
Lluís Puig continúa en Bruselas en plena
pandemia. Para algunas personas es un fugado de la ley, para otros es un
exiliado como consecuencia de las injerencias de un Estado represor.
Lluís Puig ha sido y es un trabajador incansable de la cultura, siendo
uno de los activos más relevantes en el campo de la música y la danza
tradicional en Cataluña. Llegó a Conseller de Cultura sólo tres meses
antes del referéndum del 1 de Octubre y está en el exilio por lealtad a
los valores republicanos. Contactamos con él con los objetivos de
acercar su situación a los murcianos, visibilizar la virulencia del
Estado y sobre todo, hablar de música.
Hola Lluís, gracias por tu tiempo y por aceptar esta entrevista ¿Cómo es el confinamiento en el exilio?
El confinamiento en el exilio es casi como la normalidad. Llevamos ya
dos años y medio aquí, y desde el exilio hemos reivindicado siempre
poder trabajar de forma telemática. A través de los canales de
comunicación de internet hemos estado presentes en centenares de actos
culturales, en mi caso, en centenares de actividades, de debates
políticos, de conferencias, y en medios de comunicación. Por tanto,
digamos que nuestra vida no ha variado mucho en este confinamiento del
exilio, además, por suerte o no, en Bélgica siempre se nos ha permitido
salir cada día a pasear o a correr, y hacer un poco deporte al aire
libre. Está siendo un confinamiento con salud básicamente, tengo la
suerte de poder estar acompañado de mi esposa y por tanto tengo más
compañía de lo habitual en un exilio. O sea que dispuesto a seguir
luchando contra esta pandemia.
Innumerables catalanes son hijos o nietos de murcianos ¿Qué referencia o vínculo tienes con Murcia?
Mi
referencia con Murcia viene dada básicamente porque yo soy de Terrassa.
En mi ciudad una de las más grandes migraciones que hubo fue de Murcia y
Almería sobre todo, si la memoria no me falla. Yo mismo tengo mi abuela
por parte de madre de Almería y mi mujer es de Málaga. En Cataluña
todos somos de orígenes mestizos, de orígenes mezclados, como pasa en
todo el Mediterráneo, no solo en Cataluña. En todo caso, el hecho de que
seguramente en Cataluña empezó antes la revolución industrial y tuviera
más necesidad de mano de obra, ayudó seguramente a que estas
migraciones internas dentro de la Península Ibérica tuvieran lugar.
Hablemos
de música: glosar, trovar, hacer contrafactum, rapear son 'maneras de
hacer' que han tomado diferentes formas en contextos culturales
diferentes. En Murcia han surgido grandes troveros y también se han
producido trovos colectivos por parte de las obreras dentro de las
fábricas de conserva en la primera mitad del siglo XX, pero no acaba de
enganchar a parte de nuestra juventud. ¿Cómo vivió usted el auge de las corrandes -canto
tradicional improvisado- en Cataluña y por qué crees que muchos jóvenes
se vieron interpelados por esta forma de hacer música?
Yo
creo, si no me equivoco, que quién me habló por primera vez del glosar,
el trovar y de todo esto en Murcia fue precisamente Manuel Luna y su
grupo, la cuadrilla maquilera. El amigo Manuel Luna me contó de esta
tradición en tierras murcianas. En Cataluña se ha vivido muy bien porque
enseguida se hicieron estudios muy serios de cómo esta práctica era una
muy buena herramienta para los Institutos de secundaria, como ayuda
para enriquecer el vocabulario, a trabajar el ritmo, la expresión oral, o
la agilidad mental al improvisar frases con rima o sin rima. Por
tanto, enseguida se conectó las corrandes improvisadas y el
rap, -este juego de dominar palabras y de poder expresarse-, con una
tradición antigua, seguramente tan antigua como en todas las culturas
que tienen sus formas de improvisar, pero además dándole una función
social de actualidad. Esto es lo más importante, no solo para las corrandes,
las glosas y las trovas, sino para todo el folklore, para toda la
tradición. En el momento que el folklore queda cerrado en un museo -en
el sentido de cerrado como en un armario expositor-, empieza a perder su
vida, y ya no tiene ningún sentido. Lo bueno de la tradición y del
folklore es que sea vivo, que se adapte a cada momento.
El etnomusicólogo Jaume Ayats, tras estudiar la fiesta de Sant Antoni en Artà
(Mallorca) llega a un horizonte: se tiene que cantar lo que no puede
ser dicho. Es decir, la identidad, los vínculos sociales, las críticas,
las discrepancias y los sentimientos. Su amigo Valtònyc,
ha transgredido lo tolerable por el poder ¿se hubiera producido la
misma reacción si en vez de rap lo hubiera dicho desde un trovo?
Casi
siempre, la fiesta popular auténtica busca transgredir el poder, sea
monárquico, político, religioso, económico, y esto no solo es con el rap
o con las glosas, sino también con los carnavales y con los bailes de
diablos dónde se habla y se recitan poesías. En muchas manifestaciones
culturales la fiesta es transgresión, en el momento que el poder pierde
la capacidad de entender que ocupar ciertos cargos obliga a estar
expuestos y a recibir críticas sociales, es cuando el poder se convierte
en tiranía. Yo creo que Valtònyc, lo que dijo mientras realizaba el
arte de estar cantando rapeando encima de un escenario, lo hacía desde
la garantía de la libertad de expresión. Cuando un artista está encima
del escenario no es la persona física la que la que dice o hace, sino
que es un personaje de una obra, con un guión que está siendo
interpretando. Yo creo que desde cualquier forma de expresión artística
la ley habría hecho lo mismo que con Valtònyc. Pero en definitiva, lo
que decía Valtònyc sobre la monarquía española se está demostrando cada
día, y se puede observar en la prensa -más en la internacional que en la
española-, como tenía parte de razón.
Uno de los padres
del folklore murciano, Díaz Cassou, en su 'cancionero panocho' excluye
los temas políticos porqué no los encuentran propios del folklore.
¿Hablar de la tradición es hablar de política?
Ya lo
venía diciendo en la anterior pregunta, por descontado, la tradición se
adapta siempre constantemente. Si una viuda joven que no guardaba las
formas se la criticaba o si era el capellán del pueblo que por las
noches hacía mucho ruido en su dormitorio, pues también. Es como si el
alcalde, el alguacil, el jefe del gobierno, el jefe de la monarquía o el
Capitán General del ejército, si hacen cosas que provocan reírse de
ellos, pues es que hay que reírse de ellos. Es que al final en la vida,
la gente tiene que poder expresarse libremente y por eso la tradición
molesta mucho y hay los políticos que han sido siempre un poco tiranos y
han querido desprestigiarla y dejarla aparcada, como si la palabra
folklore fuera un desprestigio, cuando folklore quiere decir sabiduría
del pueblo. Si el pueblo critica un acto, unas declaraciones, una forma
de hacer de los políticos, pues que tomen paciencia porque la libertad
de expresión es esto.
Otro de los propulsores de la
tradición en Murcia, José Martínez Tornel, sí muestra posiciones
políticas en las coplas populares que recoge. Décadas después del
fracaso de las revueltas cantonalistas, en 1892 todavía había coplas que
decían: ¡Cuándo querrá Dios del cielo, que se vayan los rurales, que vayamos a la huerta, a comer higos verdales! Hoy
en día estas expresiones a favor de la primera república son extrañas a
la idea de memoria colectiva que las instituciones han establecido para
los murcianos. ¿Piensas que los motivos por los cuales estáis exiliados
pueden ser olvidados?
Este miedo o esta preocupación la
tenía a los cuatro o cinco meses de estar en el exilio, pensando que
cuando llegara el verano, tras las vacaciones, la gente se habría
olvidado. Llevamos dos años y medio y la gente en Cataluña no se olvida
del exilio, como no puedo olvidar que otra parte del gobierno está en
prisión y no puedo olvidar que nuestra presidenta del Parlament,
escogida democráticamente por el pueblo, está en prisión, además de los
dos Jordis de la ANC y de Òmnium Cultural. Esto no se puede olvidar.
Además hoy en día es difícil que te olviden en el exilio teniendo los
medios de comunicación a nuestro alcance: con el teléfono móvil terminas
una conexión con un pueblo y a los dos minutos estás conectado en otro
sitio, y con el transporte aéreo hasta la llegada de la pandemia- subir y
bajar de Cataluña a Bruselas eran 2 horas de avión. No hay olvido, ya
que la presencia es constante y la legitimidad por la cual marchamos al
exilio sigue siendo tristemente candente. Yo creo que va a costar que se
olvide mientras haya estas circunstancias, además, debemos pensar que
en Cataluña hay centenares de personas que están con querellas
interpuestas por diferentes juzgados. No solo es la prisión y el exilio,
es que hay muchos centenares de personas y sus círculos familiares y
amigos que están sufriendo todavía esta persecución.
En Cataluña, en referencia a las revueltas cantonalistas de Murcia se decía eso de: “Viva Figueras y Salmerón, viva Lo Huerta y Pi Margall, republicanos, l’abajo el rey, viva Lo Huerta, la nueva ley.
¿Piensas que el movimiento rupturista catalán podría ser ejemplo para
las reivindicaciones democratizadoras de los diferentes territorios de
España?
No lo sé, porque no sentimos nuestro movimiento
como rupturista, sentimos que queremos dejar atrás el lastre de un
Estado centralista que no nos ayuda en nada, ni en la cultura, ni en la
lengua por descontado, ni en muchísimas otras cosas de tema social y
medioambiental. Los catalanes tenemos muchas relaciones de amistad, de
familia y de relaciones profesionales en muchos lugares de España, pero
no queremos un Estado que no está por ayudarnos en nada. Desde Cataluña
se ha intentado muchas veces modernizar esta forma de gobernar, cambiar
ese centralismo de Madrid y ha sido siempre un fracaso. En repetidas
ocasiones durante nuestra historia, se ha intentado reformar o aportar
este espíritu federalista o de respeto entre los diferentes pueblos
ibéricos. Yo creo que la gente o una muy buena parte de la gente en
Cataluña está harta y cansada ya. Yo quiero libertad para todos los
pueblos ibéricos y europeos y del mundo, entonces si el camino y el
trabajo que estamos haciendo sirve para que otros pueblos quieran tomar
las decisiones que ellos mismos quieran tomar, pues adelante.
Recientemente la Organización de Naciones Unidas ha reconocido al pueblo
catalán como una minoría nacional, por tanto, las minorías son las que
tienen el derecho a la autodeterminación, dicho por los del Gobierno
central que negaban que antes pudiéramos tener derecho a hacer un
referéndum de autodeterminación. Todo lo que sea libertad para los
pueblos siempre será bueno.
Las juventudes comunistas
abanderaron en Murcia una manifestación pidiendo libertad para los
presos políticos, los exiliados y por el derecho de autodeterminación
tras la sentencia al juicio del procés. ¿Les llegan informaciones de este tipo de protestas que se realizan fuera de Cataluña?
Por
descontado, las informaciones de lo que sucede en Murcia y de lo que
sucede en Galicia y el País Vasco y en Canarias y en Madrid, donde hay
alguna persona todavía en prisión también por manifestarse a favor a
favor de Cataluña y en contra de las sentencias judiciales del proceso
del 1 de Octubre. La suerte de las tecnologías actuales y de los medios
de comunicación libres es que se mueven en las redes y que nos puede
llegar informaciones de todos lados. Así seguí perfectamente todas las
manifestaciones de Murcia en contra de la construcción del AVE para
conseguir que se hiciera subterráneo y la gran victoria que supuso para
el pueblo de Murcia, el cual se manifestó tenazmente días y días,
semanas y semana, hasta conseguirlo. Por tanto, la información hoy en
día no se puede controlar y mantener escondida, es como querer poner
puertas al campo o poner una barrera de arena a las olas del mar. La
información, quieran o no, es libre.
A todos aquellos
interesados en las músicas tradicionales del mediterráneo, no podemos
dejar de recomendar el nuevo canal de youtube que ha abierto Lluís Puig
durante las últimas semanas. Lluís, muchas gracias por la atención,
¡Cuídate!, y como se dice ahora ¡Saldremos adelante!
Un abrazo muy fuerte para todo el pueblo de Murcia y salud, y a seguir trabajando por la paz.
Fuente → eldiario.es
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