
La denominación de “terrorista”, usada por Cayetana contra el padre de Pablo Iglesias Turrión,
vicepresidente del gobierno de España, es el fruto de no haber
condenado al franquismo por parte de la derecha española. La misma
proviene de una transición que significó la entrada del neoliberalismo, permitida por el revisionismo de la izquierda histórica del siglo XX que aceptó la amnistía como la “vuelta a empezar” de una página de la historia de España que aún no se ha cerrado.
Demonizar al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y al padre del vicepresidente de España,
Javier Iglesias sólo demuestra la enorme falta de compromiso con la
democracia instalada en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial, siendo
su pilar más importante el antifascismo. Como lo demuestran la
resistencia italiana del Comité Nacional de Liberación (CNL), integrada
por comunistas italianos, monárquicos, liberales, socialdemócratas y
anarquistas unidos para liberar a su país del fascismo. La resistencia
francesa en París junto con el Batallón de la Nueve (compuesto por
españoles antifranquistas exiliados), que reciben homenajes de Estado el
día de la liberación de París.
Mientras que en España todavía se sigue condenando la historia y la cultura del pueblo
llano, obviando la condena a la dictadura franquista por todas las
fechorías y ataques que llevaron a cabo contra los derechos humanos y la
legalidad republicana, en Alemania la presidenta Angela Merkel,
homenajea a los oficiales alemanes que dieron el fallido golpe de Estado
contra Hitler en la llamada “Operación Valkiría” pactada con el Imperio Británico. ¿Acaso Merkel es una bolivariana que pertenece al crimen político, señora Cayetana?
El FRAP, al igual que muchos otros, con un origen arraigado en la
promoción de la justicia social, el socialismo científico que llevaba al
estudio del marxismo-leninismo, opuesto a los intereses imperialistas
yankees en la península ibérica, y dedicada al combate contra los
crímenes franquistas.
Con héroes y heroínas que muchos aún recuerdan como Cipriano Martos Jiménez,
torturado y posteriormente asesinado por la Guardia Civil el 17 de
septiembre de 1973 a la edad de 30 años. Su crimen fue repartir
propaganda en Reus tras una redada.
Por medio de interrogatorios y del registro del piso, la Guardia
Civil encontró una botella con los productos necesarios para hacer un
Cóctel Molotov, obligándole a ingerirlo, abrasándole por dentro y destrozándolo físicamente. Murió de camino al hospital.
El FRAP no sólo estuvo activo en la lucha armada
apoyado por el Partido del Trabajo de Albania (PTA) y el Partido
Comunista de China (PCCh), también llevó a cabo importantes actividades
populares como recogida de alimentos para los barrios más pobres.
De igual forma denunciaba las guerras que Estados Unidos llevaba a
cabo con la ayuda de la dictadura franquista. El FRAP también tuvo un
papel preponderante entre distintos sindicatos obreros aliados como el O.S.O. (Oposición Sindical y Obrera) en la huelga de los estibadores de Vigo (Galicia) en 1972.
Había dentro de sus filas personas que venían de la legalidad republicana y del Frente Popular como lo era Julio Álvarez del Vayo, militante socialista, representante de España en la Sociedad de Naciones, luego ministro con Largo Caballero y Negrín. A principios de la II República había sido también embajador en México.
Asimismo, personalidades del mundo de la música como Pedro Faura,
cantautor antifascista, antimonárquico y patriota español que en sus
canciones defendió al FRAP, a los trabajadores del campo y del metal.
El PCE y el FRAP tienen una historia complicada y no puedo decir que
con sus actuales posiciones me siente identificado. Sin embargo, en los
momentos más difíciles de la dictadura franquista, cuando se vivía una represión
brutal por parte de los Guardias Civiles, no sólo hay que darles las
gracias, también nos quitarnos el sombrero ante todas las personas que
arriesgaron su vida por defender la España republicana y a sus
milenarios pueblos.
En el País Valencià, el PCE y el FRAP fueron también protagonistas en las luchas
autonómicas y la defensa de la lengua catalana. El FRAP tomó parte en
importantes luchas sindicales y de trabajadores del campo junto a la
Unión Popular del Campo.
Su recuerdo histórico lo posiciona como uno de los más conocidos
partidos marxista-leninistas españoles que enfrentó al franquismo.
Defendía la unidad de los pueblos de España, defendiendo sus lenguas, culturas e historias.
Tanto el PCE como el FRAP se merecen un mayor respeto y reconocimiento mayores que el de los valores inhumanos que se ven últimamente promovidos por la oposición en el barrio de Salamanca.
Fuente → elestado.net
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