
Monarquía e Iglesia son dos instituciones parasitarias que perviven tras muchos siglos de ostentar el poder y ejercer el abuso
contra los pueblos y las sociedades. Ambas instituciones son cómplices y
se retroalimentan. Los reyes son los representantes de dios en la
tierra, dicen; y, de esa manera, se afianza en el inconsciente social y
colectivo la idea de autoridad terrena, que complementa la otra
autoridad, la supuestamente “espiritual”. Esto hace varios siglos podía
tener algún sentido en medio de la ignorancia de las masas, hoy no tiene
ninguno. Es un dislate a superar. Empezando por la monarquía y
siguiendo por la Iglesia, ningún poder nacional ha pensado jamás más que
en sí mismo, decía Ortega y Gasset.
Según algunas fuentes y algunos medios, las comisiones millonarias y supuestamente ilegales
que el rey emérito ha recibido por acuerdos comerciales, la mayoría
relacionados con Arabia Saudita y con el suministro a España de
petróleo, se remontan hasta hace cuatro décadas.
Alguna vez escuché decir a alguien literalmente: “Cada vez
que repostamos gasolina en cualquier gasolinera española, una parte de
lo que pagamos le llega al rey en forma de comisión”. Pero ha
tenido que ser la fiscalía suiza quien, por evidente, decidiera iniciar
una investigación por el ingreso de 100 millones de dólares, de un
donativo del rey Abdula, en una cuenta de una fundación panameña que
tenía como beneficiario al rey emérito. Y por una presunta donación de
65 millones de euros, y por unas supuestas estructuras financieras
gestionadas por varios testaferros para ocultar el dinero real.
Del mismo modo, hace mucho tiempo que en diversos círculos se tiene
conocimiento de los supuestos acuerdos entre el rey emérito con Gao
Ping, supuesto líder de la trama china de fraude y blanqueo de capitales
investigado en el Caso Emperador, según los cuales, resumiendo mucho y
siempre supuestamente, por cada artículo chino que entra en España el
rey emérito cobraba o cobra determinadas comisiones. Lo cual es
gravísimo. Porque esa entrada en España de esos productos chinos sin
aranceles ni trabas de ningún tipo son una de las grandes causas de la
situación crítica de la industria y del comercio españoles.
En los últimos años en ambientes periodísticos también se ha hablado
con cierta frecuencia de la posible y supuesta estrecha relación entre
los delitos del caso Urdangarín con el rey emérito y una posible y
supuesta trama de comisiones ilegales. La verdad es que es muy difícil
creer que un yerno de un rey sea capaz de involucrarse en esas
corrupciones sin las indicaciones o, al menos, el beneplácito de la
familia o de parte de ella. Es, al menos, lo que dicta la lógica o el
más primario sentido común.
Sea como sea, en la prensa española el silencio ha sido la tónica
general y generalizada. Apenas en algunos corrillos y en las palabras de
algún valiente que, sin hablar claro, han dejado caer alguna idea al
respecto, se han tratado estos temas. El respeto a la familia real ha
sido exagerado. Por un lado por la inviolabilidad del rey recogida en el
Artículo 56.3 de la Constitución (“la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad…”,
lo cual me parece un anacronismo antidemocrático y una solemne
barbaridad); y, por otro lado, la monarquía recibe de las instituciones y
de la sociedad española una adhesión y una pleitesía que son absurdas y
además inmerecidas.
Si pensamos un poco, esa inviolabilidad es un verdadero disparate. El rey podría hacer cualquier cosa, cometer cualquier crimen o delito y quedaría absolutamente impune.
Sin embargo, por poner un ejemplo elocuente, a Javier Krahe se le quiso
encarcelar por la letra de una canción. No podemos creer ni decir que
vivimos en democracia cuando nos rodean estos anacronismos heredados y
estas desigualdades tan vergonzosas y tan obscenas. Ningún sistema que
se llame democrático puede admitir que ningún jefe de Estado esté
blindado por una Constitución que le permita llegar a esas cotas de
abuso y de corrupción aunque, sea bien obvio que la monarquía es una
institución corrupta en sí misma.
Es también vergonzoso y realmente difícil de digerir que la fiscalía
española haya asumido la investigación judicial de la trama de
corrupción del rey emérito prácticamente obligada por la fiscalía suiza,
que le investiga por fraude fiscal y blanqueo de comisiones ilegales; y
lo es también que haya que acudir a la prensa extranjera para
informarse sobre cómo marcha la investigación. En la Radio Inter, uno de
los medios radiofónicos públicos más escuchados de Francia, al ex rey
español le dejan en una situación francamente pésima, tratándole de
“corrupto” y “mafioso de película mala”.
En estas circunstancias, Vox, PP y PSOE han bloqueado la comisión de
investigación de las finanzas del rey emérito, y solamente Unidas
Podemos ha defendido y ha apoyado que se realice esa investigación. Otro
motivo más para que los intolerantes y/o los desinformados (que con
tanto bulo de la extrema derecha hay muchos) le tachen a Iglesias de
comunista, terrorista y bolivariano, cuando no de cosas peores. En este
país vivimos. Muchos han dicho en los últimos cuarenta años no ser
monárquicos, sino juancarlistas. Supongo que era falta de información.
¿Cómo estar informado, ser decente y no ser republicano?
Fuente → elplural.com
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