
El partido de ultraderecha está rompiendo la unidad de la patria, puesto
que España no es una cuestión territorial o de símbolos sino que España
es el pueblo y dividir a la ciudadanía a través del discurso del odio
no es más que rememorar nuevamente el frentismo que dio lugar a la
Guerra Civil.
Vox rompe la unidad de España
José Antonio Gómez
La ultraderecha necesita de la división para poder crecer porque uno de sus planteamientos fundamentales es el de «o con nosotros o contra nosotros», es decir, que van marcando a todos los que no piensan como ellos en la categorías de enemigos.
Para lograr esa división, Vox está aplicando los mismos criterios argumentales que se utilizaron durante los años 30 o durante el franquismo a través de la creación de un escenario de miedo hacia el gobierno de coalición progresista. Para ello, lo mejor y más efectivo es, en primer lugar, aplicar la desafección hacia las autoridades por medio de la aplicación de los principios de propaganda aplicados por todos los regímenes autoritarios, tanto en la Alemania nazi como en la Unión Soviética. Uno de ellos es fundamental y es el de la simplificación del «enemigo» en un solo ente. Ahora es el gobierno, pero ya se está utilizando el mismo léxico que durante el franquismo. Y eso cala entre la gente.
Ya hemos visto cómo el discurso del odio de Vox basado en la ideología está penetrando en la ciudadanía. Estamos escuchando cómo en las manifestaciones ilegales de los barrios ricos de Madrid o de las zonas más privilegiadas de España se llama «escoria comunista» a quienes echan en cara a los manifestantes que no estén respetando las medidas de seguridad. Ese lenguaje es el mismo que utilizaban los falangistas o los dirigentes del franquismo cuando querían descalificar a un gobierno extranjero que criticaba la dictadura.
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Otro de los elementos utilizados por Vox para dividir al pueblo es el de convertir cualquier anécdota en una amenaza para el país o para la ciudadanía. Ahora lo están aplicando en el estado de alarma para poder generar la desafección de los autónomos y de la clase trabajadora contra el gobierno. Esta exageración lo que consigue es que se maximalicen las consecuencias de esta crisis y, utilizando la simplificación, culpar al gobierno de ello.
Vox y sus líderes son muy dados a decir que la unidad de España está en peligro, en primer lugar, por el conflicto político en Cataluña y, en segundo término, por los apoyos que obtuvo Pedro Sánchez en su investidura. Todo ello, unido a su desprecio por el Estado de las Autonomías, es una bomba porque lo que trasciende a la población es que España está en peligro.
Sin embargo, la realidad es que es el propio partido de ultraderecha el que está rompiendo la unidad de la patria, puesto que España no es una cuestión territorial o de símbolos sino que España es el pueblo y dividir a la ciudadanía a través del discurso del odio hacia el que piensa diferente no es más que rememorar nuevamente el frentismo que dio lugar a la Guerra Civil.
Vox está dividiendo para luego, una vez consigan asaltar el poder como ya ocurrió en otros países de nuestro entorno, unificar por la fuerza en torno a su ideología del odio. Ese es el peligro y, por desgracia, parece que van ganando. No lo están haciendo, pero sus aparatos de propaganda hacen que parezca que en España se está produciendo una rebelión que, por cierto, está siendo alentada. Tal vez ha llegado el momento de aplicar a otros los mismos criterios jurídicos que se aplicaron a los políticos independentistas catalanes.
La ultraderecha necesita de la división para poder crecer porque uno de sus planteamientos fundamentales es el de «o con nosotros o contra nosotros», es decir, que van marcando a todos los que no piensan como ellos en la categorías de enemigos.
Para lograr esa división, Vox está aplicando los mismos criterios argumentales que se utilizaron durante los años 30 o durante el franquismo a través de la creación de un escenario de miedo hacia el gobierno de coalición progresista. Para ello, lo mejor y más efectivo es, en primer lugar, aplicar la desafección hacia las autoridades por medio de la aplicación de los principios de propaganda aplicados por todos los regímenes autoritarios, tanto en la Alemania nazi como en la Unión Soviética. Uno de ellos es fundamental y es el de la simplificación del «enemigo» en un solo ente. Ahora es el gobierno, pero ya se está utilizando el mismo léxico que durante el franquismo. Y eso cala entre la gente.
Ya hemos visto cómo el discurso del odio de Vox basado en la ideología está penetrando en la ciudadanía. Estamos escuchando cómo en las manifestaciones ilegales de los barrios ricos de Madrid o de las zonas más privilegiadas de España se llama «escoria comunista» a quienes echan en cara a los manifestantes que no estén respetando las medidas de seguridad. Ese lenguaje es el mismo que utilizaban los falangistas o los dirigentes del franquismo cuando querían descalificar a un gobierno extranjero que criticaba la dictadura.
Otro de los elementos utilizados por Vox para dividir al pueblo es el de convertir cualquier anécdota en una amenaza para el país o para la ciudadanía. Ahora lo están aplicando en el estado de alarma para poder generar la desafección de los autónomos y de la clase trabajadora contra el gobierno. Esta exageración lo que consigue es que se maximalicen las consecuencias de esta crisis y, utilizando la simplificación, culpar al gobierno de ello.
Vox y sus líderes son muy dados a decir que la unidad de España está en peligro, en primer lugar, por el conflicto político en Cataluña y, en segundo término, por los apoyos que obtuvo Pedro Sánchez en su investidura. Todo ello, unido a su desprecio por el Estado de las Autonomías, es una bomba porque lo que trasciende a la población es que España está en peligro.
Sin embargo, la realidad es que es el propio partido de ultraderecha el que está rompiendo la unidad de la patria, puesto que España no es una cuestión territorial o de símbolos sino que España es el pueblo y dividir a la ciudadanía a través del discurso del odio hacia el que piensa diferente no es más que rememorar nuevamente el frentismo que dio lugar a la Guerra Civil.
Vox está dividiendo para luego, una vez consigan asaltar el poder como ya ocurrió en otros países de nuestro entorno, unificar por la fuerza en torno a su ideología del odio. Ese es el peligro y, por desgracia, parece que van ganando. No lo están haciendo, pero sus aparatos de propaganda hacen que parezca que en España se está produciendo una rebelión que, por cierto, está siendo alentada. Tal vez ha llegado el momento de aplicar a otros los mismos criterios jurídicos que se aplicaron a los políticos independentistas catalanes.
Fuente → diario16.com
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