"No pueden elaborar el duelo porque
no ha habido ni cuerpo, ni caja... es como si desaparecieran", es el
titular de una entrevista en ABC en la que se habla del drama de muchas
familias que han perdido a los suyos durante la crisis sanitaria del
COVID-19. La psicóloga explica el proceso cruel y dramático que viven
quienes no pueden despedirse de sus seres queridos y la importancia de
ese proceso para poder rehacer sus vidas.
La derecha ha estado
obsesionada con los ataúdes, los muertos y la tragedia por su carácter
necrófilo. Insistió hasta lograr que se estableciera el duelo nacional y
que el presidente llevara corbata negra. "Hay que honrar a los
muertos", clamaba, porque la derecha solo sabe relacionarse con la
muerte de manera interesada. El dolor importa si puede
patrimonializarlo, el duelo importa si es el de los suyos. Las familias
de las personas fallecidas por el virus merecen toda la comprensión, el
acompañamiento y el apoyo que precisen. Una ceremonia para despedirse,
un lugar donde ir a llorar a sus muertos y el respeto y el cariño de
todos los españoles. ¿Por qué todo eso se les niega a las víctimas del
franquismo? ¿No importa su duelo? ¿No precisan despedirse?
"Ayer enterraban al hermano de mi padre... en soledad. Hablaba con mi
primo anoche y me decía: 'Nunca habría pensado que no pudierais estar
con nosotros'. Pero mucho peor lo tienen aquellos contagiados de los que
su familia ni siquiera ha podido despedirse de ellos". Lo dijo Pablo
Casado en la tribuna del Congreso en el debate sobre la prórroga del
estado de alarma. La importancia de cerrar las heridas sí parece
evidente para el PP cuando se trata de alguna vida humana con la que
puede desgastar al Gobierno y usarla como arma arrojadiza.
El
alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, fue más solemne en su
recuerdo emocionado al recordar la importancia de los monumentos a las
víctimas: "La ética y la estética nos obliga a que el recuerdo de las
víctimas esté siempre con nosotros". Una pena que no tuviera ese
sentimiento moral tan loable cuando el Ayuntamiento de Madrid retiró las
placas con nombres de víctimas del franquismo del Memorial de la
Almudena. ¿Por qué tanta crueldad?
Ni Casado ni Almeida se
acordarán de Ascensión Mendieta, no les importaba demasiado su duelo.
Ella solo quería un lugar para poder llorar a su padre y cerrar el duelo
que le venía acompañando durante 70 años. Lo consiguió muy poco antes
de morir, después de años peleando contra una derecha ultramontana que
consideraba que el duelo de los republicanos es algo innecesario, o que
hay que prolongarlo para que sepan cuál es su lugar en la historia de
España. No importa su dolor, ni que puedan despedirse o saber dónde
están sus fallecidos ni cómo fueron sus últimos momentos. Solo reciben
desprecio y humillación.
Durante esta pandemia ha quedado clara la
importancia de poder despedirse de los seres queridos. La crueldad que
suponía asistir a las últimas horas de alguien amado a través de una
pantalla de móvil sin poder agarrar su mano y acompañarlo hasta el
final. Sin poder llorar en un entierro junto a quienes le querían. Sin
poder mostrar lo que nos hace humanos. Las víctimas del franquismo
seguirán penando para conseguir recuperar los restos de sus fallecidos y
un lugar donde honrar a sus familias y poder salir del duelo. Algo que
tendrían si los hubieran fusilado con virus en vez de balas.
Fuente → eldiario.es
No hay comentarios
Publicar un comentario