constitución del 78 emana de ellas; una constitución que
respetó el nombramiento franquista sin tocarle ni un pelo a las
condiciones de su nombramiento; ¡pues bueno era el Jefe del Estado
franquista para permitirlo! Es, pues, una constitución franquista
¡legalmente hablando!, que respetó el derecho franquista que Franco le
otorgó a Juan Carlos I: ser Jefe del Estado sin que el pueblo lo
eligiera. ¡Esa es la(i)legitimidad de origen de FelipeVI.
Para librarse de ese "pecado original" sólo tiene una solución: recibir
el sacramento del bautismo democrático que consiste en ser elegido en
las urnas como Jefe del Estado, compitiendo con otros candidatos, ¡que
los habría!
Eso sería un respeto a la tradición medieval; la tradición secular de la
monarquía electiva en la que al rey lo elegían los que en aquellas
fechas se reconocían como "el asiento de la soberanía”: los nobles. No
podemos olvidarlo que se le decía al Rey de Aragón: "todos somos tanto
como vos, pero todos juntos somos más que vos". Ésa soberanía no la
tiene hoy el pueblo español; no puede elegir o no revalidar
periódicamente el nombramiento del Jefe del Estado. ¡él es el que tiene
la soberanía, está por encima de nosotros y nosotros no tenemos nada más
que hacer que ¡soportarlo!; por eso somos súbditos a los que se nos
engaña dejándonos elegir a los que eligen al Presidente del Gobierno y
con ello nos hacen creer que somos soberanos. ¡Pero qué tonto es el
pueblo español!
Pero el engaño funciona; quizá más de la mitad del país, casi la mitad
vota a partidos nostálgicos del franquismo (PP + VOX), votaría al Rey.
El PSOE jamás se declaró un partido republicano, aunque en sus filas
haya una minoría republicana. Por eso es posible que en un referendum
astutamente engañoso saliera elegido. Pero buenos son los borbones para
andar jugando con fuego. Ellos piensan que "más vale Jefatura del Estado
franquista en mano que una Jefatura del Estado democráticamente
volando".
Alfonso J. Vázquez Vaamonde, afiliado a Unión Republicana y Secretario primero del Ateneo de Madrid.
Fuente → unionrepublicana.es
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