
Se hace preciso recurrir a las palabras del Socialista Luis Gómez Llorente
y su discurso defendiendo la forma de estado republicana en la comisión
constituyente en 1978 por encargo del PSOE, que votó por la República:
"Los socialistas asumen la responsabilidad de replantear todas las instituciones básicas de nuestro sistema político sin excepción, incluso la forma política del Estado y la figura del Jefe del Estado. No creen en el origen divino del Poder, ni en el privilegio por razones de linaje. Ni aceptan la Monarquía como una situación de hecho. Defienden la República: por honradez, por lealtad con su electorado, por las ideas del partido, porque sienten el mandato de los republicanos que no han podido concurrir a las elecciones. Reafirman la forma de gobierno republicana, al ser la más racional y acorde con los principios democráticos. Del principio de la soberanía popular se infiere que toda magistratura deriva del mandato popular; que las magistraturas representativas son fruto de la elección libre, expresa, y por tiempo definido y limitado.”… “Además para un demócrata, ninguna generación puede comprometer la voluntad de las generaciones sucesivas. Los socialistas aspiran a la igualdad y se esfuerzan por compatibilizar la libertad y la igualdad, de ahí sus reparos a la herencia. ¿Cómo no vamos a ser contrarios a que la jefatura del Estado sea hereditaria? Estas ideas no tienen su génesis en el propio pensamiento socialista, sino en el liberalismo radical burgués. Mas los socialistas son republicanos no sólo por razones de índole teórica. Pertenecen, a un partido, que se identifica con la República, no en vano, fue el pilar fundamental en el régimen del 14 de abril de 1931. Fue baluarte de la República, cuando no hubo otra forma de asegurar la soberanía popular, la honestidad política y, en definitiva, el imperio de la ley unido a la eficacia en la gestión"…
Esa es la posición del PSOE a lo largo de su historia y resume muy
bien su alma democrática en unos momentos en los que el 'felipismo'
todavía no ha podido romper sus lazos con la tradición socialista y
republicana, obrera y en favor del reparto de la riqueza. La postura
dinástica que hoy imponen las cúpulas de la escisión felipista del PSOE
nada tiene que ver con el PSOE.
Veamos pues, cuando Pablo Iglesias y sus compañeros
fundan el Partido Obrero que acabará llamándose PSOE, lo hacen desde el
marxismo ortodoxo de Iglesias no socialdemócrata, y desde la lucha por
el socialismo y mientras tanto, la mejora de las condiciones materiales
de vida de la clase obrera. Para Iglesias el partido lucha contra el
capitalismo y la clase burguesa, la iglesia católica, las instituciones
que perpetúan el capitalismo y la explotación e incluso hablan del
estado obrero y/o socialista. Se supone que el socialismo con unos
instrumentos de dirección de clase y una radical igualdad nunca puede
ser dirigido por un rey o instrumentalizado por una monarquía, pues es
una de las instituciones que sostienen la dominación de clase burguesa y
el capital, no igualitaria.
Por otra parte cuando surge el PSOE ya hay partidos republicanos
organizados y el voto popular y obrero (en una pseudodemocracia
canovista y borbónica con voto censitario es decir no voto universal
libre y directo, sino de clase y masculino, impide que mujeres,
braceros, jornaleros, pobres y solteros jóvenes voten, es decir una gran
parte de la clase obrera y clases populares no tienen derecho a voto
que hasta la II República no será universal), es de los partidos
republicanos mayoritariamente. Luego los socialistas deben competir en
las urnas con los republicanos. Pero los republicanos no son socialistas
excepto en el caso de los federales de Pi y Margall que tienen ideas socializantes más o menos desarrolladas y algunos puntos de contacto con el movimiento libertario.
Por otra parte el educador de multitudes Iglesias debe desarrollar
una pedagogía socialista sencilla y contundente e izquierdista y ello le
obliga a diferenciarse de los republicanos y centrarse en lo básico, el
socialismo, pero el socialismo no lo que hoy se entiende por tal por
culpa de personajes como Felipe González o Tony Blair.
A pesar de ello, preguntado por la República el abuelo Iglesias
responde “si estoy en contra del rey del taller como no voy a estar en
contra del rey” es decir, socialismo y monarquía son incompatibles. De
hecho a partir de 1909 se constituye la Conjunción
Republicano-Socialista y esta alianza de republicanos y socialistas se
mantiene durante años y diversas citas electorales y ella permite que el
propio Iglesias sea diputado a Cortes.
Tras un intenso debate el PSOE acepta la república como un paso
adelante. Durante la transición y al objeto de mantener que el PSOE no
es republicano en esencia y así apoyar a Juan Carlos I de forma decidida, el felipismo recurre a Julian Besteiro
pues este nunca fue declarado un ferviente republicano en el sentido
liberal del término, pero ocultan que Besteiro que es un marxista más
moderado que Iglesias a pesar de todo, defiende la dictadura del
proletariado, es decir Besteiro que defiende una dictadura proletaria
democrática y además argumenta que puede ser democrática lo que nunca
pensó es un rey al frente de la dictadura del proletariado. Sería una
contradicción en los términos.
Lo cierto es que cuando el PSOE confirma su total y absoluto
republicanismo es con Indalecio Prieto que representa la opción
socialdemócrata en el PSOE de la época es decir una suerte de socialismo
liberal y por tanto republicano, si bien obrero. El PSOE siempre tuvo
un alma obrerista hasta que llegó el felipismo, que le empujaba más allá
de la reivindicación republicana y por otra parte la combinaba con una
dosis de realismo que le llevaba a buscar por todos los medios la mejora
de la vida de las clases trabajadoras que es conocida también como
“intervencionismo” y tiene en Francisco Largo Caballero
su figura más destacada y Largo por tanto defiende estar siempre en
todo lugar donde se consigan mejoras y de ahí su colaboración con el
Instituto de Reformas Sociales.
Pero cuando la dictadura de Primo de Rivera intenta
perpetuarse mediante unas elecciones parciales y no democráticas para
una cámara muy sui generis todo el PSOE se posiciona en favor de la
República y es en ese sentido un adelantado don Indalecio Prieto con el
inestimable apoyo de Fernando de los Ríos, otro de los grandes republicanos del PSOE avanza con otros republicanos contra la dictadura riverista y un rey Alfonso XIII, militarista y autoritario.
La II República zanja cualquier duda sobre la vocación republicana
del PSOE y como sostiene que la república es un avance. Hay que advertir
que siendo todos republicanos, en la época se diferenciaba entre
socialistas, anarcosindicalistas y republicanos puesto que estos últimos
eran liberales y/o burgueses y las fuerzas obreras no. Es decir los
socialistas defendían la Republica pero luchaban por el socialismo,
querían el reparto de la riqueza y la eliminación de las clases sociales
y la república era un paso modernizador imprescindible, además una
república laica, pero su objetivo no era ese, era el socialismo y por
tanto la superación del capitalismo. Las elecciones democráticas eran
muy importantes, pero su método era la lucha de clases.
Por tanto el “socialismo” monárquico de nuestros días es una
entelequia, pues además de sostener un régimen no igualitario, de origen
“divino” y de casta y cuna, no pretenden el socialismo, defienden el
mercado capitalista a ultranza y no apoyan el reparto de la riqueza,
sino ciertas reformas sociales siempre y cuando no dañen el sistema, es
decir son pro-capitalistas y no socialistas. Por tanto cualquier
parecido con la realidad es la pura usurpación de unas siglas.
Durante la dictadura franquista el PSOE se muestra en ocasiones
dispuesto incluso a apoyar ciertas formas de estado que puedan ser
asimilables con las apetencias de los aliados tras la II Guerra Mundial,
pero siempre exigen un referéndum sobre la forma de estado. Es decir se
acepta por posibilismo frente a la dictadura que pueda haber un rey que
no por ser monárquicos, pero se exige un referéndum democrático sobre
la forma de estado, es decir lo que ahora muchas y muchos exigimos. El
origen de la escisión felipista tiene que ver con además de corregir
errores de apreciación de la dirección caballerista de Llopis
en ciertos aspectos muy concretos, con la aceptación de las reglas del
juego que el departamento de estado de los EE.UU exige al objeto
salvaguardar sus intereses, los de la OTAN y una posición clara en la
guerra fría que con lo que el PSOE era y representaba y sobre todo
alejar de él cualquier sombra de socialismo marxista que era su esencia.
De hecho Felipe González encuentra serias
resistencias en su “trabajo” y debe emplearse a fondo contra los
socialistas y los republicanos del PSOE e incluso pierde el XXVII
Congreso ante ellos, si bien luego con las artimañas de Alfonso Guerra logra reconquistar y dominar el PSOE.
En estos días los socialistas republicanos seamos o no del PSOE hemos de exigir pues una depuración de la monarquía del 78 y su investigación más profunda desde sus raíces franquistas y su imposición por los EE.UU así como exigir tal y como Rodolfo Llopis e Indalecio Prieto hicieron el resto de su vida desde los años cincuenta del siglo XX un plebiscito es decir un referéndum sobre monarquía o república y una proceso constituyente.
En estos días los socialistas republicanos seamos o no del PSOE hemos de exigir pues una depuración de la monarquía del 78 y su investigación más profunda desde sus raíces franquistas y su imposición por los EE.UU así como exigir tal y como Rodolfo Llopis e Indalecio Prieto hicieron el resto de su vida desde los años cincuenta del siglo XX un plebiscito es decir un referéndum sobre monarquía o república y una proceso constituyente.
A esto hay que sumar en la lucha por mejorar las condiciones de vida
de la clase trabajadora la eliminación total de la reforma laboral, la
defensa de los puestos de trabajo, la sanidad y educación públicas de
calidad y laicas y un ingreso garantizado a todas las personas así como
derogar de una vez la ley mordaza. Francisco Largo Caballero cuando
llegó a ministro en la República, lo primero que hizo fue garantizar la
negociación colectiva y garantizar el derecho al trabajo de jornaleras y
jornaleros. Francisco Largo Caballero fue el primer presidente de
gobierno de la historia de España y un gran defensor de los derechos
obreros, su herencia es lo más contrario a las reformas laborales
vigentes. En consecuencia exigir responsabilidades y actuar en
consecuencia con la corona y sus casos de corrupción es tarea propia de
socialistas.
Fuente → diariocritico.com
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