España, el reino que abandona españoles
 

España, el reino que abandona españoles:
Iñaki Alrui

De nuevo el Tribunal Supremo vuelve a superarse en el dictado de sentencias rebosantes de INJusticia. Da la impresión de que participa en una carrera para conseguir el despropósito mayor.

Este pasado jueves 4 de junio conocíamos la sentencia (1) de la Sala Primera del Tribunal Supremo en la que considera que las personas nacidas en el Sáhara Occidental antes de 1975 no pueden ser consideradas españolas a efectos de obtener la nacionalidad. Con esta vergonzante sentencia el Tribunal Supremo sigue el camino de abandonar completamente al pueblo saharaui y perpetuar el trueque que realizó el “emérito” Juan Carlos I, en las negociaciones realizadas en 1975, abandonando a los españoles del Sáhara Occidental a cambio del apoyo de EEUU en su coronación (2).

“España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres… No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo.” Declaraciones de Juan Carlos de Borbón el 2 de noviembre de 1975 en El Aaiún

La desmemoria legislativa

Conviene recordar para el desmemoriado estado español que desde 1958 y hasta el abandono del territorio del Sáhara Occidental, hubo una provincia llamada Sáhara Español, que fue la número 53. Con el fin de eludir las directrices de la ONU, en la que la dictadura franquista entró en 1955, en políticas de descolonización, el 10 de enero de 1958 la dictadura española declaró al Sáhara e Ifni como provincias españolas, y así consta en el B.O.E. numero 12, del 14 de enero de 1958 (3). Con esta nueva formulación administrativa, la dictadura eludía cualquier obligación descolonizadora.

En 1961, para seguir eludiendo lo llamamientos de la ONU sobre concesión de la independencia a los pueblos coloniales, la dictadura española prosigue con más legislación a través de la Ley 8/1961, de 19 de abril, sobre organización y régimen jurídico de la Provincia del Sáhara (4).

“El ámbito de aplicación de la presente Ley se circunscribe a la Provincia del Sahara, cuya capital se establece provisionalmente en El Aaiún… La provincia del Sáhara gozará de los derechos de representación en Cortes y demás organismos públicos correspondientes a las provincias españolas…”

Los saharauis tenían DNI, pasaporte español, libro de familia y acceder a la condición de funcionario de la administración pública española. La matrícula de los vehículos de la provincia 53 era “SH”

Súbditos de la marca España

Duele la sentencia, pero no sorprende, el Tribunal Supremo es un juzgado político, no una Corte de Justicia, y actúa como tal a la órdenes de un reino que lleva la marca España como bandera pero solo para negocios y latrocinios varios. Si de verdad hubiese un sentimiento “real” de ser un estado de derecho, este se preocuparía de su ciudadanía, o mejor dicho en este caso, de sus súbditos. Pero la realidad es esta, la que recoge la sentencia tan injusta como española, muy española. El pueblo saharaui sigue abandonado y entregado al sometimiento aniquilador de Mohamed VI. Al fin y al cabo, la palabra “Autodeterminación” en el reino español suena a delito, y la desmemoria es un dictado de intereses impuesto a base de silencios mediáticos y favores económicos. Las personas, l@s ciudadan@s interesan poco o nada, son moneda de cambio.

Y, puestos a buscar en otros reinos e imperios, no estaría nada mal que el reino de España intentara copiar aspectos de la protección que otras casas reales dan a sus súbditos, por ejemplo la de la Gran Bretaña (5).

Este serial de despropósitos patrios españoles, muy españoles, con mucha bandera y muchas más banderas, daría para hacer una buenísima serie televisiva de “Españoles por el Mundo… abandonados a su suerte”. España, España, España, oe, oe, oe…

La esperanza de muchos pueblos y del pueblo saharaui se sigue llamando independencia, autodeterminación, y se resume en ser la República Árabe Saharaui Democrática. ¡Polisario vencerá!

España no me representa.


Fuente → loquesomos.org

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